El huracán Helene nos ha dado una clara y devastadora muestra de la realidad de la crisis climática. Más de 160 personas han muerto, más de 1.000 siguen desaparecidas en Carolina del Norte y otros cuatro estados y muchas comunidades continúan sin acceso a agua potable, electricidad o servicio telefónico. La reconstrucción llevará meses y costará miles de millones de dólares.
Para aquellos que todavía no creen que la crisis climática es real, como el negador en jefe Donald Trump, existe una relación directa entre la magnitud del huracán Helene y el cambio climático. Las temperaturas globales han aumentado 2 grados desde 1850, y el aire más cálido que se asocia al cambio climático, retiene más humedad, lo que intensifica las tormentas.
Entonces, no necesitamos tener una bola de cristal para predecir el futuro. Lo hemos visto año tras año. Mientras el calentamiento global siga siendo un problema, tendremos más huracanes, más olas de calor, más sequías y todos somos vulnerables. Pensando en esta realidad es evidente que necesitamos un líder efectivo en la Casa Blanca. Uno que pueda responder a tiempo ante los desastres climáticos y nos ayude a aumentar la resiliencia de nuestras comunidades ante huracanes como Helene.
Y si la historia sirve de precedente, Trump no es ese líder. De hecho, Trump obstaculizó la tan necesaria ayuda a Puerto Rico tras el huracán María en 2017, imponiendo estrictas restricciones a la aprobación y distribución de fondos para catástrofes. A pesar de aprobar fondos de emergencia para cupones de alimentos, en privado se opuso a más ayuda, declarando que no quería que se enviara “ni un solo dólar más” a la isla. El dinero de ayuda para María llegó en 2019 y varios informes indicaron que la lentitud de la respuesta es responsable de miles de muertes en la isla.
Después de que un incendio forestal devastara Maldon y Pine City, Washington, Trump retuvo la ayuda durante más de cuatro meses debido a su animosidad hacia el gobernador Jay Inslee por criticarlo durante las elecciones de 2020.
¿Qué clase de liderazgo es ese?
No lo es. Estamos frente al retrato de una persona que lidera por ambición de poder y no por el bien común.
El clima extremo actualmente cuesta a los estadounidenses al menos 150.000 millones de dólares al año. La población latina lo sabe. El 78% de los latinos están preocupados por el impacto que los fenómenos meteorológicos extremos podrían tener en sus comunidades y sus finanzas, y muchos ven el clima extremo como una fuente de gastos adicionales.
El 65% de los votantes latinos considera prioritario contar con un presidente comprometido con la lucha contra el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos.
En el debate entre el Gobernador Tim Walz y el Senador JD Vance este mes, el clima ocupó un lugar central. A los 15 minutos de empezar el debate, los candidatos recibieron una pregunta sobre el cambio climático.
Vance pasó dos minutos llamando “extraña” a la ciencia, redoblando el negacionismo climático de Trump y repitiendo las políticas insensatas de las grandes petroleras. Ese es el liderazgo que nos espera con la fórmula Trump-Vance.
El Proyecto 2025 de Trump dejaría a las comunidades con menos recursos para reconstruir después de desastres climáticos extremos. Desmantelaría el Servicio Meteorológico Nacional, por lo que los estadounidenses tendrían que pagar por las alertas meteorológicas que salvan vidas, e incluso eliminaría el Programa de Préstamos para Desastres de la Administración de Pequeñas Empresas, lo que dificultaría a los afectados reconstruir sus vidas después de una tormenta.
Por otro lado, Kamala Harris y Tim Walz saben que la crisis climática está aquí y el alto precio que está teniendo en nuestras comunidades. Como señaló Walz, bajo la administración Biden-Harris hemos sido testigos de la mayor inversión en clima y energía limpia de la historia, que ya ha creado más de 330.000 puestos de trabajo en todo el país.
Harris tiene un plan para construir una economía de energía limpia más sólida, proteger nuestra libertad de contar con agua y aire limpios y tomar medidas para frenar la crisis climática que está impulsando los fenómenos meteorológicos extremos devastadores como el huracán Helene.
La decisión es nuestra. Harris-Walz es nuestra única vía para frenar el empeoramiento de los efectos del cambio climático. No juguemos con fuego, votemos.
Antonieta Cádiz es la directora ejecutiva adjunta de Climate Power En Acción. Anteriormente, trabajó como corresponsal nacional para La Opinión y fue escritora política nacional para Univisión.