Un hombre está en juicio en Francia acusado de drogar y violar repetidamente a su esposa, así como de animar a docenas de otros hombres a violarla en su casa mientras estaba inconsciente, según muestran documentos judiciales.
Gisèle, de 72 años, se presentó el lunes en un tribunal de Aviñón para la apertura del proceso, con gafas de sol puestas, en compañía de su hija y sus dos hijos.
Durante los próximos cuatro meses, se verá cara a cara con sus agresores acusados, la mayoría de los cuales son completos desconocidos para ella.
Los fiscales afirman que el acusado, Dominique, de 71 años, reclutaba hombres por internet para violar a su mujer, después de drogarla con somníferos y ansiolíticos.
Se enfrenta a 9 cargos, entre ellos varios cargos de violación con circunstancias agravantes, drogar a una víctima para cometer una violación y compartir imágenes relacionadas con esas agresiones.
Los fiscales pudieron armar el caso porque Dominique documentó varias de las presuntas agresiones con una cámara.
El acusado, en prisión preventiva desde 2020, entró en la sala con una camiseta negra y se sentó frente a su esposa.
«Él reconoce haber hecho lo que hizo», declaró el lunes su abogada, Béatrice Zavarro, a los periodistas en el tribunal. «No hubo ni un ápice de impugnación durante toda la investigación».
En el banquillo los hombres acusados de participar en estas violaciones se sentaron con la cabeza baja.
La policía ha identificado al menos 92 agresiones sexuales cometidas por 72 hombres, con edades comprendidas entre los 26 y los 74 años, según muestran los documentos judiciales.
Cincuenta fueron identificados, y la mayoría fueron acusados de violación con agravantes o en grado de tentativa y están siendo juzgados junto al marido de Gisèle.
El calvario duró casi diez años, y las primeras supuestas agresiones se remontan a 2011.
Los delitos salieron a la luz en 2020, cuando Dominique fue sorprendido filmando bajo las faldas de las mujeres en un centro comercial.
Después de que la policía confiscara su teléfono y su computadora, dicen que encontraron pruebas de las violaciones. Se abrió una investigación y la esposa cobró conciencia de los abusos que había soportado durante casi diez años.
Los documentos judiciales muestran que Dominique declaró a los investigadores que todos los demás hombres eran conscientes de que su mujer había sido drogada sin su consentimiento, algo que varios de los demás acusados niegan.
Christophe Huguenin-Virchaux, abogado de uno de los hombres, declaró el martes a la cadena BFMTV, afiliada a CNN, que su cliente «admite que, en efecto, hubo relaciones sexuales», pero que tuvieron lugar como parte de un «juego sexual entre un marido y su mujer al que fue invitado», y añadió que «no era consciente de que Gisèle estuviera drogada o bajo medicación».
A lo largo del juicio, Gisèle verá y escuchará lo que le hicieron.
El martes, asistió sentada a la lectura de los horribles actos a los que fue sometida, así como a los argumentos de los abogados de cada uno de los acusados.
«Fue muy difícil», dijo el martes a CNN uno de sus abogados, Stéphane Babonneau. «Fue insoportable para ella escuchar a la gente decir que creían que ella fingía estar dormida y que estaban convencidos de que había sido consentido», añadió.
El viernes pasado, antes del juicio, otro de sus abogados, Antoine Arebalo-Camus, declaró a los periodistas que «no tenía ni idea de lo que le habían infligido, por lo que no recuerda las violaciones que sufrió durante 10 años».
Gisèle podría haber pedido que el juicio se celebrara en privado, pero Babonneau declaró a CNN que «ella quería que fuera un juicio público para que todo el mundo pudiera oírlo y hacerse una idea de las excusas que dan los hombres en tales circunstancias».
La hija de Gisèle afirma que su madre buscó consejo médico por la pérdida de memoria y la fatiga extrema que experimentaba como efecto secundario de los fármacos.
En varias entrevistas concedidas a medios de comunicación franceses, afirmó que su madre «vio a médicos, vio a neurólogos», y que la profesión médica no detectó el problema.
La hija ha iniciado ahora una campaña de sensibilización llamada «M’endors Pas», que significa «No me duermas», sobre las agresiones sexuales facilitadas por fármacos.
El juicio comenzó el 2 de septiembre en la ciudad de Aviñón, en el sur de Francia, y el veredicto está previsto para el 20 de diciembre de este año.