La italiana, de 50 años, inició su transición en 2017.
El documental ‘5 nanomoles’ cuenta el proceso vivido por la deportista, que se estrena este lunes (11:10 horas) en los 400 metros T12.
Cinco nanomoles. Esa es la cantidad de testosterona máxima, por litro de sangre, permitida por el COI para que las deportistas transgénero puedan participar en una prueba femenina. De ahí que esos 5 nanomoles hayan sido la llave de Valentina Petrillo (Nápoles, 1973) para poder competir y hacer historia en estos Juegos Paralímpicos de París y den título también a su documental —dirigido por Elisa Mereghetti y Marco Mensa—, donde la atleta relata su proceso de transición. Petrillo será la primera deportista trans en una cita paralímpica y toma el testigo de la haltera neozelandesa Laurel Hubbard, la primera estuvo en unos olímpicos. En su caso fueron los de Tokio 2020.
Su participación —este lunes 2 de septiembre, a las 11:12 horas, en el Stade de France— en los 400 y 200 metros (T12 femenina) ya ha generado controversia. Algo que se ha intensificado, después de la irrupción de las dos boxeadoras intersexuales, la argelina Imane Khelif y la taiwanesa Lin Yu-Ting, hace sólo unas semanas en los Juegos Olímpicos. Los mensajes de odio y las amenazas a Petrillo en las redes sociales no se han hecho esperar. Nada que la detenga, como tampoco lo hizo el diagnóstico de la enfermedad de Stargardt con 14 años, una afección ocular degenerativa.
Antes de su transición de género, que comenzó en 2017, Petrillo jugó en la selección italiana de fútbol sala masculina y ganó once títulos nacionales cuando se pasó al atletismo. Su sitio. Ya como mujer transgénero ha sido una pionera y los resultados han ido de la mano: quedó quinta en el Europeo de 2021 y se llevó dos bronces en el Mundial de 2023. Quiere ser inspiración e icono. No rehúye el activismo. “Tengo que transmitir esperanza. Quiero convertirme en el símbolo de un mundo que se está rebelando”, manifiesta en la web Fanpage.it.
“Nací como Fabrizio, pero desde 2023 soy legalmente mujer”, cuenta en una entrevista con Quotidiano Nazional, donde ofrece más detalles de su vida personal. Petrillo está separada de su esposa Elena, con quien tiene un hijo de 9 años. Ambos acudirán a París para apoyarla. “Lorenzo es el único que tiene permiso para llamarme papi”, se emociona, como lo hace recordando el proceso de aceptación de su familia: “Mi padre Edoardo, un napolitano de 82 años, luchó al principio, pero fue el primero en llamarme Valentina. Mi hermano Francesco tardó más en aceptarlo y mi madre Adriana falleció antes de que comenzara mi viaje, pero ella entendió todo”.
El tratamiento hormonal, reduciendo sus niveles de testosterona y aumentando los de estrógenos, le llevó un tiempo y muchísimos cambios. Cogió peso y perdió fuerza y velocidad, pero mereció la pena. A pesar de las críticas. “Quiero dejar claro que no hice esto para competir en los Juegos. El deporte siempre ha sido parte de mi vida”, afirma. Lo era desde que se mudó a Bolonia para estudiar Ingeniería Informática y a sus haters los rebate con que cumple escrupulosamente la normativa del Comité Olímpico Internacional. “No siento que le esté robando nada a nadie”, insiste en la BBC.
Sin embargo, el debate está servido. ¿Inclusión o equidad? Las reglas de World Para Athletics dicen que una persona legalmente reconocida como mujer puede competir en la categoría de su discapacidad. No es así para World Athletics, que impide a cualquier atleta trans que haya pasado por la pubertad masculina participar en la categoría femenina de las pruebas que puntúen para el ranking mundial. “Debemos respetar nuestras reglas y las de World Para Athletics le permiten competir por el momento. Creo que es justo que tratemos a los deportistas transgénero con respeto y que la ciencia nos dé la respuesta, porque también queremos ser justos con los demás”, manifestó Andrew Parsons, presidente del Comité Paralímpico Internacional, en su día.
Con todo esto, vuelve a salir a la palestra el caso de la velocista española Melani Bergés, a quien Petrillo dejó fuera de los 200 metros en los Juegos por 8 centésimas de segundo. Eso sí, la catalana estará en los 100 metros. Una veintena de organizaciones de mujeres de países como Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, Irlanda, México y España pidió la impugnación de su plaza, por lo que la italiana y esos cinco nanomoles seguirán creando debate…