El huracán Rafael llegó a Cuba el miércoles por la tarde, sumiendo a la isla en un apagón justo antes de tocar tierra como una poderosa tormenta de categoría 3 en la provincia occidental cubana de Artemisa. La tormenta se desplazó por la isla con lluvias excesivas, vientos sostenidos cercanos a los 185 kilómetros por hora y ráfagas superiores, así como con la amenaza de marejadas ciclónicas e inundaciones repentinas.
La tormenta no podía llegar en peor momento para Cuba, que lleva meses luchando por mantener sus luces encendidas y ha sufrido recientemente varios apagones en todo el país. Justo antes de la llegada de Rafael se produjo otro, cuando el gobierno anunció que los fuertes vientos habían dejado sin electricidad a toda la isla.
El huracán Oscar causó la muerte de al menos ocho personas a finales del mes pasado en un país conocido por su excelente preparación ante las catástrofes, pero donde un apagón antes de la tormenta hizo casi imposible que la gente siguiera las advertencias relacionadas con el huracán por radio o televisión.
Antes de la llegada de Rafael, Cuba declaró alerta de huracán en las provincias de Villa Clara, Sancti Spíritus, Cienfuegos, Matanzas, Mayabeque, La Habana, Artemisa y la Isla de la Juventud. El gobierno también se apresuró a posicionar los suministros, ya afectados por una grave escasez de alimentos y gas. En Pinar del Río, al oeste de Cuba, se iban a distribuir 200 toneladas de arroz, pero las autoridades advirtieron que las condiciones meteorológicas podrían frustrar las entregas. Con más de dos decenas de estaciones de bombeo fuera de servicio o evacuadas, las autoridades dijeron que lo que más les preocupaba era el suministro de agua.
Las operaciones en varios aeropuertos de Cuba fueron suspendidas hasta el mediodía del jueves, dijo la Corporación de la Aviación Cubana. El Departamento de Estado también ha advertido a los viajeros que aplacen sus viajes a Cuba. “Prepárense para refugiarse en el lugar hasta que pase la tormenta y se reabran los servicios”, dijo.