La realidad existe, aunque muchos lo niegan o distorsionan. Hay que conocerla y transformarla efectivamente para superar los problemas que nos aquejan actualmente. Por eso hemos de estar vigilantes para que no nos den “gato por liebre” distorsionando la realidad, con informaciones y percepciones falsas o tendenciosas, tenemos que estar atentos y ser objetivos porque en ocasiones simplemente queremos creer por creer y cerramos los ojos a la realidad dándole la espalda a la situación objetiva.
Mujeres y hombres, estemos vigilantes, seamos seres humanos responsables, porque lo que estamos por determinar no solo es nuestro propio futuro sino el de nuestros hijos, nietos, bisnietos y tataranietos; no es solo en México sino en el mundo entero. Está en juego el futuro de la humanidad de todo el siglo XXI.
En México estamos iniciando un proceso de transformación que desde hace décadas es muy necesario, hay avances y éstos dan satisfacciones, pero consideremos que la ruta apenas ha comenzado y deberá culminar con la solución profunda de los problemas y el empoderamiento del pueblo.
Veamos las problemáticas que atraviesa México, no como simples defectos, podemos encontrar veinte anomalías, pensar que son elementos aislados, circunstanciales o marginales, pero estemos vigilantes y seamos serios. Estos problemas que nos aquejan son características profundas del sistema de vida actual, sistema que aún sigue vigente, pues no ha cambiado estructuralmente a pesar de mejoras y coloca a nuestra gente en una situación muy delicada.
El mundo y nuestro país atraviesa situaciones difíciles para los pueblos y para la naturaleza, causados por el capitalismo neoliberal y la globalización, enfrentamos grandes retos que nos llaman a la acción en búsqueda de soluciones. Estamos en una situación de transición, ya que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no termina de nacer. El viejo mundo está en descomposición y decadencia, pero sus golpes aún son demoledores, por eso, la vida nos mueve a luchar por la transformación para lograr dar un salto de calidad hacia una nueva vida y alcanzar la armonía entre las personas, entre los intereses colectivos y generales, además de lograr una relación de respeto con la naturaleza.
La primera cuestión es darnos cuenta que la transformación, no solo es necesaria, es a todas luces posible. La humanidad ha superado cada una de las crisis de su existencia, es una sobreviviente cabal a través de los milenios, en particular en México hemos logrado salir adelante en cada etapa crítica de nuestra historia y así será en el futuro. El potencial de los seres humanos es inconmensurable, por ejemplo, en nuestro país somos una población de 131 millones, con un 5% que tome conciencia se van a movilizar a decenas de millones, para crear la sociedad nueva que garantice plenamente sus derechos a todos y todas, ésto solo se logrará tomando grandes decisiones que afecten a los poderosos intereses, lo que implica que el pueblo unido y organizado decida, que tome el mando para implementar todas las medidas necesarias para satisfacer las necesidades de todos y lograr la justicia.
Esta lucha lleva a humanizarnos, la vida nos enseña a aprender a ser humanos y ocupar los cinco sentidos, ponernos “la antena” para avanzar pasando de una situación a otra, hasta lograr el objetivo.
Necesitamos pensar por nosotros mismos, indagar, investigar, descubrir, no entregar nuestro poder a ojos cerrados, sino unirlo al colectivo para que por nosotros mismos y la sociedad a la que pertenecemos, alcancemos una vida plena en armonía, en paz, en la que se garanticen nuestros derechos. Para ello es preciso poner toda nuestra energía en movimiento y alcanzar nuestro máximo potencial, que proviene de la experiencia actual ligada a nuestra cultura ancestral.
Debemos asumir la responsabilidad de nuestra propia vida, también de la vida de los demás, la responsabilidad de la vida nacional, y también de la humanidad entera, así como la de la madre tierra.
Nuestra vida como personas cobra gran sentido cuando acompañamos e impulsamos el movimiento de cambios, de transformación, de futuro. En el proceso de transformación en curso, nos acompaña el espíritu de todas y todos los que han luchado dejándonos un legado combativo, dándonos el impulso que nos llevará a la victoria.
La vida sigue, la humanidad continúa, hay futuro, esto es un hecho para quien ve y constata la realidad y está seguro de todas las potencialidades de las personas, que son infinitas. Para que tú tengas seguridad es necesario que pienses, evalúes las cosas, no bajo el bombardeo permanente de noticias falsas, escándalos y distracciones de los medios, redes, mensajes, que son herencias del viejo mundo que cree dominarlo todo, queriendo atiborrarnos con una lluvia de información negativa para que, aturdidos, no pensemos y decaiga nuestra moral.
Debemos pensar por nosotros mismos y llevar nuestro pensamiento a la acción. Hay quien se atreve a decir “soy fiel seguidor de”, “soy fiel escucha” esto es irracional, tenemos que llegar nosotros mismos, por nuestro propio razonamiento, a nuestras conclusiones y actuando en colectivo a las conclusiones que nos lleven a la organización y la acción, por todas y todos. En la lucha revolucionaria el “seguir a un líder” ha sido garantía de la autodestrucción de la organización, debido a la nociva pasividad que genera.
Por eso cada quien tiene que investigar y definir qué piensa, decidir qué investigar, qué aprender y cómo actuar. No repetir lo que los medios, redes o el “gurú” que “sí sabe” nos dicta. Existen personas que cierran los ojos y la mente, se convierten en seguidores de la propaganda mediática, del líder religioso, político, o familiar; y hasta buscan ser los “mejores seguidores”, así renuncian a su esencia humana a su ser pensante y social, para sufrir la mediatización de sus capacidades.
Sí debe existir organización y dirección, pero sobre la base de un colectivo pensante y activo. Hay leyes universales, hay leyes de la vida que solo se conocen viviendo y experimentando. No basta “creer” sino que hay que saber. Hemos de entrenar nuestro espíritu y nuestra mente por la acción y para la acción, e ir comprendiendo, porque no podemos aceptar lo que no comprendemos. Y no podemos comprender lo que no experimentamos.
La experiencia indica que solo la acción lleva a la comprensión. Puedes creer, pero lo que se necesita es estar seguros, y se puede estarlo solo si estamos informados, analizando, pensando y actuando. Si “creemos algo hoy”” podemos creer otra cosa mañana o el año que entra; pero si estamos seguros estaremos en la misma ruta toda la vida, no por una “creencia” sino por una seguridad que nos da la experiencia y la vivencia que nos conduce a tener total certeza del camino que queremos recorrer para lograr la profunda transformación de la sociedad y la liberación nacional y social.
Si estás seguro tienes rumbo, responsabilidad y respeto. Y sólo estás seguro si confías en el colectivo, en la humanidad, si no lo haces, no tendrás seguridad, responsabilidad, ni respeto por las personas, el colectivo de seres humanos o la naturaleza. La vida sigue y tú lo sabes bien, el tema es qué papel te autoasignas en esa vida.
Solo experimentando puedes conocer y sin conocimiento no hay consciencia. Sin acción no hay consciencia y no basta con participar hay que participar conscientemente. No basta con estar en el colectivo, como manada que sigue a un pastor, hay que estar conscientemente, participar activa y responsablemente.
Todas las personas somos hermanas, tenemos los mismos derechos sin ninguna diferencia entre nosotros. Como seres humanos debemos vivir nuestras propias experiencias. Pensar atenta y detenidamente, reflexionar. Hace falta primero salir de la situación actual en la que nos quieren ignorantes, que renunciemos a pensar, que no seamos libres de hacerlo, que creamos que no tiene sentido el hacerlo. Nos dicen “está sucediendo lo impensable”, se va a acabar el mundo por el cambio climático, la guerra nuclear, los grupos criminales, con ello buscan aturdirnos, para que creamos que no hay salidas y que nos resignemos a “vivir el minuto” y no pensar en el pasado y el futuro. Buscan desmoralizarnos, paralizarnos, dejarnos pasmados para hacer prevalecer los intereses de los más poderosos.
Sin embargo, es claro que como seres humanos podemos enfrentar las circunstancias. Tenemos libre albedrío y conforme pensamos, decidimos y experimentamos en la acción, desarrollamos nuestra consciencia. Tenemos que investigar, indagar, sacar conclusiones y desarrollar nuestras ideas en la práctica. Entrenémonos y preparémonos a tener nuestra propia agenda personal y colectiva en consonancia con la agenda del pueblo y dar prioridad a impulsarla en nuestra vida cotidiana.
Siempre hay otra manera de vivir la realidad y encontrar auténticas verdades para saber con certeza que es posible arreglar el mundo que nos rodea, y ser parte del cambio para hacer de esta época la mejor de la humanidad, porque somos conscientes de que sí podemos y que hay un futuro. Así estaremos en condiciones de asumir la responsabilidad de nuestra vida y de nuestro futuro.
Como seres humanos, la acción colectiva es fundamental, nuestra responsabilidad va ligada a la responsabilidad de otras, otros, de un colectivo para organizarnos y desarrollar las acciones. Debemos estar en capacidad de establecer relaciones libres y voluntarias para llegar a acuerdos. Una vez tomado un acuerdo es cuestión personal y colectiva cumplirlo plenamente. Solo así avanza la organización.
Cada quien debe pensar cuáles son los temas de verdad importantes. Centrarnos en ellos, ver los problemas de fondo y no dejarnos distraer por los problemas artificiales que se fabrican para luego presentar soluciones mágicas. Es fundamental no aceptar lo inaceptable, las sistemáticas violaciones a los derechos que se implementan gradualmente para que nos acostumbremos. No aceptemos eso, por ello es importante no diferir ni postergar y asumir la responsabilidad inmediata, podemos y debemos comprender, desde ya, las cosas importantes, ponernos de pie y actuar.
Para avanzar debemos partir de nuestro punto de vista y de nuestros intereses, partir de una posición de tomar ventaja, en el sentido de colocarnos en la óptica de lo que favorece al pueblo, a sus intereses, a nuestra causa y no dejarnos atrapar por la narrativa de los opresores, de que no hay salida posible. Solo pensando y actuando, uniéndonos y organizándonos, lograremos construir un futuro de derechos, paz, justicia y bienestar en esta tierra. Ese futuro hay que crearlo. ¡Sí se puede! ¡Sí podemos!