Cuando Gonzalo Pérez de Vargas detuvo el lanzamiento de Borut Mackovsek en el último segundo, los Hispanos se abalanzaron sobre su capitán.
En unos Juegos Olímpicos de París 2024 a los que llegaba con dudas por el momento de cambio y las lesiones de última hora, la selección española masculina de balonmano conquistó su quinta medalla olímpica de bronce.
Mientras el resto de sus compañeros sepultaba a Pérez de Vargas, fuera de la pista Aleix Gómez, máximo anotador del equipo en el torneo (48) y en este partido (5), tieso y sin poder moverse en la banda, ofrecía la más viva imagen de cuánto había costado. Un minuto antes, el extremo tuvo que ser retirado a hombros por su compañero Abel Serdio después de un duro choque de rodillas.
Fue otro encuentro muy sufrido, la tarifa a la que se han abonado Los Hispanos en este torneo. Ganaron de uno a Croacia en el último partido de la fase de grupos (32-31); ganaron de uno a la Egipto de Juan Carlos Pastor en cuartos de final (29-28); perdieron de uno ante Alemania en semifinales (24-25); y sellan este bronce ganando de uno a Eslovenia con una parada en el último segundo (23-22).
Paradójicamente, el mismo rival contra el que hace dos semanas y media empezó esta aventura olímpica. Un duelo apretado al límite, donde ninguno de los dos equipos manejó una renta de más de dos goles. España volvió a retomarla a falta de solo dos minutos con goles de Serdio y Alex Dujshebaev, pero ni siquiera al filo fue definitiva.
Después de ese golpe fortuito que tumbó a Aleix Gómez, y que se resolvió con falta en ataque del extremo español, Eslovenia tendría una última oportunidad de mandar el partido a la prórroga. Lanzó Mackovsek, detuvo Pérez de Vargas, y los Hispanos sepultaron a su capitán celebrando su quinta medalla olímpica de bronce.