Con la llegada del verano en Argentina, y el consecuente aumento del calor y las posibilidades de que se extiendan los incendios en el país, vecinos se movilizan ante una importante reducción en fondos clave para proteger bosques.
Por ejemplo, en Córdoba colaboran con bomberos llevando a las llamas bidones con litros y litros de agua, en épocas de sequía, entre otras actividades.
No deberían ser sinónimos, pues la propagación del fuego es evitable, pero esta época ya es conocida como la temporada de incendios. Durante septiembre, solamente en esa provincia del centro de Argentina el fuego arrasó con miles de hectáreas: 69.000 en lo que va de 2024, una superficie superior a tres veces la Ciudad de Buenos Aires. En 2023, ya se habían quemado 40.000 hectáreas en esa misma localidad, según datos recopilados por la Defensoría del Pueblo de la Nación.
Se lanzan contra el fuego
Desde donde viven Cintia Cruz y Ariel Barranca, en medio del monte en San Esteban, en el Valle de Punilla, se podía ver cómo avanzaba el fuego. Ante esto, dieron aviso a las autoridades, pero la ayuda oficial llegó demasiado tarde. Dos días después del comienzo de los incendios, las llamas alcanzaron su casa y las de otros vecinos.
Ante esto, decidieron, como tantos otros, sumarse a la lucha del cuerpo de bomberos local. Con mangueras, bidones y una camioneta, intentaron ayudar a apagar los principales focos de incendio. No llegaron a llevarse demasiadas cosas; en su camioneta tenían bidones de agua de 200 litros para apagar el fuego que encontraban en el camino. “En un momento agarré ropa y dije: Esto me lo tengo que llevar. Lo saqué del placar (armario), lo apoyé sobre la cama y, escuchando el crepitar de las llamas, fue darme vuelta y salir con un balde a mojar algo”, dice Barranca.
Cuando el fuego estuvo demasiado cerca de sus casas, Cruz y Barranca se fueron. Ayudaron a otros vecinos a evacuar la zona y dejaron sus cosas detrás.
Hoy, en el lugar donde vivían solo hay cenizas y restos de lo que alguna vez fue su hogar. Gracias al trabajo de los brigadistas y las lluvias se lograron extinguir los focos activos, pero la zona sigue en emergencia: octubre y noviembre son dos de los meses más secos del año.
Los vecinos, convertidos en activistas ambientales, están en coordinación con la Brigada Forestal Colibrí, una iniciativa que lleva años colaborando con los bomberos y realizando otras actividades como compartir información en grupos de WhatsApp y otras redes sociales; organizar talleres y asambleas deliberativas y convocar a jornadas de reforestación. Todos comparten la preocupación por las insuficientes políticas de prevención de incendios.
Según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego, el 95% de los incendios son provocados por actividad humana, por lo que es fundamental la prevención y no únicamente la respuesta posterior.
Repliegue de recursos públicos
Durante los incendios en Córdoba, el presidente Javier Milei sobrevoló la zona junto con el ministro de Defensa, Luis Petri, y la secretaria general de la presidencia, su hermana Karina Milei.
Este gesto contrasta con la respuesta presupuestaria para la emergencia. Mientras el Congreso declaraba la emergencia ambiental, económica y habitacional por 180 días en esa provincia, el gobierno publicaba un decreto en el boletín oficial que disolvió el Fondo Fiduciario para la Protección Ambiental de los Bosques Nativos, que establecía los presupuestos mínimos para el enriquecimiento, la restauración, conservación, aprovechamiento y manejo sostenible de estos ecosistemas.
Desde el gobierno explicaron que la disolución de dicho fondo es en respuesta a “deficiencias en los registros utilizados que dificultan el seguimiento de las actuaciones y falencias que afectan a los Ordenamientos Territoriales de Bosques Nativos originalmente aprobados. – Y que también responde a un – déficit de capacidad institucional y logística de las jurisdicciones para informar y evidenciar la efectiva aplicación de los fondos, junto con la inexistencia de informes de gestión, estadísticas e indicadores y la inexistencia de un Manual Operativo“.
Según datos oficiales analizados por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, el presupuesto de la Subsecretaría de Ambiente y la Administración de Parques Nacionales ha caído más del 40% en el primer semestre de 2024, por efecto de la inflación y la falta de ampliaciones compensatorias. Dentro de esta Subsecretaría está el Servicio Nacional de Manejo del Fuego, encargado de la prevención y el combate de los incendios.
Del mismo informe de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales se desprende que el proyecto de Ley de Presupuesto 2025 asigna $28.603 millones para prevenir y proteger al ambiente de los incendios, menos del 0,025% del total y que la participación de la Subsecretaría de Ambiente representará apenas un 0,066% del total del Presupuesto, “una caída que va del 12,25% al 25% si se considera la inflación del Presupuesto 2025 y la estimada por el Relevamiento de Expectativas del Mercado para 2025“.
Tras darse a conocer esto, Octavio Pérez Pardo renunció como director de Bosques de la Subsecretaría de Ambiente de la Nación, en una carta donde explicó que la disolución de dicho fondo no permitiría la correcta implementación de la ley de protección de los bosques nativos.
Las llamas en la casa de Cintia Cruz y Ariel Barranca se extinguieron. Donde estaba su cocina, su comedor y su parque solo hay cenizas. Ellos esperan poder reconstruir parte de lo que se llevó el fuego, pero saben que no va a ser fácil. Están preparados para volver a levantar las paredes, pero los árboles, las plantas y el monte verde van a tardar años, quizás décadas en volver a crecer.