Vivir sin un amor verdadero sí es posible, no solamente por no encontrar a ese hombre como te lo imaginaste. Si no, que en partes la mujer es la culpable por no haber comprendido al marido por falta de madurez, y quiere seguir mimada como lo hicieron sus padres.
Les cuento esta historia de alguien que conocí, y que lleva tres divorcios a cuestas. Ella dice que ha tenido mala suerte y que no hubo acoplamiento con ninguno de ellos. Según esta mujer, todos les fallaron. Yo siempre he pensado que cuando hay más de un divorcio, no siempre es culpa del hombre, es de la mujer.
En algunas ocasiones, esto tiene que ver con los padres. Porque a las hijas, desde pequeñas, las hacen sentir que son el centro del universo, no refuerzan un comportamiento positivo, al contrario, les disculpan toda conducta negativa. Tampoco les ponen límites y ceden ante los caprichos y berrinches. De hecho, puede ser perjudicial para el desarrollo de estas, y las convierten no solo en niñas caprichosas, inconformistas y sin habilidades sociales. De adultas son incapaces de comportarse como tal, sino que siguen con la actitud de querer ser la primera en todo, solo por capricho. En la edad adulta, las consecuencias de haberlo tenido todo durante los primeros años, pueden ser incluso peores que en la infancia, con serios problemas relacionales y una salud emocional pobre y difícil, además con actitud de reina.
Lógicamente los padres creen que hacen lo correcto, e incluso con las mejores intenciones, pero, no se dan cuenta del mal que le hacen a sus hijas.
Cuando la mujer llega a la adultez, se enamora, se casa y es aquí cuando se encuentra con una realidad desconocida, porque ya no están mamita y papito que le aguantaban todos sus malcriadeces y rabietas. En este caso de la mujer en cuestión, esto es lo que le pasa, quiere que su hombre la trate como muñequita de porcelana y que le cumplan todos sus caprichos. Según oí decir una vez, y como gran cosa, que ella no le aguanta a ningún hombre insultos ni malos tratos que, por esta razón, mejor se decide por el divorcio. Claro, no se da cuenta que es ella la que hostiga y corre a los maridos con esa actitud de alteza.
Estas mujeres en esta situación, no se acoplan a una vida diferente como es un matrimonio, y siguen con sus caprichitos de niña mimada. Es aquí cuando comienzan a tener serios problemas y lo más fácil para estas mujeres es el divorcio, como ya lo dije. Esta mujer, no acepta un NO, ni un consejo amable; porque solo quiere con esa actitud conseguir siempre lo que quiere, no son capaces de entender que hay otros puntos de vista diferentes a los suyos, y no dan oportunidad al marido de arreglar las cosas.
Además de egoístas mimadas, son personas que no les gusta compartir, son desafiantes por lo que nunca aceptan un “no” por respuesta ni hacen nada que se les pida. Aún más, siempre se ponen a la defensiva y se vuelven agresivas. Son mujeres por lo general intolerantes, que no quieren seguir las normas del matrimonio e ignoran al marido cuando éste le llama la atención por su actitud.
Son desafiantes y no quieren hacer nunca lo que se les pide, y siempre llevan la contraria. Si el marido le propone algo de hacer o compartir, esto se convierte en un drama y conflicto, del que ellos siempre salen mal parados.
Y, para terminar, a la mujer de este cuento, nada le satisface porque es mimada e insoportable, y no valora nada. Es insatisfecha, no hay hombre que le ajuste, sigue teniendo ese comportamiento de gran dama, lo que la convierte en una persona tremendamente infeliz.
Ella sigue soltera. Según ha dicho que no volverá a casarse. Claro, dónde podría encontrar a un hombre que le aguante todas sus actitudes de reina fracasada. Además, dice que, si le sale alguien, será cada cual, en su casa, viéndose solo cuando le dé la gana, que tampoco será sirvienta de nadie.