Investigan como traición a la patria la captura de ‘El Mayo’ Zambada en EE.UU. AMLO considera como afrenta cualquier intervención estadounidense.
Estados Unidos logró detener en julio al narcotraficante mexicano más buscado, pero la Fiscalía General de la República en el país vecino (y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador) presentaron cargos judiciales por traición a la patria contra quienes lo entregaron.
Es parte del largo y extraño rastro del líder del cártel de Sinaloa, Ismael ‘El Mayo’ Zambada, que apareció inesperadamente en un avión privado que aterrizó cerca de El Paso (Texas) en un vuelo organizado por otro capo muy buscado que decidió entregarse.
Las autoridades estadounidenses afirman que Joaquín Guzmán López —hijo del encarcelado exlíder del cártel Joaquín El Chapo Guzmán— voló a Estados Unidos para rendirse, pero secuestró a Zambada antes de salir de México y lo obligó a subir al avión.
Pero en lugar de agradecer a Estados Unidos la captura de Zambada —cuyo cártel lleva décadas sembrando muerte, violencia y terror en México—, la Fiscalía mexicana presentó cargos por traición contra Guzmán o cualquier persona implicada en el supuesto complot para llevar a Zambada a EE.UU.
La Fiscalía General de la República dijo que había abierto una investigación penal “por los posibles delitos de fuga ilegal, uso ilícito de aeropuertos, violación a las leyes de migración y aduanas, secuestro, traición a la patria y cualquier otro que resulte aplicable”.
Esta inusual respuesta a la captura de un narcotraficante por cuyo arresto ofrecía Estados Unidos una recompensa de 15 millones de dólares se basa en un artículo del código penal mexicano que establece penas de hasta 40 años de cárcel por traición a la patria.
Ese artículo legal incluye las definiciones tradicionales de traición —atacar a México en nombre de una potencia extranjera o servir a un ejército extranjero—, pero también establece que cometen traición “quienes secuestren ilegalmente a una persona en México para entregarla a autoridades de otro país”.
Al parecer, esa cláusula fue motivada por el secuestro de un médico mexicano buscado por su presunta participación en la tortura y asesinato en 1985 del agente de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en ingles) Enrique Kiki Camarena. El doctor Humberto Machaín fue secuestrado en suelo mexicano en 1990 y entregado a las autoridades estadounidenses, lo que enfureció entonces a México.
Cabe recalcar que López Obrador considera desde hace tiempo una afrenta a cualquier intervención estadounidense, y se ha negado durante su sexenio en el Gobierno a enfrentarse a los cárteles de la droga. De hecho, indicó que cuestionaba la política estadounidense de detener a narcos, preguntando: “¿Por qué no cambian esa política?”.
Preguntado por Zambada —y la posible implicación de un alto político del partido Morena, de López Obrador, en negociaciones con los narcos—, el presidente enmarcó todo el asunto como un posible complot de EE.UU. para desprestigiarlo vinculando a su partido con los capos de la droga.
“En Estados Unidos hay algunos grupos que no quieren entender que las cosas han cambiado y que quieren seguir interviniendo, socavando, tratando de dominar”, aseguró López Obrador.
Previamente, el abogado de Zambada hizo pública una carta de su cliente en la que afirmaba que había sido emboscado y raptado cuando pensaba que iba a reunirse con el gobernador del norteño estado de Sinaloa, y que después fue trasladado contra su voluntad a Estados Unidos.
En la carta de dos páginas, Zambada señaló que Guzmán López le pidió que asistiera a una reunión el 25 de julio con políticos locales, entre ellos el gobernador, Rubén Rocha Moya, de Morena.
Pero, según la carta, en lugar de ello fue conducido a una habitación donde lo derribaron, le colocaron una capucha en la cabeza, lo esposaron y luego lo llevaron en una camioneta a una pista de aterrizaje donde lo obligaron a subir a un avión privado que finalmente lo llevó a él y a Guzmán López a suelo estadounidense.
La carta suscitó dudas sobre los vínculos entre los narcotraficantes y algunos políticos de Sinaloa, el estado de la costa del Pacífico que es la base del cártel de Sinaloa, pero el gobernador negó toda relación con los delincuentes e indicó que no se encontraba en Sinaloa ese día. Tras los arrestos había dicho que se encontraba en Los Ángeles.
La Fiscalía General de la República aseveró que se había hecho cargo del caso de los fiscales del estado de Sinaloa. En cuanto a la posible implicación del gobernador, contó que se había “puesto en contacto con él, para obtener toda la información aplicable”, pero al parecer no le había llamado a declarar.
A principios de agosto, Zambada, de 76 años, compareció por segunda vez ante una corte federal estadounidense en Texas, tras haber sido puesto bajo custodia estadounidense la semana anterior.
Al parecer, Guzmán López llevaba mucho tiempo negociando con las autoridades estadounidenses la posibilidad de entregarse. Guzmán López, de 38 años, se ha declarado no culpable de narcotráfico y otros cargos ante una corte federal de Chicago.
Las autoridades estadounidenses declararon que casi no tuvieron ningún aviso cuando el avión de Guzmán López aterrizó en un aeropuerto cercano a El Paso y que no esperaban que Zambada estuviera a bordo de la nave. Ambos hombres fueron detenidos y siguen en prisión. Están acusados en EE.UU. de narcotráfico.
Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México, aseveró que el avión despegó de Sinaloa y no presentó ningún plan de vuelo. Subrayó que el piloto no era estadounidense, ni tampoco el avión.
Lo que se deduce es que Guzmán López tenía intención de entregarse y llevó consigo a Zambada para conseguir un trato más favorable, pero sus motivos siguen sin estar claros.
ZAMBADA Y EL CÁRTEL DE SINALOA
Zambada era considerado el estratega del cártel de Sinaloa y se pensaba que estaba más involucrado en sus operaciones cotidianas que su jefe más conocido y llamativo, El Chapo, condenado en 2019 a cadena perpetua en Estados Unidos.
La facción de Zambada del cártel de Sinaloa ha mantenido duros enfrentamientos con otra facción liderada por los hijos de Guzmán.