La ONG Human Rights Watch (HRW) ha acusado a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) de perpetrar crímenes de guerra por sus ataques contra instalaciones y personal médicos en Líbano, dentro de una ofensiva que «está devastando el ya frágil sistema sanitario» y poniendo en riesgo tanto a trabajadores como a los civiles que precisan de estos servicios.
En el último año, los ataques israelíes han provocado la muerte de 163 empleados del sistema sanitario y de emergencias, con daños en más de 150 ambulancias y medio centenar de hospitales, según el Ministerio de Sanidad libanés. HRW ha constatado que al menos tres de los últimos ataques, perpetrados a principios de octubre en Beirut y el sur de Líbano, son susceptibles de ser investigados por crímenes de guerra.
«Los trabajadores médicos deberían estar protegidos», ha reclamado el investigador de HRW Ramzi Kaiss, que también ha instado a la comunidad internacional a tomar medidas para «prevenir nuevas atrocidades». Entre las ideas planteadas, ha propuesto «suspender la venta de armas y la asistencia militar a Israel», un mensaje que también lanzó la ONG tras la intensificación de la ofensiva en la Franja de Gaza.
HRW ha reclamado la apertura de una investigación internacional liderada por la ONU sobre la situación de Líbano y del norte de Israel, con vistas a recabar información y determinar si, como parece, alguna de las partes ha violado el Derecho Internacional y es necesario que rinda cuentas.
El Gobierno israelí ha acusado al partido-milicia Hezbolá de servirse de ambulancias y hospitales para ocultar armas, pero HRW no ha encontrado pruebas de ello en los tres bombardeos examinados, correspondientes al 3 y al 4 de octubre, y por tanto concluye que no cabía justificación militar alguna para lanzar estos ataques «ilegales».