Es la primera vez que el presidente de Argentina, Javier Milei, da un discurso frente la Asamblea General de las Naciones Unidas. Es la primera vez y ya en los primeros cuatro minutos de discurso acusó a la ONU de “imponer una agenda ideológica” y buscó diferenciarse de la Agenda 2030 de Desarrollo Sustentable.
Especialistas en política internacional y relaciones exteriores coinciden en que el presidente continúa hablándole a su base electoral tanto dentro como fuera de Argentina, se desvía de la idea de interés nacional y pierde la oportunidad de marcar posición en temas clave para el país como la investigación del atentado a la AMIA.
“Estamos ante un final de ciclo. El colectivismo y el postureo moral de la agenda woke se han chocado con la realidad, y ya no tienen soluciones creíbles para ofrecer a los problemas del mundo. De hecho, nunca las tuvieron”, resaltó en su crítica a las Naciones Unidas. “A partir de este día, sepan que la República Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó, y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad”, resaltó Milei.
En su alocución, que se centró sobre todo en el rechazo a la Agenda 2030, buscó marcar diferencias con los discursos que se escucharon en el recinto.
“Me pareció interesante la continuidad con lo que dijo en Davos en el sentido de un fuerte cuestionamiento al sistema internacional y en una autoafirmación de sus propias ideas. No hay tal cosa como una moderación en el discurso sobre las organizaciones internacionales” analiza Martín Schapiro, abogado especializado en relaciones internacionales y exsubsecretario de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Nación hasta 2023.
Gabriel Puricelli, vicepresidente del Laboratorio de Políticas Públicas y sociólogo, coincide en que su discurso fue “muy parecido al tipo de intervenciones que él reserva para este tipo de foros”.
“Es un discurso que prescindió por completo de la idea de interés nacional, está concebido de una manera completamente abstracta, más centrada en el presidente y sus ideas, que lo que los intereses de los argentinos”, sentencia Puricelli.
Por su parte, Juan Negri, politólogo y director de carreras de Ciencia política y Estudios internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella, lee este discurso como “un elemento bastante clásico del presidente”.
“La cosa disruptiva, la cosa de tratar de llamar la atención, desde hablar críticamente de las Naciones Unidas, desde las Naciones Unidas, y reafirmar esta visión de las instituciones internacionales como parte de un colectivismo. El volver a insistir en una mirada, yo diría hasta moralista y simplista de la política internacional. Decir buenos y malos”, asegura Negri.