Jamal Murray nunca ha sido un jugador dado a la regularidad.
Su innegable talento sufre valles acuciados y discontinuidades físicas prácticamente cada temporada. Lo cual en parte le aleja de ese All-Star y All-NBA que se le resisten. Ocurre que estos bajones, hasta ahora, nunca habían aparecido en postemporada, donde el canadiense suele disparar sus prestaciones. Este curso, incluyendo los posteriores Juegos Olímpicos de París, no ha sido el caso.
Dejando un reguero de dudas que incluso el propietario de los Denver Nuggets señala. «Sabía que no estaba al 100% en los playoffs y los JJ.OO.», asegura Josh Kroenke, presidente de la franquicia.
«Sé que devolverle a ese estado de forma es crucial para ver al Murray que hace triples dobles en una final NBA», apuntala el multimillonario. Kroenke señala a las lesiones, especialmente la de su tobillo, y la fatiga como causas. Sobre todo por la cantidad de partidos y dolencias que sus jugadores han acumulado en estas dos últimas campañas.
Aun así, el propietario no duda en echar un capote a su jugador en aras de afrontar este mismo verano la cacareada extensión de contrato para la que es elegible. «Jamal es uno de los mejores jugadores del mundo. Pero por mucho que entienda sus ganas por ir a los Juegos, simplemente leyendo sus declaraciones sé que está frustrado. Y no tengo dudas de que utilizará eso como motivación para la temporada que viene.