Hoy quiero invitarte a una reflexión que puede tener un gran impacto en tu vida y en el logro de tus objetivos. Vamos a explorar cómo las palabras y las creencias que tenemos sobre ellas pueden influir en nuestras decisiones, en lo que incluimos o excluimos de nuestra vida. Así que te propongo un viaje, una exploración interna: ¿Qué te genera la palabra riqueza?
Esta conversación la tuve el viernes pasado junto con el grupo de mujeres emprendedoras que se sumaron a la edición del 2024 de mi mentoría grupal Escala Tu Riqueza con Inteligencia Emocional Financiera. Un grupo lindísimo de mujeres protagonistas que quieren desatar su poder generador de riqueza e impactar en grande a través de sus servicios y productos para de una vez por todas escalar sus ingresos exponencialmente y vivir con paz y tranquilidad financiera. En esta mentoría trabajamos en tres pilares: la mentalidad del dinero, las finanzas de sus negocios y la estrategia de ventas. Cuestión que conversamos cómo a algunas de ellas la idea de escalar su riqueza les pareció atractiva, inspiradora, y se sumaron a la propuesta. Sin embargo, sé que hubo otras que, al escuchar la palabra riqueza, sintieron un rechazo inmediato al punto que ni siquiera evaluaron la posibilidad de participar de la mentoría porque la palabra en sí les generó una reacción negativa. Otras si bien sintieron ese rechazo por la palabra Riqueza lograron desafiarlo y se sumaron igualmente a la mentoría porque confiaron en mí y en mi propuesta y conociéndome sabían que no venía desde una connotación puramente material.
Aquí viene la primera reflexión: ¿Cómo es posible que una sola palabra nos acerque o nos aleje de una oportunidad? Las palabras no son neutras, tienen una carga emocional y cultural que cada una de nosotras interpreta desde sus creencias.
Quiero que piensen un momento en esa palabra: riqueza. ¿Qué les genera? Para algunas, quizás evoque abundancia, oportunidades, libertad. Pero para otras, tal vez despierte sentimientos de desconfianza, rechazo o incluso incomodidad. La pregunta que quiero que se hagan es: ¿Por qué? ¿De dónde vienen esas sensaciones?
Según la Real Academia Española, riqueza significa «abundancia de bienes y objetos valiosos.» Pero también tiene el significado de abundancia de cualidades o virtudes y justamente por eso es que elegí esa palabra como parte del título de mi mentoría grupal. La elegí porque la propuesta es mucho más amplia que lograr la riqueza de dinero, la propuesta es que cada mujer logre construir una vida rica, abundante en cuanto a su calidad de vida, rica en su autorrealización, en vivirla a su manera, en coherencia con lo que cada una valora logrando así una gran satisfacción personal.
Ahora bien, si esa palabra te genera rechazo, pregúntate: ¿qué creencias están alimentando ese sentimiento? Tal vez has escuchado a lo largo de tu vida frases como «el dinero corrompe», «la riqueza es para los ambiciosos y materialistas», o «las personas con dinero son egoístas” o «las personas con dinero no son espirituales” Estas creencias, que pueden estar profundamente arraigadas, te llevan a alejarte de la idea de generar riqueza, incluso cuando podría mejorar tu vida y la de tu entorno.
Piénsalo: ¿qué oportunidades estás excluyendo de tu vida simplemente por la manera en que una palabra resuena contigo? Al permitir que esas creencias limiten tus decisiones, te estás cerrando a experiencias que podrían ayudarte a alcanzar tus metas.
Ahora, quiero hablarles de otra palabra poderosa: vendedora. Pude haber titulado la mentoría de otra manera. Por ejemplo, «Conviértete en la mejor vendedora y escala tu riqueza». ¿Cómo habría resonado contigo ese título? Tal vez habría alejado a muchas más, porque la palabra vendedora también viene cargada de prejuicios. ¿Cuántas veces has escuchado cosas como «las vendedoras son insistentes, manipulan, mienten, molestan»?
Y, sin embargo, vender no es otra cosa que conectar con personas, ofrecerles soluciones, ayudarles a resolver problemas o cumplir deseos. Si nos permitimos ver más allá de nuestras creencias limitantes, podríamos descubrir que ser una buena vendedora no solo es necesario para tener un negocio exitoso, sino que también puede ser una fuente de satisfacción personal y profesional.
Entonces, ¿qué podemos hacer con todo esto? Lo primero es reconocer que nuestras creencias están influyendo en nuestras decisiones de manera más profunda de lo que pensamos. Cuando escuchas la palabra riqueza o vendedora, ¿cómo reaccionas? ¿Te genera curiosidad o rechazo? Y más importante aún: ¿cómo están esas reacciones influyendo en tu camino hacia tus objetivos?
Quiero que te preguntes: si cambiara la palabra, ¿cómo cambiaría mi respuesta? Si en lugar de pensar en riqueza como algo negativo, la vieras como una oportunidad de crecimiento integral, ¿estarías más abierta a explorar nuevas posibilidades? Si en lugar de ver la palabra vendedora como algo que te aleja, la vieras como una oportunidad para conectar y aportar valor, ¿cómo cambiaría tu enfoque?
Hoy te invito a que tomes un momento para reflexionar sobre las palabras que te generan rechazo y las razones detrás de ello. Explora qué creencias están condicionando esas reacciones y cómo podrías empezar a cambiarlas para abrirte a nuevas oportunidades. No permitas que una palabra limite tu potencial ni te aleje de tus sueños.
Recuerda, la riqueza y el éxito en tu vida no dependen de las palabras que uses, sino de las creencias que elijas cambiar. La próxima vez que escuches una palabra que te genera incomodidad, pregúntate: ¿Qué podría estar perdiendo si dejo que esta palabra me limite?
Gracias por acompañarme hoy. ¡Hasta la próxima columna!
“Si desarrollar TU Inteligencia Emocional Financiera te es COHERENTE, ¡VALE!”
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