Cientos de migrantes que tienen una cita confirmada en la frontera con Estados Unidos a través de la aplicación de CBP One, saturan las oficinas del Instituto Nacional de Migración en Tapachula para que les otorgue un permiso de salida y llegar a tiempo al norte del país.
O incluso para que sean trasladados directamente por parte del INM a través de los autobuses habilitados como parte del “corredor emergente de movilidad segura”, puesto en marcha desde finales de agosto.
Los extranjeros hacen largas filas desde horas de la madrugada para alcanzar los pocos turnos que ofrece la autoridad migratoria en sus oficinas de regularización al sur de la ciudad.
“Tengo mi cita el 14 de noviembre y quiero llegar antes por cualquier imprevisto, llevo aquí una semana intentando que me den el salvoconducto” dijo la cubana Vanessa Ventura.
La mujer que viaja con su esposo y un niño de 12 años, contó que salió de su país por la falta de oportunidades y en busca de una mejor vida para su familia.
“Allá en Cuba el dinero no alcanza para nada, y lo que es peor aunque tengas dinero no puedes comprar cosas porque hay escasez. La isla está en ruinas”, agregó.
Desde finales de agosto el gobierno de Estados Unidos amplió a Chiapas y Tabasco la posibilidad para que los migrantes inicien trámite de asilo a través de la aplicación de CBP One, antes de esa fecha solo podían hacerlo desde la Ciudad de México y en los estados del norte del país.
Organizaciones consideran que la medida no ha ayudado a generar condiciones de migración regular y segura, sino que pretende mantener a los migrantes en la frontera sur de México porque pocos son lo que obtienen la cita.