Apiñados para protegerse en los salones de clase cuando escucharon los disparos, los estudiantes de la escuela secundaria Apalachee escribieron mensajes de texto o llamaron a sus padres para informarles lo que ocurría y enviar lo que pensaron que podría ser su última comunicación. Una estudiante mandó un mensaje de texto a su madre para decirle que la amaba y agregó: “Lamento no ser la mejor hija”.
El tiroteo en la escuela de Georgia que dejó cuatro muertos y nueve heridos la semana pasada fue la peor pesadilla de cualquier padre, y una que destaca la posible desventaja de los esfuerzos de los estados, distritos escolares y legisladores federales para prohibir o restringir el acceso a teléfonos celulares en las aulas.
Las medidas para la restricción del uso de móviles en las escuelas son resultado de las preocupaciones sobre el impacto que el tiempo frente a la pantalla tiene en la salud mental de los niños y quejas de los maestros respecto a que los celulares se han convertido en una distracción constante en el aula. Pero quienes se oponen a las prohibiciones dicen que significan cortar una línea vital que tienen los padres para asegurarse de que sus hijos están seguros durante tiroteos escolares u otras emergencias.
“El hecho es que los padres y las familias no pueden confiar en que las escuelas se comuniquen eficazmente con nosotros en momentos de emergencia, y esto ha ocurrido una y otra vez”, dijo Keri Rodrigues, presidenta de la Unión Nacional de Padres, un grupo de defensa de la educación. “Hay una amplia cantidad de razones por las que los padres están profundamente preocupados sobre si van a recibir o no información oportuna respecto a si sus hijos están seguros o no”.
A nivel nacional, el 77% de las escuelas de Estados Unidos afirman que prohíben los teléfonos celulares en horario escolar para uso no académico, según el Centro Nacional de Estadísticas de Educación. Pero esa cifra es engañosa: No significa que los estudiantes cumplan con las prohibiciones o que todas esas escuelas las hagan cumplir.
Las restricciones han sido proclamadas por gobernadores republicanos y demócratas, quienes rara vez están de acuerdo en otros temas.
En Arkansas, la gobernadora republicana Sarah Huckabee Sanders lanzó un programa para que los distritos escolares soliciten subvenciones para comprar fundas para que los estudiantes guarden sus teléfonos durante la jornada escolar. En California, el gobernador demócrata Gavin Newsom ha instado a los distritos escolares a restringir el uso de celulares y sopesa si firmar una ley que obligará a las escuelas a promulgar restricciones.
“Odiaría ver que otro tiroteo en una escuela sea la razón por la que llevemos televisores al aula y luego interrumpamos la educación de nuestros hijos”, dijo Newsom el viernes. “Porque, en esencia, a eso es a lo que equivale un teléfono celular: Llevar un televisor al aula y causar una disrupción en la capacidad de tener tiempo académico de calidad”.
Pero para muchos estudiantes atrapados en el tiroteo de Apalachee, el acceso a sus teléfonos fue la única forma en que pudieron comunicarse con sus seres queridos durante momentos que temían que podrían ser los últimos.
“Te amo. Te amo tanto. Ma, te amo”, le escribió Julie Sandoval, estudiante de tercer año, a su madre. “Lamento no ser la mejor hija. Te amo”.
Cerca de allí, reportó Sandoval, otro estudiante habló por teléfono con su madre y le dijo: “¡Están disparando en la escuela! ¡Están disparando en la escuela!”.
Pero los defensores de las restricciones a los teléfonos en las escuelas advierten que permitir el acceso a los teléfonos durante tiroteos u otras emergencias podría poner a los estudiantes en un peligro aún mayor.
“Lo que es aún más importante para mí es su seguridad”, dijo Kim Whitman, cofundadora del Movimiento de Escuelas Libres de Teléfonos, un grupo que aboga para que las escuelas adopten políticas que mantengan los celulares apagados y lejos de los estudiantes. “Si mi hijo estuviera hablando por teléfono conmigo y no escuchara las indicaciones del maestro porque estaba distraído con su teléfono y no estaban seguros, en mi mente ese es un escenario peor”.
Whitman dijo que entiende las preocupaciones sobre mantener informados a los padres y es por eso que una parte clave para cualquier escuela libre de celulares es ser proactiva en la comunicación sobre emergencias.
Encontrar un punto medio entre la seguridad y las preocupaciones de los padres fue la base de la prohibición de los teléfonos celulares en Grand Island Senior High, la escuela secundaria más grande de Nebraska, que implementó una nueva política en enero que requiere que los estudiantes mantengan los teléfonos fuera de la vista y en sus bolsos o bolsillos, silenciados o apagados durante el horario escolar.
“Una de las preguntas esenciales que nos hicieron los padres fue: ‘¿Qué pasa si Sally o Johnny no tienen su teléfono y, Dios no lo quiera, ocurre un tiroteo activo o hay algún tipo de crisis en el edificio?’”, dijo Jeff Gilbertson, el entonces director de la escuela quien ahora dirige la capacitación de liderazgo en la Junta de Educación del estado.
Así que la escuela ofrece capacitación sobre el cierre de emergencia para recordar a los estudiantes los peligros que pueden causar los teléfonos durante una crisis.
“Enseñamos a nuestros chicos a mantener los teléfonos en silencio. No debes hablar por teléfono cuando estamos en un cierre de emergencia porque eso revelaría tu ubicación a un tirador activo”, refirió.
Los estudiantes en otros tiroteos escolares han utilizado sus celulares para alertar del hecho a las autoridades o a sus padres. Durante el tiroteo escolar de 2022 en Uvalde, Texas, en el que murieron 21 personas, una alumna de cuarto grado pidió ayuda en una serie de llamadas al 911. Los alumnos de la secundaria Marjory Stoneman Douglas, en Parkland, Florida, enviaron mensajes a sus padres y publicaron videos escalofriantes durante el tiroteo de 2018 en que murieron 17 personas.
El tiroteo en la escuela de Apalachee fue un doloroso recordatorio para Brandi Scire de por qué compró un teléfono para su hija, quien es ahora estudiante de 10mo grado en el condado Broward, Florida. Sus dos hijos asistían a escuelas cercanas a la secundaria Marjory Stoneman Douglas cuando ocurrió ese tiroteo masivo.
La escuela del hijo de Scire realizó un cierre de emergencia y pensó que era un simulacro hasta que ella le envió un mensaje de texto a su celular. Scire compró un teléfono para su hija el año siguiente debido a eso.
Las escuelas del condado Broward ahora requieren que los estudiantes mantengan sus teléfonos guardados y en modo avión, pero Scire le ha dicho a su hija que mantenga el suyo encendido y consigo.
“No se trata de que le envíe mensajes de texto a mi hija durante el horario escolar regular ni nada de eso”, explicó Scire. “Es una medida de seguridad, y lo siento: no puedo soltarla”.