Ante las promesas de Donald Trump de aplicar deportaciones masivas, la presidenta Claudia Sheinbaum declaró que su gobierno tiene un plan para recibir a los connacionales.
Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, la política migratoria vuelve a ser un tema central en la relación entre México y Estados Unidos. Ante las promesas del mandatario electo de realizar la mayor operación de deportación en la historia de Estados Unidos, la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que México está preparado para recibir a los compatriotas deportados, afirmando que su gobierno cuenta con un plan para enfrentar esta situación.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, habla durante una rueda de prensa este viernes, en Palacio Nacional en Ciudad de México (México). EFE/ Mario Guzmán
El plan de México ante las deportaciones masivas
Durante su conferencia matutina del 22 de noviembre, Sheinbaum declaró que su administración buscará colaboración con el gobierno de Trump sin caer en subordinación. Además, enfatizó que su enfoque se basará en el diálogo de alto nivel y la coordinación para evitar que los mexicanos sean deportados injustamente. “Nuestros connacionales benefician la economía de Estados Unidos”, afirmó.
Sheinbaum también adelantó que presentará una estrategia con un enfoque humanístico para abordar las causas de la migración, destacando la necesidad de no tratar a los migrantes como criminales.
Tensión en el sur de México
Mientras tanto, dos caravanas migrantes enfrentan dificultades en su camino hacia Estados Unidos. En Chiapas, integrantes denunciaron bloqueos y acoso por parte de la Guardia Nacional, lo que contradice el discurso humanitario promovido por Sheinbaum. Inmigrantes como Ana Amador, de Venezuela, y Alex Daniel, de Honduras, relataron experiencias de maltrato por parte de las autoridades mexicanas.
Un escenario de incertidumbre
Migrantes permanecen este lunes, en el municipio de Tapachula en el estado de Chiapas (México). EFE/Juan Manuel Blanco
La llegada de Trump genera temor entre los inmigrantes, quienes enfrentan posibles violaciones a sus derechos humanos. México, por su parte, se enfrenta al reto de equilibrar la defensa de los migrantes con las presiones políticas y económicas de su vecino del norte.