Asociaciones civiles de Ciudad Juárez, en la frontera norte de México, enseñan a migrantes a hacer artesanías para subsistir, afrontar el estrés por la tardanza de sus citas de asilo en Estados Unidos y superar los traumas que el crimen les ha generado, como los secuestros en territorio mexicano.
Rosa Mani Arias, coordinadora de Servicio al Migrante de la organización Avara Juárez, comentó este jueves a EFE que tienen cuatro años con el proyecto ‘Huellas’, que ella misma creó.
«La intención es, primero, una terapia ocupacional, que definitivamente el trabajar con nuestras manos es tan poderoso y nos ayuda a ser un poco más empáticos con el vecino, con quien estamos habitando», expuso.
La migración irregular a través de México se elevó un 193 % interanual en la primera mitad del año hasta superar las 712.000 personas, un récord, según la Unidad de Política Migratoria del Gobierno.
En las principales urbes de la frontera norte de México, como Tijuana, Ciudad Juárez y Matamoros, las organizaciones sociales han respondido al creciente flujo migratorio con la capacitación de migrantes para que elaboren productos artesanales, como collares, tejidos y pulseras.
“Nosotros al final de todo el programa hacemos una graduación en donde recordamos todos estos temas que hemos visto porque, además, observamos temas motivacionales, de emprendimiento, de autoestima, antes de empezar a trabajar con las manos”, manifestó la activista.
Elaborar artesanías también ayuda a migrantes que han sido víctimas de secuestros por parte del crimen organizado mientras esperan su oportunidad de cruzar la frontera, pues mediante el arte expresan en colores y formas las situaciones por las que pasaron.
«Créame que pasé un proceso bien difícil. Aquí en Juárez me tocó estar secuestrada. Y créame que es algo que ya estoy superando. Y lo verde (de mis creaciones) es lo bonito de saber que Dios me dio una nueva oportunidad de vida”, narró una mujer de Honduras que se identificó como Stephanie, para proteger su identidad.
Estos episodios de violencia se suman a la lentitud en la asignación de citas a través de la aplicación ‘CBP One’ de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, lo que ha incrementado los niveles de estrés y ansiedad entre los migrantes, quienes se desahogan a través de dichas manualidades.
«Esta (creación) representa cuando uno está encerrado y sale uno para afuera. Se mira con claridad. Ya cuando uno está secuestrado sale uno de adentro y se siente uno, más o menos, libre”, expresó un guatemalteco que se hizo llamar Manuel para cuidar su integridad.
En el lugar, los migrantes eligen la música para aligerar el ambiente y también reciben un apoyo económico con una ofrenda al terminar los cursos, dependiendo las clases a las que ellos asistan.