Dentro de muy pocos días es el Ritual de fin de año y ya muchísimas personas se inscribieron lo cual me llena de emoción. El objetivo principal del ritual es guiarlas para que comiencen el 2025 con mucha claridad sobre cómo quieren vivirlo para que así, cada decisión y acción que realicen esté enfocada en aquello que realmente valoran.
Antes de vernos ese día quiero invitarte a reflexionar sobre un pilar clave para permitirte, ¡sí, para permitirte!, crear el 2025 que valoras. Este pilar es el merecimiento.
¿Qué es el merecimiento?
El merecimiento puede definirse como la creencia personal de que una es digna o puede recibir algo positivo, como amor, respeto, éxito, abundancia, felicidad, salud, etc. Es una percepción interna que influye en la capacidad de aceptar y disfrutar los recursos, oportunidades o recompensas que la vida ofrece.
¿Cuáles son las características del merecimiento?
- Es subjetivo: No depende de factores externos, sino de cómo una persona se percibe a sí misma.
- Está ligado a la autoestima: Una alta autoestima suele ir acompañada de un sentido de merecimiento saludable.
- Se aprende y se moldea: Nuestras experiencias de vida, educación y entorno contribuyen a formar nuestras creencias y por lo tanto a creernos merecedoras o no.
Una persona puede sentirse merecedora en un área, como por ejemplo sentirse merecedora de relaciones amorosas saludables, pero no en otra, como de lograr el éxito empresarial.
Por lo tanto, cuando te guíe en el Ritual de Fin de Año, tu manera de conectar con la vida que valoras y lo que quieres crear para tu 2025 va a estar muy muy influenciado por tu grado de merecimiento en cada plano de tu vida. ¿Coincides?
Una persona con un alto sentido de merecimiento cree que tiene derecho a ser feliz y buscar lo mejor para sí misma, sin necesidad de justificarlo sintiéndose mucho más libre de imaginar la vida de sus sueños. Por otro lado, alguien con bajo sentido de merecimiento puede sentir que no es “lo suficientemente buena” para alcanzar sus metas o recibir lo que desea y por lo tanto se va a ver más limitada a soñar.
Si no creemos que merecemos aquello que deseamos, es probable que, sin darnos cuenta, saboteamos nuestras propias metas o no sepamos cómo recibirlas con plena gratitud.
Mi historia con el merecimiento
¿Recuerdas en la columna pasada que te compartí cómo cuando era chica agradecía mucho pero desde la culpa? Bueno, está todo ligado, por detrás había un altísimo sentido de no merecimiento.
¿Cómo se fue construyendo? Por diversos factores como por ejemplo el hecho de que cuando era chica, mi madre solía decirme que “me portara bien”, “que no molestara” y que “siempre agradeciera”. Mi madre creía con todo su ser que era la mejor manera de educarme en buenos modales. Sin embargo, dado que yo era de “tomarme todo a pecho” como ella me decía, lo respete a rajatabla y me porte bien, agradecí e intenté no molestar. Pero mientras lo hacía, sin darme cuenta, fui cada vez dejando de reconocer mis propios deseos, estando más pendiente de los demás y sintiéndome como una carga. Esto me llevó a agradecer desde un lugar de culpa. No agradecía porque realmente me sintiera plena o conectada con la gratitud, sino porque pensaba que no merecía lo que recibía. Agradecía para compensar la gran culpa que sentía.
Este patrón se volvió más evidente mientras crecía. Me costaba mucho pedir ayuda, recibir regalos o aceptar cumplidos. Sentía que tenía que demostrarme perfecta para no ser una molestia para nadie. Sin embargo, como también te conté en la columna anterior, todo cambió cuando a los 18 años leí “El Poder está dentro de Ti” de Louise Hay. Este libro me ayudó a reflexionar profundamente sobre cómo nuestras creencias limitantes moldean nuestra realidad.
Fue un proceso gradual, pero comencé a escucharme más, a priorizarme y, sobre todo, a aceptar que merecía cosas buenas simplemente porque sí y sobre todo por haber sido creada a imagen y semejanza de Dios. Al sentirme cada vez más merecedora me empecé a animar a querer “cosas” que antes no hubiera creído posibles para mí. ¿Ves cómo está todo ligado?
Hoy agradezco desde el corazón, sin culpa, desde un lugar de conexión y plenitud. Hoy agradezco sintiendo un profundo merecimiento y al hacerlo “se multiplican los panes”. Se genera un círculo virtuoso de dar y recibir espectacular. ¡No te imaginas la cantidad que he recibido en los últimos años y también la cantidad que he dado! Un dar y recibir desde lo más simple hasta lo más complejo. Un dar y recibir desde el plano físico, emocional, espiritual y material que cada vez se hace más expansivo.
Entonces, volviendo al Ritual de Fin De año ¿Te das permiso para recibir el 2025 que realmente valoras? ¿En qué áreas te sientes más merecedora y en cuáles menos? ¿Puede esto estar limitando tu “expansión”?
Obsérvate cuando alguien te ofrece ayuda, te elogia por algo o te hace un regalo. ¿Cómo te sientes? ¿Cómo los recibes? ¿Estás cerrando o abriendo las puertas al recibir?
Practica el arte de recibir. La próxima vez que alguien te ofrezca algo, ya sea un elogio o una ayuda, no lo rechaces ni lo minimices. Simplemente di: Gracias y sonríe. Al aceptar, estás honrando el dar de la otra persona y reafirmando tu propio valor.
Y ¿qué tiene que ver todo esto con la inteligencia emocional financiera? Te estarás preguntando. Tiene mucho mucho que ver. El merecimiento, la creencia de que mereces todo lo que más valoras en esta vida es un ingrediente muy importante que forma tu mentalidad y tu actitud hacia la vida y por lo tanto también forma tu mentalidad y tu actitud hacia el dinero. Tu nivel de riqueza, de abundancia y de prosperidad va a ser directamente proporcional a tu nivel de merecimiento en temas de dinero.
Aquí es donde entran el mundo de las emociones y las creencias en relación con el dinero y tu patrón financiero. Las cuales construyen tu personalidad financiera. ¡Todo está conectado! Reconocerlo es el primer paso.
Para ir cerrando:
¿Te sientes merecedora de generar grandes sumas de dinero? ¿Te sientes merecedora de recibir grandes sumas de dinero? ¿Te sientes merecedora de vivir un 2025 próspero y abundante?
¡Sé que te dejó pensando!
Nos vemos el jueves 12 de diciembre en el Ritual de Fin de Año para seguir avanzando hacia la vida que valoras!
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