Matt Brown, exluchador de la promotora estadounidense, detalla a la perfección la difícil situación para los profesionales.
«Si intentas luchar contra la UFC, tus opciones de cobrar mejor disminuyen».
La UFC encara meses muy importantes para la promoción con el inminente juicio por su situación de monopolio en el espacio de las artes marciales mixtas estadounidenses y, en definitiva, mundiales. La compañía dirigida por Dana White se enfrenta a una batalla en los tribunales por los bajos salarios y varias instancias de pagas suprimidas contra varios de sus exluchadores, en una demanda que aglutina diversas denuncias de sus protagonistas del pasado.
A pesar de que los demandantes querían aceptar un acuerdo extrajudicial a cambio de 335 millones de dólares para retirar la denuncia y evitar ir a juicio, el juez del mismo decidió no aceptar el acuerdo entre las partes al considerar que la cifra ni siquiera alcanzaba la superficie de lo que la UFC debe, realmente, a sus luchadores.
El debate alrededor de este tema sigue bien vivo y Matt Brown, excontendiente del peso wélter de la compañía, recién retirado a sus 43 años, ha dado su honesta e inteligente opinión sobre todo este asunto. «Si alguien tiene la culpa sobre los salarios de los luchadores, son los propios luchadores», comenta en Fighter vs. Writer, un podcast de MMA Fighting. «Yo soy uno de ellos, al menos lo fui. Nunca luché contra la UFC sobre mi salario», constata.
«Lo habréis visto seguro, en Instagram o Twitter, esas entrevistas en que los luchadores se ponen del lado de la UFC. Nunca en mi vida vi un negocio en el que los empleados dijeran, ‘sí, no deberían pagarme más. Me están pagando el dinero adecuado’. Eso me resulta increíble. Yo he estado siempre contento con cómo la UFC me ha tratado, me gustan y no tengo nada en su contra, pero si hubiera creído que defenderme a mí mismo y pelearles el tema de la paga me hubiera dado más dinero, lo hubiera hecho al instante», desarrolla Brown.
El exluchador asegura que el mierdo a perder contratos o ver reducidos sus salarios hace que la mayoría de luchadores se muerdan la lengua respecto a este asunto. «Sabemos que tienen una gran cantidad de poder. Si intentas luchar contra la UFC, tus opciones de cobrar mejor disminuyen. Lo normal, entonces, es que estés de su parte en público por mucho que en tu cabeza sepas que no es lo que realmente quieres», ilustra.
Brown pasó más de 15 años en la UFC después de acceder a la misma a través del reality show The Ultimate Fighter (TUF), que acaba de coronar a sus ganadores de la 32ª edición. El exluchador, sin duda, conoce muy bien los entresijos de la compañía y avisa a los aspirantes a entrar en ella: «Es un escenario para magnificar tu marca, para hacer dinero de otra manera. Allí es donde realmente vas a hacer pasta». Y pone un ejemplo muy interesante: «Incluso Conor McGregor, que se podría haber retirado con el dinero que hizo en la UFC, ha logrado multiplicar por 10 o 20 ese dinero gracias a lo que ha montado fuera de la compañía. Ese es el camino».
El estadounidense se fija, como no, en el modelo de la NFL y sus jugadores. A pesar de que un profesional del fútbol americano tiene cuatro buenos años de carrera, se pueden retirar solo con ganan sobre el terreno de juego, subraya. «Esto no es así en la UFC», lamenta. Brown saca a la luz una posición compartida por muchos otros luchadores, que sin embargo siguen escondidos por el temor a posibles represalias de una compañía que, sin duda, controla con puño de hierro el mercado de las artes marciales mixtas (MMA) profesionales alrededor del mundo.
El juicio contra su posición de monopolio, con fecha en octubre y posible retraso a febrero de 2025, puede marcar un punto de inflexión en el predominio de la UFC sobre las MMA, y sobre todo puede aumentar significativamente las condiciones laborales y salariales de todos sus luchadores de aquí en adelante.