¡Estalló La Concorde! Y el grito cruzó de inmediato el Océano Atlántico para que la provincia de Córdoba -y toda la Argentina, en realidad- festeje un logro dorado de un representante albiceleste.
José “Maligno” Torres Gil, un cordobés con un físico de hierro y temperamento a toda prueba, voló por el aire con su bicicleta para alcanzar la gloria en BMX freestyle. En una disciplina que no estaba en la mira de los argentinos que cada cuatro años se pliegan a mirar los Juegos Olímpicos, este deportista de 29 años hizo historia en nuestro país: con un puntaje extraordinario, 94.82, el Maligno conquistó la medalla dorada en París 2024 y le dio la gran alegría a la Argentina, que desde los Juegos de Río 2016 no conseguía la presea del mejor metal.
“Voy a llegar a la habitación de la Villa Olímpica y, cuando esté un poco más en silencio viendo la medalla, comprenderé lo que acaba de suceder”, suspiraba a LA NACION el Maligno, después de que disminuyó el estruendo de los altoparlantes, que relataban vivamente cada una de los piruetas. “Trato de no mostrar mucho mis emociones porque no quiero dar pena a nadie, pero estoy derrumbado en este momento y a la vez contento”, decía, y seguía: “Todo lo que hago es para representar muy bien a mi país y a los latinos: somos todos lo mismo a la hora de salir afuera, pero jamás tenemos la misma posibilidad de presupuesto a la hora de competir”.
Nadie pudo con este chico capaz de redibujar el aire sobre dos ruedas, que venía insinuando con hacer algo muy grande en los Juegos Olímpicos. Y que se clasificó sobre la hora a la máxima cita, apenas un mes antes, pero que siempre confió en sus condiciones para llegar a la tierra prometida: París. De esta manera, la Argentina vuelve a obtener una medalla de oro olímpica después de la sequía en Tokio 2020. Maligno se impuso al británico Kieran Reilly (93.91) y al francés Anthony JeanJean (93.76), que parecía que le arrebataba el título, pero cuyas piruetas fueron menos valoradas por los jurados. Quizás haya impresionado el griterío para Jeanjean; lo cierto es que la plasticidad de nuestro biker superó cualquier intento de los otros ocho competidores que animaron la final en el fabuloso complejo de rampas en La Concorde, animado con música a todo volumen.