La localidad fronteriza de Paso Canoas, punto crucial entre las fronteras de Panamá y Costa Rica por el que cruzan diariamente cientos de migrantes en situación irregular, fue escenario este martes de una caminata binacional con motivo del Día Internacional contra la Trata de Personas.
La actividad, que contó con la participación de unas veinticinco entidades gubernamentales de ambos países y de representantes de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), pretende visibilizar y sensibilizar sobre la crisis migratoria y los peligros de la trata de personas en la región.
Estudiantes de centros educativos de las comunidades fronterizas se sumaron a la marcha, organizada por la Unidad Técnica Ejecutora Binacional (UTEB) de la Comisión Permanente para la Protección y Asistencia a Migrantes en Condiciones de Vulnerabilidad (Coopami) entre Panamá y Costa Rica.
«No + Trata de personas. No a la Trata de personas. Stop», era el contenido de un cartel sostenido por dos niñas, uno de los tantos mensajes en contra de este flagelo exhibidos en el recorrido binacional que partió del lado panameño y culminó en territorio costarricense.
Como parte del convenio de cooperación fronterizo que data de hace más de 30 años, en Paso Canoas se estableció hace más de una década la UTEB para atender a la población en condición vulnerable, principalmente a migrantes, ya que es paso obligado para los que cruzan la selva del Darién con destino a Norteamérica.
«Esta es una de las actividades insignia de la Coopami que se realiza todos los años», dijo a EFE Rogelio Vásquez, coordinador de Relaciones Transfronterizas de este convenio por parte de Panamá.
Con esta caminata se «busca sensibilizar a la población y atender a los migrantes en condiciones de vulnerabilidad, que son las dos razones por las que se crea la Coopami y es un esfuerzo que hace Panamá y Costa Rica en contra de la trata de personas», añadió Vásquez.
El secretario ejecutivo de esta organización en Costa Rica, Oscar Méndez, señaló por su parte a EFE que ambos países tienen un acuerdo fronterizo para prevenir este problema y «ayudar a los migrantes en condición de vulnerabilidad», y esta marcha, dijo, «nos da un mensaje de reflexión de la trata contra las personas».
«Tenemos que reforzar la colaboración entre los dos países (…) porque ninguna organización puede luchar sola y estamos aquí para reforzar la colaboración entre ambos países», manifestó Giuseppe Loprete, jefe de misión de la OIM en Panamá.
Isis Orozco, oficial a cargo de la OIM en Costa Rica, coincidió con Loprete y puntualizó que este delito «no se puede tratar en un solo país, sino que tienen que ser un esfuerzo global para mitigar ese flagelo».
La misión de la OIM en Panamá recordó que el lema de este año, ‘No dejar a ningún niño y niña atrás en la lucha contra la trata de personas’, resalta «la necesidad crítica de respuestas focalizadas e inclusivas para proteger a las infancias».
Esas respuestas, según el organismo de Naciones Unidas, «deben abordar los riesgos y las vulnerabilidades, mejorar la resiliencia, y fortalecer la protección de niños, niñas y adolescentes contra la trata de personas».
El procurador (fiscal general) de Panamá, Javier Caraballo, dijo en una intervención con motivo del Día Mundial Contra la Trata que este delito implica «la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción (…) con fines de explotación».
Caraballo hizo énfasis en que esto «socava las bases de la sociedad, trasciende fronteras y muta o cambia, lo cual conlleva la necesaria adopción de medidas en los planos internacional, regional y nacional».