El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la vicepresidenta, Kamala Harris, visitaron este miércoles Carolina del Sur, Carolina del Norte y Georgia para evaluar la devastación causada por el huracán Helene en el sureste del país, que ha dejado más de 160 muertos.
A casi 500 kilómetros al sur de Carolina de Norte, en Augusta (Georgia), se encontraba Harris, quien se enfrentará a Trump en las elecciones del 5 de noviembre.
La vicepresidenta visitó el barrio de Meadowbrook para ver el impacto del huracán y hablar con algunos vecinos afectados, incluida una familia y un empresario.
Posteriormente, dio una rueda de prensa en la destacó la labor de asistencia de la Administración y anunció que, durante los próximos tres meses, el Gobierno federal reembolsará a las autoridades locales el 100 % de los costes en los que incurran para la retirada de escombros.
«He venido aquí para examinar la devastación, que es extraordinaria, particularmente en términos de pérdida de vidas, de normalidad y de recursos críticos», afirmó Harris, quien reconoció el «dolor» provocado por el huracán.
También agradeció al personal de emergencias su labor de ayuda en todas las comunidades afectadas, incluida Augusta, donde el 60 % de los residentes carecen de electricidad y muchos tampoco tienen agua corriente.
El viaje de Harris suponía una oportunidad para mostrar que puede acudir al rescate del país ante cualquier desastre, un papel clave para cualquier presidente de EE.UU. y en el que Biden se siente especialmente cómodo por su habilidad para mostrar empatía a los afectados por una tragedia.
La Casa Blanca ha explicado que la decisión de desplegar a Biden y Harris por diferentes lugares es para llegar al mayor número posible de zonas afectadas. Como parte de esta estrategia, el presidente tiene previsto extender su recorrido este jueves, visitando áreas dañadas por el huracán en Florida y Georgia