Estados Unidos ofreció una millonaria recompensa por información sobre un atentado a un avión en Panamá que dejó 21 muertes en 1994, atribuido al grupo chiita libanés Hezbolá, informó este martes (29.10.2024) la Embajada estadounidense.
Washington «ofrece una recompensa de hasta 5 millones de dólares a cambio información que lleve al arresto o condena, en cualquier país y de cualquier individuo involucrado» en «el atentado terrorista del 19 de julio de 1994», dijo la Embajada de EE. UU. en un comunicado.
Un avión de la línea Alas Chiricanas que despegó del aeropuerto de la provincia caribeña de Colón explotó en el aire con 21 personas a bordo, en su mayoría empresarios, miembros de la comunidad judía panameña. Todos sus ocupantes, entre ellos tres estadounidenses, fallecieron. Un pasajero llamado Ali Hawa Jamal, quien también murió en la explosión, fue identificado como el sospechoso que introdujo una bomba en el avión, que volaba hacia la Ciudad de Panamá.
«Hezbolá fue responsable del atentado», aseguró la Embajada de EE. UU. en su nota, sin explicar por qué ahora Washington ofrece esta recompensa, en momentos en que el grupo ha sido duramente golpeado por Israel.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) sospecha que el atentado de Panamá fue realizado por el mismo grupo que un día antes puso una bomba en la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires, donde murieron 85 personas.
«Un grupo que se hace llamar Ansar Allah, que el Gobierno de los Estados Unidos ha determinado ser un alias de Hezbolá, emitió un comunicado desde Líbano unos días después, reivindicando la autoría de ambos atentados», afirma la nota.
Las autoridades panameñas han esbozado dos teorías: una que podría tratarse de un ajuste de cuentas del narcotráfico y otra que se trató de un ataque antisemita. Por este caso, en Panamá no ha habido juicio, pues con la muerte de Jamal se cerró la acción penal.
En 2018, el caso tomó otro impulso tras unas declaraciones del entonces presidente panameño, Juan Carlos Varela, quien pidió reabrir las investigaciones por una información obtenida durante una visita oficial a Israel. Según Varela, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, le comunicó que el servicio de inteligencia de su país confirmó que la caída del avión había sido un atentado de Hezbolá.