La inflación sigue reduciendo su peso sobre los consumidores estadounidenses: se registró la mayor desaceleración de las subidas de precios en tres años y medio, lo que prácticamente consolida un recorte de las tasas de interés en 0,25% por parte de la Reserva Federal cuando se reúna la próxima semana.
El índice de precios al consumidor, que mide la variación de los precios de una cesta de bienes y servicios comúnmente adquiridos, retrocedió enérgicamente desde una tasa del 2,9% en julio hasta el 2,5% en agosto, la más baja desde febrero de 2021 y cifra que coincide con la media observada en 2018, según los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés) publicados este miércoles.
Los economistas esperaban que la tasa anual se desacelerara significativamente el mes pasado al 2,6% anual, según FactSet. Esto se debe en parte a las favorables comparaciones con el año anterior: el aumento de los precios de la gasolina del verano pasado disparó la inflación en agosto de 2023.
La caída de los precios del combustible contribuyó finalmente a reducir la inflación general el mes pasado, con un descenso del 0,6% mensual y del 10,3% anual.
Los precios de los comestibles se mantuvieron estables durante el mes, y la inflación general de los alimentos subió un 0,1% en agosto y un 2,1% anual.
Excluidos los alimentos y la energía, que suelen ser categorías volátiles, el IPC subyacente aumentó un 0,3% respecto a julio, un incremento superior al previsto que mantuvo la tasa anual en el 3,2%.
Los economistas habían previsto que el IPC subyacente aumentara un 0,2% y se mantuviera en el 3,2% para el año finalizado en agosto.
El costo de poseer y alquilar una vivienda siguió siendo el principal motor de la inflación, señaló la BLS en el informe. El índice de vivienda subió un 0,5% en el mes y fue el «principal factor» del aumento general. En términos anuales, subió un 5,2% y representa más del 70% del aumento anual del IPC subyacente.