Sabrina Friday escaneó con la mirada la sala de Mother’s Nest, una organización de la ciudad de Macon que ofrece artículos para bebés, capacitación, comida y alojamiento a madres necesitadas, y preguntó cuántas pensaban votar. De las 30 personas presentes, en su mayoría mujeres, seis levantaron la mano.
Friday, directora ejecutiva de la organización, explicó que intenta hacer hincapié en el deber cívico, una propuesta a menudo difícil dadas las circunstancias de sus clientes.
“Cuando una madre vive en un cuarto de hotel y hay seis o siete personas en dos camas y sus hijos tienen hambre y acaba de quedarse sin su coche, no quiere escuchar demasiado sobre las elecciones”, apuntó Friday. “Quiere saber cómo puedes ayudar”.
Macon es la ciudad más grande del condado de Bibb, donde la mayoría de los residentes son negros y uno de cada cuatro habitantes vive en la pobreza. Cuando Joe Biden accedió a la presidencia hace cuatro años, prometió abordar la persistente brecha en la equidad racial, y en pocos lugares la obstinación de ese reto tiene tanta importancia política como en este estado, que podría decantar las elecciones presidenciales.
Situado a unos 130 kilómetros (80 millas) al sur de Atlanta, el condado de Bibb es el tipo de lugar donde la vicepresidenta Kamala Harris necesitaría ampliar su margen para derrotar a Donald Trump en las elecciones de este año, una estrategia que ayudó a Biden a ganar el estado hace cuatro años al prometer mejorar la situación de los estadounidenses negros. No será fácil: el condado de Bibb nunca recuperó todos los puestos de trabajo perdidos durante la pandemia, y los datos del Departamento de Trabajo muestran que tenía más empleos en 2019 bajo Trump que ahora.
Trump considera que tiene una oportunidad con los votantes negros, en particular con los hombres. Pero él y Harris tienen una cosa en común: cada uno tendrá dificultades para persuadir a las personas que normalmente no participan en las elecciones. Más de 47.000 personas en el condado de Bibb eran elegibles para votar en 2020 y no lo hicieron, una cifra aproximadamente cuatro veces mayor que el margen de victoria de Biden en todo el estado. Los votantes elegibles se definen como residentes legales que tienen 18 años o más, según las cifras del Censo.
El gobierno de Biden-Harris puede afirmar que ha abordado tres de las cuatro crisis que se comprometió a solucionar. La pandemia remitió en gran medida hace tres años, la economía ha mejorado y existe un compromiso real de varios cientos de miles de millones de dólares federales para hacer frente al cambio climático. Pero la desigualdad racial –según las mediciones de la Reserva Federal– ha empeorado.
En Mother’s Nest, Linda Solomon, de 58 años, dijo que ella y su hija no van a votar “porque nada cambia” sea quien sea el que ocupe la Casa Blanca. “¿Por qué vas a votar si nadie hace nada?”.
Aunque Harris ha cautivado a los votantes negros de Atlanta y sus alrededores, con su electorado más rico y mejor educado, las entrevistas en el condado de Bibb sugieren que los votantes que viven en circunstancias mucho peores no se sienten motivados por el carácter histórico de su candidatura. Los demócratas ganaron el condado por un margen de 2-1 en 2020, y los republicanos están cada vez más seguros de que pueden erosionar la ventaja histórica de los demócratas de ganar aproximadamente el 90% de todos los votos negros.
Janiyah Thomas, directora de medios negros de la campaña de Trump, dijo en un intercambio de correos electrónicos que “los votantes negros de las zonas rurales de Estados Unidos tienen la clave del futuro de Estados Unidos, y el presidente Trump es el único candidato que ha demostrado que puede ofrecer resultados reales”.
Thomas dijo que el desempleo negro alcanzó mínimos históricos durante el primer mandato de Trump, aunque finalmente alcanzó un mínimo histórico del 4,8% en abril de 2023 con Biden. Pero la tasa de desempleo negro está ahora en el 5,6%, más de dos puntos porcentuales por encima de la tasa de desempleo de los trabajadores blancos y más alta que la tasa de los trabajadores asiáticos e hispanos.
Thomas dijo que los esfuerzos para conseguir el voto se centran en los votantes que presentan una tendencia a votar más baja, y añadió que están utilizando métodos tradicionales de prospección electoral, así como TikTok y grupos externos. Estimó que estos esfuerzos llegarán a 15 millones de puertas en todos los campos de batalla.
La campaña de Harris confía en su personal sobre el terreno. Tiene seis personas en su oficina de Macon y ha estado haciendo campaña en toda la región, incluidas las zonas rurales y de bajos ingresos. La campaña cree que los votantes de ingresos más bajos reciben la mayor parte de sus noticias e información en dispositivos móviles y pueden ser alcanzados por su campaña publicitaria digital de 200 millones de dólares.
En su campaña, Harris se ha enfocado en la clase media y ha ofrecido planes para pequeñas empresas y compradores de viviendas.
En lugares como Macon, eso podría resultar una operación difícil. Los clientes de Mother’s Nest no son propietarios de negocios o compradores de viviendas a corto plazo, e incluso el plan de Harris de enfrentarse a las cadenas de supermercados por los precios abusivos no resuena en una población que vive enfrentando carencias alimentarias.
Las perspectivas de estos electores coinciden con las de otros votantes negros registrados. Tienen una opinión abrumadoramente positiva de Harris, pero sólo la mitad de ellos cree que el resultado de estas elecciones presidenciales tendrá “mucho” o “bastante” impacto en ellos personalmente, según una encuesta reciente del AP-NORC Center for Public Affairs Research.
Pero las zonas no urbanas de Georgia son sólo una parte del rompecabezas electoral. La situación es muy distinta en Atlanta y sus suburbios, ricos en votos, donde tanto Harris como Trump despiertan un gran entusiasmo, aunque a menudo dividido por razas.
Una fiesta para ver el debate presidencial atrajo a decenas de residentes acomodados a Buckhead Art & Company, en un barrio adinerado de la parte alta de la ciudad. Muchos de las decenas de asistentes, incluida la propietaria y anfitriona, Karimah McFarlane, formaban parte de la red de graduados de la Universidad Howard. La fiesta contó con una mesa redonda en la que se instó a los asistentes a centrar sus esfuerzos en conseguir que los jóvenes negros votaran. Lo primero que encontraron todos los invitados fue la mesa de inscripción de votantes, con información sobre el sistema de Georgia y los distintos plazos.
McFarlane explicó que Atlanta ha atraído a pequeños empresarios y a otras personas por su ambiente favorable a los negocios. Lo que puede resultar menos agradable es el sistema de votación, ya que algunos recién llegados no saben cómo votar por correo.
Al otro lado de la ciudad, el Spelman College organizó una campaña de registro de votantes dirigida a los que votaban por primera vez. Organizado por los miembros de la hermandad de Harris, Alpha Kappa Alpha, y sus hermanos de Alpha Phi Alpha de Morehouse College, el evento comenzó a atraer a posibles votantes una hora antes de que comenzara el registro. En su punto álgido, decenas de estudiantes se agolpaban en las mesas instaladas en el exterior del centro de estudiantes y la librería. Las organizaciones no podían hacer campaña ni apoyar a Harris, pero los estudiantes hablaron libremente.
Caleb Cage, de 21 años, estudiante de religión en Morehouse, dijo que había visto aumentar el entusiasmo por la vicepresidenta “especialmente entre la gente de mi grupo demográfico específico, los jóvenes”. Cage vota por correo en Maryland, su estado natal.
Dijo que había oído hablar de jóvenes negros que llevaban su apoyo a Trump y su respuesta fue recordar lo que significa el voto. “Para reiterar los sentimientos de nuestro hermano de Morehouse, el senador Raphael Warnock, un voto es una oración por el mundo futuro que quieres ver. Eso es extremadamente importante para los jóvenes”.
Pero, incluso en el campus de una universidad históricamente negra, había conciencia de que los mensajes que están vigorizando a los estudiantes universitarios podrían no llegar a otros. Elise Sampson, de 20 años, estudiante de ciencias políticas en Spelman y miembro de la hermandad que copatrocina la campaña de inscripción, dijo que las disparidades económicas deben formar parte de los debates.
“Se trata de una cuestión de accesibilidad”, afirmó. “Cuando la gente no se siente escuchada ni representada, es difícil querer participar en un sistema político que no te escucha ni te representa”.
Malcolm Patterson, un estudiante de finanzas de 21 años de Marietta, Georgia, que estudia en Morehouse, estuvo en el evento para apoyar la actividad, y añadió que ya estaba inscrito.
“Estas son mis primeras elecciones presidenciales”, dijo Patterson. “Es importante que votemos sobre el futuro que esperamos ver”, afirmó.
Los votantes pobres son cifras ocultas en las elecciones
Incluso con el número récord de papeletas emitidas en 2020, más de 75 millones de personas con derecho a voto no votaron, según un estudio del Centro para la Democracia Inclusiva de la Universidad del Sur de California.
AP VoteCast, una encuesta realizada tanto a votantes como a no-votantes, mostró que los no-votantes en 2020 tendían a ser más pobres, más jóvenes, con menos estudios, solteros y pertenecientes a minorías. Los datos, recogidos por el AP-NORC Center for Public Affairs Research, también revelaron que entre los votantes de 2020, el 15% declaró haber tenido unos ingresos familiares inferiores a 25.000 dólares el año anterior, en comparación con aproximadamente 3 de cada 10 no votantes. Si se comparan estas características con una población de 27 millones de adultos que viven por debajo del umbral de la pobreza, según el censo, las cifras sugieren que las personas que se encuentran en los peldaños más bajos de la escala económica probablemente constituyan un subconjunto significativo de todos los no votantes.
Georgia fue un improbable hervidero de agitación electoral
En 2020, la participación de las personas con derecho a voto en Georgia fue del 66,3%, casi igual a la cifra nacional del 66,8%, según el Centro para la Democracia Inclusiva. La participación más baja se registró entre los votantes negros y latinos.
La legislatura, controlada por los republicanos, ha buscado cambios destinados a reparar las quejas alimentadas por las falsas afirmaciones de Trump sobre fraude electoral en 2020. (Trump se enfrenta a cargos criminales en el estado por sus acciones dirigidas a anular el resultado). Eso incluye exigir un recuento manual de todas las papeletas emitidas, aunque un juez de Georgia lo ha bloqueado al menos por ahora. Otro cambio requiere que los votantes sin hogar utilicen la dirección de la oficina de registro de votantes del condado en lugar de donde viven, lo que podría aumentar las cifras de no votantes empobrecidos.
Un microcosmos demográfico y censal
La mayoría de los más de 150.000 habitantes del condado de Bibb pertenecen a minorías y más del 60% son solteros. Cuatro de cada 10 son menores de 30 años y casi la mitad tienen estudios de secundaria o menos. La tasa de pobreza supera el 25%, más del doble de las medias estatal y nacional.
En entrevistas con docenas de madres solteras, abuelas y algunos hombres, quedó claro que las campañas no abordan sus problemas.
Solomon vino a Mother’s Nest con su hijo e hija mayores y sus nietos. Ninguno de ellos vota, dijo. Su hijo no puede por tener antecedentes penales, pero ella y su hija no lo harán porque “si no tienes nada, nadie tiene tiempo para ti, seas blanco o negro. Si eres pobre, eres pobre y no tienen tiempo”.
Friday, que abrió el centro en 2022, hace comentarios sobre el voto y por qué es importante, no sólo a nivel nacional sino también local, donde se deciden asuntos que afectan directamente a las familias.
“Te sorprendería saber que muchas de ellas no quieren votar porque se han dado por vencidas”, señaló.
La doctora Tiffany Hall realizó una consulta odontológica y conoció de primera mano los problemas de los asistentes, como el hecho de que la mayoría no puede recibir atención odontológica preventiva hasta que los problemas se convierten en urgencias.
Tynesha Haslem, de 36 años, escuchaba atentamente. En una entrevista, dijo que recordaba haber votado –cree que durante una de las elecciones de Barack Obama–, pero que votar no ha sido una prioridad en una vida “horrible”.
Se ha quedado sin el coche que tenía a principios de año y ella y sus hijos pasan las noches en un hotel. Ahora no está registrada para votar pero, aunque quisiera, no está claro que pudiera hacerlo debido a una condena por delito grave en su historial de 2016 por agredir a un exnovio. Su principal prioridad es conseguir un trabajo “ojalá en el servicio al cliente”, dijo.
Los no votantes tienen necesidades básicas y urgentes que las campañas no abordan
Los coches empezaron a alinearse, a lo largo de más de un kilómetro y medio, cerca de la Unionville Missionary Baptist Church para una entrega de alimentos y ropa. La primera oleada de gente llegó en un flujo constante durante una hora, recogiendo alimentos enlatados y otros productos empaquetados la noche anterior por los miembros de la iglesia.
Levita Carter, de 55 años, es una de las integrantes de la iglesia y también profesora en el sistema escolar. “Nuestros niños vienen a la escuela hambrientos”, dijo. “No tienen comida suficiente. No tienen ropa suficiente”.
Su mensaje a las personas que acuden a las despensas de alimentos y a Mother’s Nest: “Nuestro voto cuenta aquí. Tenemos que empezar poco a poco en nuestra ciudad y nuestro lugar y poner a personas aquí mismo que puedan influir en el cambio antes incluso de llegar a votar para presidente”.