El lunes 6 de enero de 2025, el presidente de Bolivia, Luis Arce, inauguró las celebraciones del bicentenario de la creación de la nación, con un llamado a la unidad, la paz social y la democracia en un contexto de tensiones políticas y sociales. En su discurso, Arce reconoció que los 200 años de independencia encuentran al país sumido en una grave crisis económica, marcada por una inflación anual que ronda el 10%, escasez de bienes básicos, malestar social e incertidumbre política de cara a las elecciones presidenciales de agosto.
Bicentenario en un contexto de crisis económica
Las celebraciones por el bicentenario de Bolivia están marcadas por la crisis económica que atraviesa el país. A pesar de la relevancia histórica del aniversario, las autoridades han anticipado que las conmemoraciones serán austeras debido a las dificultades económicas. Bolivia enfrenta una alta inflación, que afecta directamente el poder adquisitivo de la población, y una escasez de productos básicos que ha incrementado el descontento social.
Luis Arce, desde la ciudad de Sucre, capital histórica del país, expresó que el bicentenario debería ser un «momento de unidad y paz social». Subrayó que el país se enfrenta a un contexto internacional cambiante, en el que Bolivia debe mirar hacia un futuro multipolar, y llamó a resolver las diferencias internas en un marco democrático. «El bicentenario debe ser una oportunidad para la unidad y la paz social», señaló el mandatario boliviano, quien destacó que la situación actual debe servir como impulso para la cohesión nacional.
El presidente Luis Arce en la plaza 25 de Mayo de Sucre. Foto: Carlos Rodríguez/CORREO DELSUR
División interna del Movimiento al Socialismo (MAS)
Uno de los factores que agravan la situación política en Bolivia es la creciente división dentro del partido gobernante, el Movimiento al Socialismo (MAS). A casi dos décadas de su ascenso al poder, el MAS se encuentra dividido, lo que ha afectado su cohesión interna y podría incidir en su desempeño electoral.
El expresidente Evo Morales, fundador del MAS y quien gobernó el país de 2006 a 2016, enfrenta serias acusaciones de abuso de poder y de un caso penal por el supuesto abuso de una menor durante su mandato. Morales ha rechazado las acusaciones y se resiste a ser investigado, refugiándose en su feudo cocalero del Chapare, donde cuenta con el apoyo de sus bases más leales.
A pesar de haber sido inhabilitado por un fallo constitucional que le impide postularse nuevamente a la presidencia, Morales sigue manifestando su intención de regresar a la arena política. Acusa a su sucesor, Luis Arce, de intentar proscribirlo políticamente. De hecho, Morales tiene una orden de detención y una alerta migratoria que le impide salir del país. Su figura sigue siendo polarizante, tanto en el interior del MAS como en la política boliviana en general.
La incertidumbre política de cara a las elecciones de agosto
El llamado a la unidad y la democracia realizado por Luis Arce cobra especial relevancia en el marco de las elecciones presidenciales programadas para el 10 de agosto de 2025. Estas elecciones se dan en un contexto de creciente desconfianza hacia el oficialismo, debido a la crisis económica y las divisiones internas del MAS. Las encuestas de intención de voto muestran que Arce podría tener pocas posibilidades de ser reelegido, especialmente después de la crisis económica que ha afectado al país durante su mandato.
Por primera vez en 20 años, el MAS no es el favorito para ganar las elecciones, según expertos en política boliviana. La falta de un candidato con fuerte apoyo popular dentro del partido y la creciente desafección con el gobierno podrían poner en peligro la continuidad del Movimiento al Socialismo en el poder. Sin embargo, la oposición se encuentra igualmente fragmentada, con varios candidatos de centro y derecha que no logran consolidarse en un solo frente de unidad.
El presidente Luis Arce, en Sucre. | Foto: Comunicación presidencial.
Fragmentación de la oposición en Bolivia
La oposición a Luis Arce y al MAS está dividida, lo que podría beneficiarlo en las elecciones de agosto, si no se logra una candidatura unificada. En los últimos meses, varios políticos de centro y de derecha han manifestado su intención de lanzarse como candidatos, pero no hay consenso sobre quién debe ser el líder opositor. Esta fragmentación podría generar una ventaja para el gobierno, que, aunque debilitado por la crisis económica, sigue teniendo un fuerte aparato político y base de apoyo en sectores populares.
Jimena Costa, exdiputada y analista política, advirtió que, si ninguno de los candidatos obtiene una mayoría clara en las urnas, el nuevo gobierno podría carecer de la fuerza política necesaria para implementar las reformas estructurales que Bolivia necesita con urgencia para salir de la crisis económica. Costa subrayó que la situación actual requiere un gobierno con la «musculatura» suficiente para afrontar los desafíos económicos y sociales que enfrenta el país.
La importancia de la paz social y la unidad
En su mensaje, Luis Arce hizo un llamado a la unidad de los bolivianos, enfatizando que el bicentenario no solo es un momento de conmemoración histórica, sino una oportunidad para superar las tensiones internas que afectan al país. En este sentido, el mandatario destacó la necesidad de trabajar en la construcción de la paz social y en la preservación de la democracia, en un momento en el que la polarización política y la crisis económica parecen desbordar a las instituciones del país.
Si bien la invitación a la unidad y la democracia de Arce parece ser una respuesta a las dificultades internas, la realidad es que la situación política de Bolivia sigue siendo incierta y altamente fragmentada. Las tensiones sociales y la falta de consenso político podrían dificultar los esfuerzos del gobierno para superar la crisis y llevar a cabo las reformas necesarias.