Según una investigación del periodista estadounidense Bob Woodward, desde que el expresidente estadounidense Donald Trump dejó el cargo a principios de 2021, ha hablado hasta siete veces con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Además, cuando ejercía como presidente de EE. UU., Trump habría enviado personalmente tests de COVID-19 a Putin al comienzo de la pandemia de coronavirus, en un momento en que estos escaseaban en EE. UU. El mismo Putin le habría aconsejado mantener el tema en secreto, para evitar perjudicar políticamente a Trump.
Libro sobre Ucrania y la guerra en Oriente Medio
Woodward se hizo famoso a principios de los años 70 con la revelación del escándalo Watergate en el Washington Post y, desde entonces, es uno de los periodistas de investigación más renombrados de su país. Sus hallazgos también fueron publicados en el Post el martes (8.10.2024). Son un extracto de su nuevo libro «War» (Guerra), que se publicará la próxima semana.
No sólo se trata de las relaciones de Trump con Rusia, sino también de la influencia de los presidentes estadounidenses en la geopolítica, sobre todo, en las guerras en Ucrania y Oriente Medio.
Trump lo niega, el Kremlin en parte
Pero nada de esto genera, en la actualidad, tantos clics en Internet como la supuesta revelación sobre Donald Trump. El portavoz de la campaña de Trump, Steven Cheung, desestimó las afirmaciones como «inventadas». El libro, según él, pertenece a la sección de ficción.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, también lo negó. Sin embargo, confirmó al Washington Post la entrega de equipos de tests de coronavirus, pero recordó que Rusia también entregó equipos médicos y ropa protectora a Estados Unidos en 2020.
Kamala Harris usa revelaciones en su campaña electoral
El Partido Demócrata aprovechó rápidamente la oportunidad para utilizar las revelaciones en favor de su campaña electoral contra Trump. Unas horas después de que apareciera el artículo en el Post, Harris publicó un video en X con una recopilación de videoclips, en los que Donald Trump elogia su relación con Putin.
Aún no está claro qué influencia tendrá al final esta supuesta revelación en la campaña electoral, comentó el presentador de televisión Lawrence O’Donnell en el canal estadounidense MSNBC: «Un informe así habría acabado con todas las candidaturas presidenciales antes de la era Trump (…) y destruiría una candidatura demócrata incluso hoy».
La dudosa cercanía de Trump a Putin
Donald Trump ha afirmado repetidamente que mantiene una buena relación con Putin. Lo mencionó en una reunión con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en Nueva York a finales de septiembre. Según él, esto podría ayudar a poner fin rápidamente a la guerra en Ucrania, si fuera reelegido presidente de los Estados Unidos en noviembre.
Sus oponentes, sin embargo, lo acusan de estar demasiado cerca del líder del Kremlin e incluso de actuar, en ocasiones, en beneficio de los intereses de Moscú. El temor es que, bajo otro Gobierno de Trump, el acuerdo para poner fin a la guerra de Ucrania pueda significar importantes concesiones a Moscú.
La visión de Trump sobre la OTAN también es motivo de preocupación: Trump ha calificado a la organización de «obsoleta». En febrero, afirmó incluso que alentaría a Putin a atacar a los países de la OTAN si estos invirtieran menos en defensa de lo que realmente deberían como miembros de dicha alianza.
¿Se deja embaucar Trump por los halagos de Putin?
Algunos analistas creen que las informaciones falsas rusas, durante la campaña electoral en 2016, podrían haber contribuido a la victoria de Trump. Robert Mueller, fiscal especial asignado al caso, no pudo aportar ninguna prueba de conspiración criminal en su famoso «Informe Mueller». Pero sí señaló que la campaña de Trump intentó ocultar sus contactos con agentes rusos y que Trump personalmente intentó obstruir la investigación.
El exasesor de seguridad nacional de Trump, H.R. McMaster, escribió que, en su periodo en la Casa Blanca, era difícil dialogar de manera crítica con Trump sobre su política hacia Rusia, y que «Putin, un exempleado de la KGB sin escrúpulos, utilizó los halagos para manejar el ego y las inseguridades de Trump».
McMaster, sin embargo, reconoció que Trump no es el único presidente estadounidense que ha subestimado a Vladimir Putin. Desde su punto de vista, también George W. Bush y Barack Obama rechazaron siempre actuar con más dureza frente al Kremlin.