Hace 49 años un grupo de jóvenes con poca experiencia, limitado presupuesto y por el que nadie apostaba cambió la historia de Estados Unidos con ‘Saturday Night Live’ (SNL). Mucho se sabe de su éxito en la televisión, pero ¿qué pasó en los 90 minutos antes de su estreno?
‘Saturday Night’ llega este viernes a los cines para destapar lo que sucedió en ese momento, tras las escenas de un 11 de octubre de 1975 a falta de una hora y media para la primera retransmisión en directo de un formato que se acabó convirtiendo de forma inesperada en un hito de la pequeña pantalla.
Ya en su 50 temporada, SNL se consolida como uno de los programas más longevos de televisión de EE.UU., un prestigio que bebe de sus atrevidos sketchs, en los que se tratan temas de actualidad política y social con toques de parodia y humor.
¿Qué es SNL? es, de hecho, la pregunta que se trata de responder a lo largo de la película, mientras los contratiempos van desdibujando la idea original del programa y el tiempo aprieta en su contra.
En un reparto coral protagonizado por Gabriel LaBelle, quien da vida al legendario al productor ejecutivo Lorne Michaels; Rachel Sennott como Rosie Shuster; Cory Michael Smith (Chevy Chase), Ella Hunt (Gilda Radner) y Dylan O’Brien (Dan Aykroyd), la cinta reconstruye los hechos de aquel día a partir de los recuerdos del elenco original.
Para ello, el director del filme, Jason Reitman, se propuso la titánica tarea de entrevistar a todas las personas «que estuvieran vivas y en el edificio esa noche», indica en una entrevista con EFE.
«Reunimos todas sus historias y creamos este gran tablero para hacer un seguimiento de cada pequeña cosa que sucedió, y luego tratamos de comprimirlo hasta que todo cupiera en 90 minutos», agrega.
Caos, estrés, ritmo, adrenalina, ¡y acción!
Fuego en el plató, llamadas de «los de arriba», atrezo que se rompe, actores que se marchan a poco de comenzar la función, ensayos que no salen, gritos, desesperación y la adrenalina propia de la televisión se apoderaron del momento y fue uno de los principales desafíos a plasmar en la gran pantalla.
Crear escenas de desorden y caos en el cine, donde los movimientos deben estar sincronizados con la cámara, «se convierte en una especie de película de baile», explica el director.
«Se trata de coreografiar y de enseñar a los actores los movimientos y dónde deben estar. Y una vez que saben cómo y dónde estar y cómo jugar con la cámara pueden ser salvajes y permitir que el caos se apropie de la actuación», precisa.
Para Sennott, el ritmo y la energía que transmite la película le recuerdan «al teatro, el stand up o algo en vivo que es muy impredecible y emocionante», dice a EFE.
Cultura popular de Estados Unidos
Reitman tuvo la oportunidad de trabajar como guionista invitado para el programa. «Fue una de las mejores semanas de mi vida, pude escribir un sketch, sentarme en la mesa, leerlo y ver cómo se retransmitía en vivo», recuerda con una sonrisa en la boca.
Tan pronto como pisó los estudios, ubicados en el octavo piso del edificio Comcast de Nueva York, y sintió toda una vorágine de emociones, supo que quería encontrar «una manera de hacer una película que capturara eso», añade.
SNL «es el origen de toda la cultura de comedia que tenemos hoy en el mundo occidental», por lo que formar parte de una película que lo refleje ha supuesto «una de las experiencias creativas más satisfactorias», dice a EFE LaBelle.
La cinta une así a dos generaciones divididas entre los que recuerdan el impacto que supuso el programa y quienes han escuchado hablar de lo que significó para aquella época.
Para una generación como la de Sennott, de 29 años, «incluso si no creciste o creciste viendo un elenco diferente (al original) o lo que sea, es genial dar un paso atrás y ver dónde comenzó todo. Y luego, si no sabes nada sobre SNL, está genial porque así se aprende sobre ella», asevera la actriz.
«Es una experiencia divertida si conoces a todos los actores que estuvieron en SNL y te gustan las trivialidades, pero es más importante la idea de que todos sepan cómo es montar algún tipo de espectáculo», sentencia Reitman.