El Gobierno de Brasil endurecerá las normas para los viajeros que llegan al país suramericano en tránsito, con el fin de evitar el uso «abusivo» de las solicitudes de refugio, informaron este miércoles las autoridades.
Los agentes migratorios obligarán a partir del próximo lunes a que las personas que desembarcan en los aeropuertos brasileños sin visado de entrada y con destino a otros países continúen su trayecto o vuelvan a los puntos de origen.
Con las nuevas reglas, se pretende impedir que pasajeros supuestamente en tránsito desistan de su vuelo de conexión, permanezcan en el aeropuerto y luego pidan asilo para ingresar al país suramericano.
El Ministerio de Justicia defendió en un comunicado enviado a EFE que la nueva medida es legal y que con ella se busca combatir el tráfico de personas y «proteger» el acceso al refugio para aquellos que «efectivamente demuestren interés en solicitar la protección internacional».
Actualmente, hay 481 individuos que se encuentran en el área restringida del aeropuerto internacional de Guarulhos en São Paulo, el mayor del país, y cuyos pedidos de asilo serán tramitadas si los realizan de aquí al lunes, cuando entra en vigor la nueva política.
Según el comunicado, la Policía Federal realizó investigaciones y concluyó que las organizaciones criminales recomiendan a los migrantes, en su mayoría de países asiáticos, pedir refugio «en sustitución indebida al visado de entrada».
En apoyo a esa tesis, las autoridades apuntaron al aumento drástico del número de peticiones en el aeropuerto de Guarulhos, donde estas pasaron de 69 en 2013 a 4.239 en 2023 y 6.329 entre enero y agosto de este año.
Además, pese a los 8.300 pedidos registrados desde 2023, apenas 117 personas solicitaron el Registro Nacional Migratorio y 262, el número de identificación con el que se accede a los servicios públicos de salud y de educación en Brasil.
Esto revela, según las investigaciones, que la finalidad de los solicitantes no era vivir en Brasil, sino continuar el camino hasta EE.UU. o Canadá de forma irregular.
En varias ocasiones a lo largo de los últimos dos años, cientos de migrantes permanecieron durante semanas en el aeropuerto de Guarulhos a la espera de que las autoridades tramitasen sus pedidos de asilo, mientras vivían en campamentos improvisados sin las mínimas condiciones de higiene.
Entre los viajeros acampados, había familias afganas que huyeron de su país después de que los talibanes tomaran el poder y que buscaban iniciar una nueva vida.