El ganador de 22 Grand Slams superó al hijo de la leyenda sueca Bjorn Borg por 6-3 y 6-4. Busca preparar su participación en los Juegos de París.
Estoy aquí para defender el título», bromeaba Rafa Nadal después de vencer a Leo Borg (6-3 y 6-4) en la primera ronda de Bastad. Hacía referencia el balear a que la última vez que participó en el torneo sueco lo ganó. Hace 19 años de eso, fue en 2005, justo después de que levantara por primera vez un Grand Slam, el primer Roland Garros.
También él tenía 19 años y ahora regresa en una temporada especial por muchos motivos. El fundamental es que puede ser la última del manacorense, que sigue sin querer poner un día y una hora concretos para el punto y final, todo dependerá de lo que le diga su físico. Y después, porque es año olímpico y los Juegos, además, se disputan en las pistas de Roland Garros.
Por eso Rafa, que jugó hace mes y medio en el Grand Slam y pese a la derrota en primera ronda con Zverev tuvo buenas sensaciones tenísticas, decidió no hacer el cambio brusco a la hierba para volver a la tierra. Se saltó Wimbledon y ha seguido practicando en su academia sobre la superficie lenta.
El paso siguiente era volver a la competición y Bastad parecía el lugar ideal, además justo una semana antes de que comiencen los Juegos, que son el gran alimento de zurdo en estos momentos. Nadal tuvo ya una primera toma de contacto en el dobles, que jugó con Casper Ruud, el noruego que entrena en Manacor y con el que disputó la final en la Philippe-Chatrier en 2022. Ganaron a Andreozzi y Reyes Varela (6-1 y 6-4). Le quedaba el individual. El estreno tenía una parte de emblemático porque el rival, Leo Borg, es el hijo de Bjorn Borg, la leyenda sueca que tenía todos los récords de Roland Garros hasta que llegó Rafa. Leo tiene 21 años y aparte del peso de soportar ser el hijo de quien es, tiene buenos golpes y está peleando por establecerse en la élite. De momento, se mueve más en los torneos Futures o Challenger. Es el 461 del mundo (ha llegado a ser el 334, en septiembre de 2023).
Pese a que de base Nadal es muy superior, saca buenas conclusiones de un partido en el que fue de menos a más. Leo buscó un tenis más directo, sin querer entrar demasiado en los peloteos, con mucho riesgo a por el ganador. El español arrancó con precauciones. Durante los primeros juegos golpeaba la bola con cuidado, intentando ser más táctico, tirando muy hacia arriba, pero se estaba quedando corto. Con eso le dio para conseguir el primer break y ya vivir tranquilo. Poco a poco su bola empezó a botar más cerca de la línea de fondo, tiró más fuerte, se atrevió con las dejadas, mandó en algunos puntos. Le entró la primera derecha paralela a la esquina, el golpe que suele ser un termómetro para él, tras fallar un par antes. Se movió bien en general y, sobre todo, sacó muy bien y no concedió ninguna pelota de rotura. Sólo perdió siete puntos con primero y cinco con segundo.
El segundo set lo comenzó con una rotura que ya supo rentabilizar. Leo Borg subió también su nivel, pero iba en desventaja y como al resto no hacía daño, Nadal llegó al triunfo con relativa facilidad. «Necesito victorias, porque dan confianza», aseguró. La próxima la buscará el jueves ante un contrario ya de más entidad: el británico Cameron Norrie.