El tribunal de distrito de Berlín consideró probado que el acusado, el exempleado de la policía secreta de la antigua Alemania Oriental Martin Naumann, ahora de 80 años, disparó contra Czeslaw Kukuczka, un ciudadano polaco que intentaba huir a Occidente, durante una operación de la Stasi en la zona de tránsito de la estación de tren Berlin-Friedrichstrasse, en 1974.
Naumann es el primer exagente de la Seguridad del Estado (Stasi), la policía secreta de la antigua Alemania comunista (RDA), condenado por asesinato a casi 35 años de la caída del Muro de Berlín. Fue acusado y ahora condenado por la muerte de Czeslaw Kukuczka, de entonces 38 años, tras dispararle por la espalda a corta distancia cuando intentaba huir por el puesto fronterizo berlinés.
Tres testigos en el «Palacio de las Lágrimas»
Tres niñas que regresaban de un paseo escolar presenciaron el asesinato en ese puesto fronterizo, conocido como el «palacio de las lágrimas» por las tristes despedidas que allí ocurrían. Ahora adultas, las tres fueron llamadas a declarar en el juicio contra Naumann.
Los fiscales pidieron una condena de 12 años de cárcel para Naumann, quien declinó declarar en el tribunal, aunque sus abogados rechazaron los cargos.
Su defensa argumentó que no hay pruebas de que fuera Naumann quien disparó ni de que el deceso constituya un asesinato y no un homicidio involuntario, en cuyo caso se habría vencido el plazo de prescripción.
Al menos 140 personas murieron al intentar cruzar el Muro de Berlín entre 1961 y 1989, y cientos más murieron al intentaron huir de Alemania Oriental por otros medios.
«Gran significado simbólico»
La condena de Naumann tiene un «gran significado simbólico» en los esfuerzos alemanes por expiar las injusticias de la dictadura comunista, previó poco antes, en declaraciones a AFP, Daniela Muenkel, jefa de los archivos de la Stasi en Berlín.
Una absolución, habría marcado, probablemente, «el fin de la reevaluación jurídica» de los crímenes cometidos por la antigua Alemania Oriental, consideró.
Amenaza con bomba falsa, eufemismo y condecoración
El día de su muerte, Kukuczka había ido a la embajada polaca en Berlín Oriental y amenazó con detonar una bomba falsa si no le daban un salvoconducto a Occidente, según una reciente investigación. Se cree que el personal de la embajada aprobó su solicitud, pero alertaron a las autoridades alemanas sobre la amenaza.