Su primera elección para fiscal general fracasó de forma espectacular. Su elección para secretario de Defensa está salpicada de escándalos. Sus elecciones para los servicios de inteligencia, sanidad y otros puestos están siendo criticadas. Pero si alguien pensaba que el presidente electo Donald Trump podría estar escarmentado, él no ha tardado en demostrar lo contrario.
Incluso con tantos nombramientos ya criticados, Trump ha redoblado su desafío a la hora de formar su próximo gobierno. En lugar de recurrir a candidatos con más credenciales y respetados, con vías más fáciles de confirmación en el Senado, Trump sigue nombrando rápidamente a más guerreros ideológicos, teóricos de la conspiración y, ahora, incluso a miembros de su familia para ocupar altos cargos en el gobierno.
Lo más sorprendente es su decisión de prescindir del director del FBI, Christopher A. Wray, un veterano de carrera de las fuerzas del orden que él mismo nombró en su primer mandato, y entregar la principal agencia de investigación del país a Kash Patel, quien se autoproclama vengador contra el supuesto “Estado profundo”. Patel, considerado un provocador de primer orden, era visto como una fuerza disruptiva e incluso peligrosa por otros asesores de Trump, quienes pasaron gran parte del último gobierno tratando de mantenerlo alejado de puestos de poder.
Mientras la atención se centraba en Patel, durante el fin de semana Trump también nombró a los suegros de dos de sus hijos para puestos importantes. Anunció que nombraría embajador en Francia a Charles Kushner, padre del marido de Ivanka Trump, Jared Kushner, y delincuente indultado por Trump al final de su último mandato. Y nombró a Massad Boulos, padre del marido de Tiffany Trump, Michael Boulos, asesor principal de la Casa Blanca para asuntos árabes y de Medio Oriente.
La persistencia en promover nombramientos poco convencionales subraya lo decidido que está Trump a rodearse esta vez de seguidores leales en los que pueda confiar para llevar a cabo su agenda, incluida la “retribución” contra sus enemigos percibidos. Trump ha acusado al presidente Biden de utilizar al Departamento de Justicia y al FBI para perseguirlo, aunque no hay pruebas de que Biden estuviera implicado en los casos de los últimos años.
Las polémicas selecciones de Trump representan también una especie de desafío a los republicanos del Senado para ver hasta dónde llegan al oponerse a otros nominados que consideran no cualificados, tras ayudar a torpedear la selección del exrepresentante Matt Gaetz como fiscal general.
“Al insistir en candidatos muy provocadores, escasos de cualificaciones tradicionales pero ricos en lealtad personal y afán de confrontación, parece estar poniendo a prueba deliberadamente la capacidad y la voluntad del Senado de desempeñar su papel constitucional de control del presidente”, dijo Gregg Nunziata, ex asesor jefe de nominaciones de los republicanos del Comité Judicial del Senado.
Al menos algunos senadores republicanos ya se sienten incómodos con las selecciones de Trump de Pete Hegseth para secretario de Defensa, Tulsi Gabbard para directora de Inteligencia Nacional y Robert F. Kennedy Jr. para secretario de Salud y Servicios Humanos. Pero la historia de las confirmaciones en Washington sugiere que pueden centrar la oposición en uno o, como mucho, en un número limitado de candidatos problemáticos de un presidente de su propio partido, especialmente un presidente que castiga a los disidentes.
En cierto modo, Trump parece estar siguiendo una especie de estrategia de enjambre, inundando el Senado con muchas candidaturas polémicas que no pasarían el examen en circunstancias normales y obligando a la mayoría republicana entrante a elegir cuáles bloquear y cuáles dejar pasar, si es que bloquea alguna.
El anuncio de Patel, por ejemplo, se produjo poco después de la revelación de que la propia madre de Hegseth lo acusó en una ocasión de “comportamiento abusivo“ hacia las mujeres en un airado correo electrónico del que ahora dice arrepentirse e insiste en que no era cierto. Hegseth ha sido acusado por separado de violar a una mujer en 2017, lo que él niega rotundamente.
En ese contexto, es posible que los senadores republicanos tengan pocas ganas de preocuparse, por ejemplo, por enviar a Kushner a París, a pesar del nepotismo y de su declaración de culpabilidad en 2004 por evadir impuestos, tomar represalias contra un testigo y mentir a la Comisión de Elecciones Federales. A Trump le encantaba quejarse de la “Familia del Crimen Biden”, pero Biden nunca dio puestos en el gobierno a miembros de su familia, y mucho menos a quien era de hecho un delincuente convicto.
Trump ha elegido a Charles Kushner, suegro de su hija Ivanka, como embajador en Francia. John Minchillo/Associated Press
Kushner, promotor inmobiliario, estuvo dos años tras las rejas antes de ser puesto en libertad en 2006 y posteriormente fue indultado por Trump, para quien recaudó dinero durante la última campaña. Si se confirma su nombramiento, Kushner sería el primer estadounidense en pasar de una litera en la prisión federal de Montgomery, en Alabama, al Hôtel de Pontalba, la fastuosa residencia de 5500 metros cuadrados del embajador en París.
El pararrayos entre las últimas selecciones de Trump es, sin duda, Patel, un exasesor del Congreso de 44 años que se incorporó al gobierno de Trump, rebotó de un puesto a otro y ha sido un firme defensor del presidente electo en los cuatro años transcurridos desde que dejó el cargo. Pocas personas en el primer mandato de Trump suscitaron tanta enemistad visceral entre sus colegas como Patel, a quien se consideraba un intrigante y un ejecutor de la lealtad que iba de un lado a otro en el gobierno.
Sabiendo que la confirmación podría ser difícil, algunos asesores de Trump esperaban que Patel fuera nombrado subdirector del FBI, cargo que no requiere la aprobación del Senado. Al desechar esa idea y decidir proponer a Patel para el cargo de director, Trump indicó su afán por desafiar a Washington en lugar de someterse a él.
“Kash está totalmente no calificado para este cargo. Es la definición de diccionario de un adulador”, dijo Charles M. Kupperman, que fue viceconsejero de Seguridad Nacional y estuvo entre quienes impidieron que Patel se convirtiera en lo que él llamaba un “comisario” de la Casa Blanca. “Nombrar a Kash director del FBI es la declaración definitiva de Trump de que su segundo mandato estará impulsado por la retribución. Y es un grave insulto a los ciudadanos”.
Patel ha acusado al FBI de conspirar contra Trump y ha prometido que, si él estuviera al mando, “cerraría el edificio Hoover del FBI el primer día y lo reabriría al día siguiente como museo del Estado profundo.” Hizo eco de las mentiras de Trump sobre el fraude electoral en 2020 y prometió que “vamos a perseguir a la gente de los medios de comunicación que mintió sobre los ciudadanos estadounidenses, que ayudó a Joe Biden a amañar las elecciones presidenciales: vamos a ir contra ustedes”. En otro momento, dijo: “Voy a emprender una cacería de gángsters del gobierno en Washington, DC, por nuestro gran presidente”.
También ha promocionado suplementos dietéticos y productos que pretenden invertir los efectos negativos de la vacuna Covid-19. En un momento dado se acogió a la Quinta Enmienda para evitar declarar en el caso de los documentos clasificados contra Trump, lo que podría convertirlo en el primer director del FBI que se ha acogido a su derecho a no autoinculparse antes de aceptar el cargo.
Patel se ha hecho eco de las mentiras de Trump sobre el fraude electoral en 2020 y ha prometido que “vamos a perseguir a la gente de los medios de comunicación que mintió sobre los ciudadanos estadounidenses”. Haiyun Jiang para The New York Times
“La elección de Patel por parte de Trump es un enorme pulgar en el ojo del Departamento de Justicia, del FBI y del Senado”, dijo Michael R. Bromwich, quien fue inspector general del Departamento de Justicia durante la presidencia de Bill Clinton. “Patel no respeta al FBI y es cautivo de ridículas teorías conspirativas. No es un candidato serio y debería tener dificultades para ser confirmado”.
Ese pulgar en el ojo es lo que atrae a Trump y a sus partidarios. El hecho de que el presidente electo esté presionando a favor de candidatos que molestan a los tradicionalistas de Washington es parte del atractivo para muchos seguidores, una indicación de que está cumpliendo sus promesas de sacudir una capital supuestamente corrupta y elitista.
Algunos de los más firmes partidarios republicanos de Trump en el Senado apoyaron a Patel en los programas de entrevistas del domingo.
“Kash Patel es un candidato muy fuerte para enfrentarse a la corrupción partidista en el FBI”, dijo el senador Ted Cruz, republicano por Texas, en el programa “Face the Nation” de la CBS.
La senadora Martha Blackburn, republicana por Tennessee y miembro del Comité Judicial, dijo que Patel tenía una “formación muy completa” y que lo apoyaría. “El pueblo estadounidense quiere que se confirmen los nombramientos del presidente Trump”, dijo en el programa “Sunday Morning Futures” de Fox News.
El vicepresidente electo JD Vance salió en defensa de Patel después de que John R. Bolton, un exasesor de seguridad nacional de Trump que ha roto con el presidente electo, dijera que “Trump ha nombrado a Kash Patel para que sea su Lavrenty Beria”, en referencia al jefe de la policía secreta de Stalin en la Unión Soviética. “John Bolton se ha equivocado en todo”, escribió Vance en internet, “así que supongo que Kash debe de ser bastante genial”.
La decisión de instalar a Patel en el FBI va en contra de los esfuerzos por aislar a la oficina de la política partidista desde el escándalo Watergate. El Congreso decidió que el director del FBI debía servir durante un mandato de 10 años, y no ser sustituido por cada nuevo presidente, específicamente para evitar la interferencia de la Casa Blanca en las investigaciones criminales.
Trump ya violó esa tradición una vez, cuando despidió al director del FBI, James B. Comey, en 2017, tras enfadarse por la investigación de la agencia sobre los vínculos entre su campaña y Rusia durante la campaña electoral de 2016. Sustituyó a Comey por Wray, un exfiscal republicano muy respetado, pero se frustró con el nuevo director por resistirse a las presiones para politizar la agencia.
Biden se mantuvo fiel a la tradición al mantener a Wray durante los cuatro años de su gobierno, a pesar de que el director había sido nombrado por su predecesor y rival. A Wray le quedan casi tres años de mandato, por lo que para sustituirlo Trump tendría que despedirlo u obligarlo a renunciar.
Para despejar el camino a la nominación de Patel, Trump tendría que despedir u obligar a renunciar al actual director del FBI, Christopher A. Wray, a quien nombró en 2017 durante su primer gobierno. Tom Brenner para The New York Times
“Desde la década de 1970, el Departamento de Justicia y el FBI habían trabajado duro para crear y mantener una cultura de independencia investigativa libre de la influencia política de la Casa Blanca”, dijo Douglas M. Charles, historiador del FBI en Penn State y autor o editor de varios libros sobre el buró. “Por eso tenemos un mandato de 10 años para el director. Si Trump consigue su elección para fiscal general y a Patel como director del FBI, todo eso se verá amenazado”.
Trump se está asegurando de entregar todos los poderes de enjuiciamiento del gobierno a sus seguidores leales. Después de que Gaetz se viera obligado a retirar su candidatura, Trump nombró a Pam Bondi, la ex fiscal general de Florida quien fue su abogada defensora en uno de sus juicios de impugnación y que ha repetido como un loro sus falsas afirmaciones sobre las elecciones de 2020. También ha designado a tres de sus abogados defensores en causas penales para ocupar altos cargos en el Departamento de Justicia.
El impacto acumulativo de todo ello podría transformar el sistema judicial del país, dijo Charles. “Bondi podría alterar las directrices de investigación y Patel podría cumplir fácilmente las órdenes de Trump”, dijo. “¿Qué les detendría? ¿Acatarían ciegamente los funcionarios y agentes del FBI? Solo un Congreso resistente podría impedirlo con los poderes de confirmación del Senado y el poder de la bolsa”.