El australiano superó a Charles Leclerc en pista, defendió con maestría y consiguió su segunda victoria.
El monegasco completó el podio, Carlos Sainz y Checo Pérez chocaron y Max Verstappen fue quinto.
El bautismo triunfal de Oscar Piastri en la Fórmula 1, en el GP de Hungría, había quedado bajo la sombra de una gestión de carrera cuanto menos confusa de parte de McLaren. El australiano había ganado la punta en pista, pero la estrategia pergeñada por los ingenieros de Woking dejaron a su compañero Lando Norris adelante tras la última detención en boxes. A partir de ahí, esas extrañas reglas papaya y los mensajes de radio para que el inglés dejara pasar al australiano. La última comunicación fue casi un lacrimógeno ruego. Piastri no tuvo ni ganas de celebrar el éxito.
El piloto de Melbourne necesitaba sacarse rápido ese estigma, quitarse ese recuerdo de sensaciones encontradas con otra victoria. Su talento lo merecía. Y lo logró con una actuación brillante en el GP de Azerbaiyán, 17ª fecha del Mundial.
Piastri es un distinto. Su llegada a la Fórmula 1 se dio tras los títulos consecutivos de F3 (2020) y F2 (2021). Pero no fue inmediato. Debió pasar el 2022 como piloto de reserva de Alpine, escudería que no le dio lugar hasta que Fernando Alonso anunció que se iba a mudar en 2023 a Aston Martin. Lo de Enstone se apuraron en nombrar a Piastri, pero ya lo habían perdido. El australiano había firmado con McLaren, se armó revuelo legal, pero todo estaba cocinado.
En 2023 poco pudo hacer para mostrar su valía con un MCL60 poco competitivo. Apenas un par de podios cerca del cierre del ejercicio, cuando el modelo papaya llegó al cénit de su rendimiento. Pero este año, con el MCL38 (por estos días, el mejor auto de la parrilla) pudo meterse en la pelea seria.
El trabajo de Piastri fue tan bueno que en McLaren no se animaron a darle prioridad a ningunos de sus pilotos, por más que Norris es el más cercano al sueño del pelearle a Max Verstappen el título. Eso se da por tres motivos. Porque Oscar es una bestia competitiva feroz, porque su compañero se mancó varias veces en el año y porque el team no lo supo gestionar. Finalmente, y probablemente tarde, Andrea Stella, director deportivo de del equipo de Woking, avisó que, para Bakú, Norris tendría prioridad. Eso sí, tras la visita a Azerbaiyán se volvería a analizar el panorama. ¿Y qué pasó? Norris se mancó y Piastri fue el claro vencedor.
El australiano dio cátedra en todas las facetas. Cuidó los neumáticos en la primera parte, atacó en la mitad para superar a Leclerc en la vuelta 20 y salgar a la punta y se defendió con maestría hasta casi el final, evitando que la Ferrari, con DRS abierto, pudiera superarlo. Mostró voracidad al límite de las reglas, con cambios de trayectoria para evitar que el monegasco se pusiera en su estela. Un diez felicitado para, ahora sí, poder desatar el festejo que no pude hacer en Hungría.
“Al principio de la carrera no podía adelantar; no tenía el ritmo, sinceramente. Después de la parada hemos visto que estábamos cerca de nuevo y he sentido que teníamos más agarre y que tenía que ir a por ello. Si no lo pasaba al principio de la tanda, no lo iba a hacer jamás”, analizó Piastri. “Me he tirado desde lejos, pero me ha salido bien y luego he podido aguantar durante 35 vueltas, y ya cuando se ha quedado fuera del DRS han sido un poquito más relajadas, pero no existe una vuelta relajada aquí. Sin duda, creo que es una de las mejores carreras de mi trayectoria, agregó.
Recién en el último puñadito de vueltas Leclerc perdió rendimiento le dio paz al australiano. Es más, el segundo lugar del monegasco empezó a estar en seria duda, ante el avance de Checo Pérez y de Carlos Sainz. Parecía que el vencedor del GP de Italia hasta se quedaría sin podio, pero a dos rondas del final, en el medio de una refriega, el español y el mexicano se engancharon después de la segunda curva y terminaron con un fortísimo golpe contra el muro. Como resultado: los dos afuera, los autos destruidos y auto de seguridad hasta la bandera de cuadros.
A río revuelto, ganancia de George Russell, quien heredó un impensado tercer lugar para completar el podio, el tercero de 2024.
En cuanto a la lucha por el título, Norris recuperó desde el 15º puesto de partida y a puro ritmo escaló hasta el cuarto lugar, con el regalo de haber superado a Verstappen, quien fue quinto. Se pueden hacer múltiples lecturas de este resultado que le sirvió al inglés para acortar en apenas tres puntos la diferencia con el tricampeón. Del lado del inglés, el lado positivo de haber terminado delante de su rival en la pista y haber remontado. La parte negativa: otra vez desaprovechó la superioridad del McLaren para pegar un fuerte golpe en la mesa y meterse fuerte en la pelea. Porque pasó otra cita, quedan siete y sigue a lejanos 59 puntos.
¿Y Verstappen? La mala es que sigue sin encontrar el rumbo perdido de su Red Bull. Lleva siete carreras si ganar y largaba mucho más adelante que Norris y terminó detrás. Lo bueno, es lo malo de Lando: pasó una carrera más y la brecha lograda en la primera decena de carreras todavía le da luz.
“Fue un buen día. No esperábamos terminar cuartos, así que muy contento con el resultado de hoy. Contento con el ritmo que teníamos hoy y porque haya podido ganar Oscar. Acabar cuarto es mejor de lo que podríamos haber esperado. Esto es un buen resultado y un añadido de todo esto es el Mundial de Constructores”, dijo Norris. «Quedan muchas carreras y seguro que habrá carreras donde podemos volver a ser buenos. Quizá en los circuitos urbanos no vayamos muy bien, pero hay otras donde sí podemos», se esperanzó Verstappen.
Para Red Bull, la preocupación que va en aumento con el rendimiento perdido del RB20 y la punta de la Copa de Constructores que ya no tienen más agrandan el problema. Ahora mandan los de Woking con 20 puntos de ventaja. Y viene Singapur, la pista que peor le cae a los austríacos.