En el Clásico Mundial de Béisbol en 2023, Randy Arozarena le dio el pase a México a las semifinales contra Japón y esto disparó el fanatismo capitalino. Los Rojos han sido los más beneficiados.
El béisbol en Ciudad de México está en un momento dulce. Los Diablos Rojos, equipo de la capital, uno de los más longevos en la historia del país y también uno de los más ganadores, rompió una racha que se asemejaba más a una maldición: 10 años sin levantar un título. El lunes 9 de septiembre de 2024, acabaron con ella. Ganaron cuatro juegos de siete a los Sultanes de Monterrey en la Serie del Rey y alcanzaron su campeonato 17.
Durante los últimos años se ha hablado mucho sobre este deporte. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha usado analogías y referencias de béisbol en sus conferencias mañaneras cada vez que ha tenido la oportunidad. Él mismo se ha pronunciado varias veces como un aficionado acérrimo del macaneo y tanto ha hablado de ello que se asentó en la conciencia colectiva de los mexicanos. Pero el mandatario no es el único responsable del resurgir de este deporte.
El Clásico Mundial de Béisbol, un torneo en el que compiten selecciones nacionales, se disputó en 2023 en China, Japón y Estados Unidos. El LoanDepot Park, estadio de los Marlins de Miami, albergó los cuartos de final, semifinal y final del torneo de selecciones. México avanzó a las semifinales tras vencer a Puerto Rico. Durante este encuentro, y sobre todo al final del juego, en la parte alta de la octava entrada, el cubano naturalizado mexicano Randy Arozarena se convirtió en la estrella tras una atrapada por un hit que se colaba en el jardín izquierdo. Era el principio de una hermosa historia de amor.
Gabriel Medina, director de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) comentó para el sitio oficial de los Juegos Olímpicos que no hubo un mejor imán de aficionados mexicanos y de otros países que Arozarena. “Lo defino como la alegría en el béisbol, pues es un pelotero que disfruta el juego y que prioriza al aficionado por sobre todas las cosas, como decimos en el argot, es un pelotero con pimienta y que ‘josea”, un término que se usa en el béisbol para referirse a un beisbolista que se esfuerza mucho durante un partido.
“Creo que la primera razón por la que la popularidad ha crecido es por la construcción del estadio Alfredo Harp Helú”, comenta Alejandra González, editora en jefe del sitio especializado en béisbol El Fildeo. Considera que el recinto está al nivel de aquellos que albergan a los equipos de las Grandes Ligas de Béisbol de Estados Unidos (MLB por sus siglas en inglés). Añade también que los Diablos supieron aprovechar el fanatismo que dejó el Clásico Mundial, convirtiendo los juegos “en toda una experiencia. El estadio ofrece una gran oferta culinaria que va desde los tacos de cochinita que han sido icónicos en la historia del equipo, desde el Parque del Seguro Social, ahora Parque Delta, hasta flautas ahogadas, aguachiles, cortes de carne, hamburguesas”, asegura.
“La experiencia en el estadio es lo que ha hecho la diferencia”, comenta por teléfono Miguel Boada Nájera, encargado de relaciones públicas de los Diablos. Asegura que haber jugado en el Foro Sol fue un calvario para los seguidores del equipo. “El aficionado estaba lejos. Era un lugar frío. No está diseñado para este deporte”. Después se mudaron al estadio Fray Nano. “Cuando llegamos allí sabíamos que no estaríamos por mucho tiempo. Ya había planes para el Alfredo Harp Helú y a través de encuestas, tanto en redes sociales como en el recinto, se le preguntó a la gente, ‘si no hubieras venido, ¿qué estarías haciendo?”. Las respuestas fueron ir a comer, estar en un restaurante o ir a un bar. “La competencia no era el fútbol, era la comida, pasarla bien con los amigos y la familia; crear toda una experiencia”. Esa es la palabra que más usa Boada durante la llamada, experiencia.
A eso mismo se refiere González. “La experiencia desde las gradas: estás viendo el juego, pero también estás cantando y bailando, observas a las mascotas hacer su show, a las porristas. Lo que antes se veía como algo negativo del beis ahora creo que es algo positivo: no hay prisas. Es un deporte muy relajado que te da chance de estar platicando con tus amigos muy tranquilamente mientras ves el juego”, concluye la periodista deportiva.