En una clara alusión a los recientes diferendos con Washington, el presidente Andrés Manuel López Obrador subrayó: “Que no olviden que México es un país libre, independiente y soberano; no es colonia de ningún país extranjero”.
Asumió la defensa de los migrantes que se ganan la vida en aquella nación y demandó que no se construyan muros ni se militarice la frontera y menos aún se maltrate a los connacionales.
Desde la Plaza de los Tres Presidentes –principal sitio público de este municipio costero–, el jefe del Ejecutivo inauguró obras del Sistema Portuario Nacional-Guaymas, junto a su próxima sucesora, Claudia Sheinbaum Pardo.
Este día –y luego que el consejo general del Instituto Nacional Electoral (INE) avaló el viernes la mayoría calificada para el movimiento de transformación en la Cámara de Diputados–, la presidenta electa adelantó que viene la aprobación del “plan c” , que entre otras reformas tiene como prioridad cambios constitucionales para el Poder Judicial.
Como parte de las giras de inauguración que iniciaron ayer el Presidente y la próxima mandataria, visitaron este municipio donde también inauguraron el aeropuerto que conectará esta zona del estado con otros puntos del país para atraer desarrollo a partir, sobre todo, del turismo.
López Obrador destacó de nuevo la labor de los migrantes, cuyas remesas enviadas a México representan el principal ingreso para el país y que, dijo, se estima que este año alcancen poco más de 65 mil millones de dólares.
A unos días de que el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, expresó su rechazo a la iniciativa de reforma constitucional al Poder Judicial, el mandatario mexicano insistió que nuestro país es libre e independiente. Y también aludió al uso político que algunos políticos estadounidenses han dado al tema migratorio.
“Los vamos a defender siempre (a los migrantes), les guste o no les guste. No queremos muros ni militarización de la frontera. No queremos maltratos a nuestros paisanos y que no olviden que México es un país libre, independiente y soberano. No es colonia de ningún país extranjero”.
De nuevo, pasó la estafeta a la Sheinbaum Pardo. “Ya a mi edad ni puedo andar de lambiscón”, dijo a manera de aclaración para continuar –como lo ha hecho desde que Sheinbaum ganó las elecciones– con los elogios a su correligionaria.
“A la que voy a entregar la banda presidencial es muy buena, es una mujer extraordinaria. Me voy a ir contento y tranquilo. Me va a sustituir una mujer preparada, con principios, con buen corazón, buenos sentimientos y va a darle continuidad a todo lo que hicimos, porque no es labor o logro de un sólo hombre o un puñado de hombres que empezamos esto. No. Fuimos millones, fuimos miles de sonorenses cuando empezamos que era muy difícil”.
Recalcó que el cierre de su mandato será terso. “Nuestra Presidenta ya me relevó en el compromiso (de seguir las obras pendientes) y ya nos vamos a ir muy tranquilos, suavecito, suavecito, poco a poquito. Ya saben que amor, con amor se paga”.
A su vez, la Presidenta electa recordó que el 2 de junio el pueblo envió un claro mensaje. “Se está por aprobar ya en el Congreso lo que en su momento hablamos aquí y en campaña: el ‘plan c’, que quiere decir varias reformas a la Constitución que tiene que ver con fortalecer los programas del bienestar y una más, la del Poder Judicial”.
Repitió el mismo ejercicio que lanzó en la huasteca potosina el viernes.
Preguntó a los asistentes: “¿Qué es mejor, que a los ministros de la Suprema Corte los elija el Senado de la República o el pueblo de México?”.
Al unísono, la gente respondió: “¡El pueblo!”. No conforme con eso, Sheinbaum pidió un voto a mano alzada, como en asamblea popular, y todos los presentes alzaron la mano para avalar simbólicamente su acuerdo con la polémica reforma.
“Eso es democracia. Democracia para elegir a la Presidenta, a los legisladores y para el Poder Judicial. Que sea un Poder Judicial que esté al servicio del pueblo”, concluyó.