La campaña del expresidente Donald Trump quiere que su candidato hable más de política, pero el lunes por la noche todo giraba en torno a la música.
Trump se encontraba en Oaks, Pennsylvania, para celebrar el tipo de acto que sus asesores esperan que mantenga al expresidente hablando tanto de sus posiciones políticas como de las de su oponente, la vicepresidenta, Kamala Harris. Pero la velada tomó rápidamente un giro extraño después de que dos asistentes al mitin tuvieran problemas médicos.
En lugar de continuar después de que los paramédicos asistieran a las dos personas, Trump dio instrucciones a su personal para que se limitara a poner música de una lista de reproducción que él mismo ha confeccionado y que es famoso por poner a menudo durante las cenas en su mansión de Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida.
“¿Quién demonios quiere oír preguntas?”, dijo Trump en un acto en el que el objetivo era responder a las preguntas del público. “¿Verdad?”, agregó.
Lo que siguió fueron más de 30 minutos en los que Trump se balanceó en el escenario y de vez en cuando hizo su conocido baile a dos manos con algunas de sus melodías favoritas, habló con la anfitriona del evento, la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, y de vez en cuando interactuó con los asistentes que estaban sentados detrás del escenario.
“Este es el servicio religioso más raro en el que he estado”, le dijo a NBC News un votante que asistía por primera vez a un evento de este tipo y que no dio su nombre para hablar sobre la parte musical del acto, que abrió con el Ave María.
En general, los partidarios de Trump que asistieron indicaron que disfrutaron del momento y lo vieron como una oportunidad para conectar con su candidato preferido a la presidencia.
“Me encantó”, comentó Jay Bauer, que asistió desde el condado de Montgomery. «Me sentí como si estuviera sentado en una habitación con él. Solo con él. Podría haber estado aquí otra hora, otras dos horas. Fue estupendo pasar tiempo con el presidente», añadió.
La esposa de Bauer, Janice Bauer, aseveró que esperaba que “aceptara más preguntas”, pero su opinión sobre Trump no ha cambiado.
“Pensé que hablaría más tiempo”, aceptó. “Sin embargo, seguiré votando por él. Creo que es un candidato muy bueno. El concierto estuvo genial”.
El poco ortodoxo evento no sólo se produjo a pocas semanas de la jornada electoral en el clave estado indeciso de Pennsylvania, sino que también se produjo en un momento en que los demócratas han tratado de dirigir cada vez más la atención hacia la agudeza mental de Trump y la aptitud del hombre de 78 años para servir como presidente.
“Los votantes están empezando a sintonizar, y objetivamente están viendo a un Trump disminuido, uno que divaga durante horas y horas. No tiene sentido, se congela durante 30 minutos y obliga a la gente a escuchar su lista de reproducción de Spotify. Es extraño y suscita cada vez más preocupación entre los votantes”, afirmó un asesor de campaña de Harris que también trabajó anteriormente para el presidente, Joe Biden.
Durante el fin de semana, Harris publicó un resumen de su historial médico, aprovechando el momento para insinuar que Trump no estaba a la altura porque hasta ahora se ha negado a publicar el suyo.
“Hay que preguntarse, ¿tienen miedo de que la gente vea que es demasiado débil e inestable para liderar Estados Unidos?”, indicó. “¿Es eso lo que está pasando?”.
Harris pareció redoblar ese sentimiento después del evento de Trump, escribiendo en redes sociales: “Espero que esté bien”, dijo en una publicación de su campaña que señalaba que Trump parecía “perdido, confuso y congelado en el escenario”.
Las dudas sobre la agudeza mental de Biden, especialmente tras su desastrosa actuación en el debate de junio, acabaron por apartar al candidato de 81 años de la disputa. Los demócratas intentan ahora dar la vuelta a la narrativa con Trump, que sería la persona de más edad elegida presidente si gana en noviembre.
El senador Brian Schatz, demócrata por Hawaii, adoptó un enfoque más directo, calificando el incidente de “nada pequeño”.
“Demuestra que está cada vez más alejado de la realidad”, publicó Schatz. “Todo el mundo sabe que si Biden o Harris hicieran eso sería un caos mediático. No está bien, y ya no se puede ignorar”.
Trump calificó en una publicación en las redes sociales durante la noche como “desesperada” la petición de Harris para que divulgara su historial médico.
“Se muere por ver mi colesterol (¡que es de 180!), ya se los he proporcionado, muchas veces, incluso hace muy poco, y eran impecables”, escribió Trump a las 12:43 am del martes.
Trump no ha hecho públicos sus historiales médicos mientras se presentaba a las elecciones presidenciales de este ciclo.
Su campaña aseveró que no sólo no hubo ningún problema con Trump durante el evento, sino que el momento lleno de música mostró una conexión con sus partidarios que es tan fuerte que es lo que llevó a la gente a desmayarse.
“¡Fiesta de amor total en el townhall de Pennsylvania!”, escribió Steven Cheung, portavoz de la campaña, en un mensaje el lunes por la noche en redes. “¡Nadie quería irse y quería escuchar más canciones de la famosa lista de reproducción de Spotify de DJT!”.
Un comunicado oficial de la campaña llegó poco después, rebatiendo proactivamente lo que suponía que sería la idea de que la sesión de escucha era cualquier indicación de que Trump estaba decayendo mentalmente.
“El presidente Trump tiene más energía y más resistencia que nadie en la política, y es el líder más inteligente que este país ha visto nunca”, rezaba el comunicado. “Hace múltiples eventos públicos todos los días y el público puede ver que está más agudo y más centrado que nunca porque el futuro de Estados Unidos está en juego”.
El martes, Cheung la aseveró a NBC News que la sesión se produjo “por respeto a los que se desmayaron en el evento porque estaban muy emocionados de ver al presidente Trump”.
“Tomó la decisión de entretener al público con música y a todo el mundo le encantó”, añadió Cheung.
Una persona cercana a la campaña reiteró que al personal le encantó el acto.
“El presidente estaba disfrutando de un momento con sus seguidores”, aseveró la persona. “Creo que lo está asimilando todo. Nos sentimos bien con las cifras. Sabe que este es el último tramo de su carrera final”.
Una vez que quedó claro que Trump quería escuchar música, el personal de la campaña entre bastidores empezó a apresurarse para satisfacer la petición. Un miembro del personal de la campaña escribía en un papel las canciones que sabía que Trump querría escuchar y se lo daba a la persona encargada del audio, que ponía la música, según una fuente familiarizada con la velada.
El evento provocó que Trump llegara tarde a un telemaratón con el candidato republicano al Senado por Pennsylvania, Dave McCormick. Trump saltó a una línea administrativa habilitada para el personal poco antes de que comenzara la llamada, y cuando le dijeron que llegaba 45 minutos tarde les aseguró a los que estaban en la línea: “Acabo de escuchar música con esta gente y ha sido genial. De acuerdo, empecemos”, según una persona presente.
Otra persona familiarizada con el suceso agregó a NBC News que entienden la apariencia de incomodidad cuando el evento se transformó de un mitin a una sesión de música, pero que se debió a un error de comunicación con Noem después de los problemas médicos. Desde el escenario, Noem trató de poner fin al acto cuando Trump quería responder a dos preguntas más, algo que no ocurrió debido a la falta de comunicación; Trump se limitó a dejar que la música siguiera sonando, según la fuente.
Un día después del evento, la asistente Cecilia Harkness le dijo a NBC News que disfrutó de la fiesta de la música dirigida por Trump, y afirmó que no tendría ninguna crítica si Harris hubiera sido puesto en la misma situación.
“No me importaría si hubiera una situación que lo justificara, como lo que ocurrió anoche”, añadió.