Barack Obama y Nancy Pelosi han hablado en privado sobre Joe Biden y el futuro de su campaña para 2024. Tanto el expresidente como la expresidenta de la Cámara de Representantes expresaron su preocupación por lo difícil que creen que se ha vuelto para el presidente vencer a Donald Trump. Ninguno de los dos sabe muy bien qué hacer.
Los demócratas están desesperados por que acaben las desalentadoras luchas internas para poder volver a intentar derrotar al expresidente. Y están rogando a Obama o a Pelosi que les ayuden a conseguirlo, conscientes de que el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, no cuenta con la confianza de Biden y de que el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, no tiene la profundidad de relaciones para transmitir el mensaje.
CNN habló con más de una docena de miembros del Congreso, operativos y múltiples personas en contacto tanto con Obama como con Pelosi, muchos de los cuales dicen que el fin de la candidatura de Biden parece claro y en este momento es sólo una cuestión de cómo se desarrolla, incluso después de la conferencia de prensa de este jueves por la noche.
Y si esos dos piensan lo contrario, dicen varios líderes demócratas, tienen que decirlo claramente lo antes posible antes de que se haga aún más daño a menos de cuatro meses de las elecciones.
Muchos de los colegas de Pelosi esperan que ella pueda poner fin a la confusión en la que se han visto involucrados los demócratas durante las dos últimas semanas. Y para una buena parte de ellos, ese final puede llegar si ella le dice a Biden que tiene que abandonar.
Pelosi ha hablado con Biden desde el debate, pero en el tiempo transcurrido desde entonces la demócrata de California ha dejado claro que no considera definitiva la decisión de Biden de seguir en la carrera. Pero ella, a través de un asesor, declinó hacer más comentarios.
La decisión de Obama de no hacer ningún comentario público durante dos semanas ha dejado a varios líderes demócratas con la sensación de que los ha dejado tirados al aferrarse a la misma postura que ha definido en gran medida su postpresidencia. Tras el debate, publicó en X: «Las malas noches de debate ocurren. Créanme, lo sé», y reiteró ese sentimiento en una recaudación de fondos en Nueva York para los demócratas de la Cámara de Representantes la noche después de la actuación de Biden. El expresidente ni siquiera tenía previsto hacer ninguna declaración pública, pero Biden y los asesores de Obama se coordinaron para difundir ese mensaje de forma que reflejara los puntos de discusión de la campaña de Biden en el sentido de que el primer debate de reelección de Obama en 2012 también fue mal, y no acabó poniendo fin a su campaña.
Pero el creciente escepticismo de Obama sobre la capacidad de su amigo para ganar la reelección es uno de los secretos peor guardados de Washington.
Cuando se escriba la historia de este extraordinario periodo de dos semanas de la política estadounidense, las huellas dactilares de Obama y Pelosi serán mucho más evidentes de lo que se conoce actualmente, dicen a CNN personas familiarizadas con el asunto, ya que los referentes demócratas han servido de guía a un partido presa del pánico.
«Están observando y esperando a que el presidente Biden tome una decisión por sí mismo», dijo a CNN un veterano demócrata cercano a todos ellos, que habló bajo condición de anonimato para evitar ser considerado irrespetuoso con Biden.
La campaña de Biden declinó hacer comentarios.
Aunque no niega que la expresidenta de la Cámara y Obama hayan hablado sobre Biden, un portavoz de Pelosi declaró a CNN tras la publicación de este artículo: «No hay ningún miembro del Congreso que tenga conocimiento de ninguna conversación de la presidenta Pelosi con el presidente Obama. Cualquiera que diga que sí está faltando a la verdad».
Obama ha estado recibiendo más llamadas de las que hace, dicen personas que han hablado con él. Cuando habla con los ansiosos donantes y funcionarios demócratas, escucha más que habla, evitando cuidadosamente adoptar posturas que supone que se filtrarían rápidamente.
Ese fue también el enfoque de Obama en la llamada que mantuvo con Biden tras el debate, en la que el actual presidente ha sugerido a otros que el expresidente le apoyaba para superar la agitación. Sin embargo, según otras personas familiarizadas con la llamada, Obama se ciñó a su postura de ser «caja de resonancia y consejero privado». Insistió. Hizo de abogado del diablo. Pero no tomó una postura.
En conversaciones con algunos demócratas durante las dos últimas semanas, Obama ha rechazado la idea de que pudiera empujar a Biden en una dirección u otra aunque quisiera, lo que subraya su larga y complicada, aunque leal, relación. Y se ha complicado aún más durante el tiempo que han estado separados: desde que dejaron atrás el cargo —y sus almuerzos semanales en la Casa Blanca durante ocho años— los dos han hablado mucho menos de lo que algunos de sus asesores han insinuado a menudo.
Si el expresidente trató de orientar a Biden para que saliera de la carrera, dicen personas que conocen a Obama, éste es consciente del prisma a través del cual podría verse. Biden ha escrito que sintió que Obama no le animaba a presentarse tarde a las primarias demócratas en los meses posteriores a la muerte de su hijo Beau en 2015. Aunque Obama cree que estaba tratando de ayudar a su entonces vicepresidente a centrarse en su dolor y no meterse en lo que habría sido una campaña de primarias increíblemente dura contra Hillary Clinton y Bernie Sanders, puede que otra conversación no fuera así.
«Biden diría: ‘Bueno, señor presidente, usted ya usó ese chip en 2015 y nos consiguió a Donald Trump'», especuló un veterano asesor de la campaña de 2020. «Creo que lo endurecería más».
Obama también se resiste a darle a Trump, al que siempre provoca, material nuevo involucrándose activamente.
En el pasado —incluso durante las primarias demócratas de 2020— Obama vio su papel como el unificador que puede ayudar a validar la dirección del partido a cualquier parte del partido que permanezca escéptica. Hasta ahora, no se ha comprometido a tener ese papel en la confusión sobre si Biden debe seguir siendo el candidato demócrata, qué pasa si se queda o qué pasa si cambia de rumbo y decide irse. «Bueno, se le conoce como el Obama sin drama», dijo el representante Emanuel Cleaver, demócrata de Missouri. «Así que si hay drama, es él quien se ocupa de ello».
Algunos de sus allegados consideran que la actitud de distanciamiento de Obama, al menos en público, es una forma de mantener la pólvora seca en caso de que tenga que mantener una conversación franca y difícil con Biden.
«Va a estar totalmente a favor de la candidatura demócrata. No importa quién sea nuestro candidato, él se dejará la piel para asegurarse de que esa persona gane en noviembre», dijo una persona que habla regularmente con Obama.
Obama ha estado al lado de Biden en dos actos de recaudación de fondos celebrados este año, incluido el de Los Ángeles del mes pasado, en el que George Clooney reconoció más tarde que le había alarmado la forma en que Biden se comportaba.
Biden se despertó en Italia el día antes de la recaudación de fondos —tras varios días de reuniones del G-7— y tuvo que volar durante la noche a través de cinco husos horarios para llegar allí, porque el copresidente de la campaña, Jeffrey Katzenberg, estaba ansioso por celebrar el acto con temática de Hollywood, y Clooney dijo a la campaña que sólo había un día en el que estaba disponible, dada su agenda de rodaje.
Incluso de camino allí, Obama cuestionó la idea de someter a cualquier candidato presidencial a ese tipo de programación.
«Era el mismo hombre que vimos en el debate», escribió Clooney en un artículo para The New York Times esta semana, implorando a Biden que se hiciera a un lado.
Fueron esas palabras las que enfurecieron a algunos leales a Biden, que sugirieron que Obama estaba detrás del artículo de opinión de Clooney. El expresidente, que mantiene una relación de amistad con el actor, era consciente de que se iba a publicar, pero no intentó impedirlo. Para algunos defensores de Obama, fue una forma de preservar su neutralidad, pero para algunos leales a Biden, fue una señal de profunda traición.
Obama estuvo entre bastidores y en el escenario con Biden mucho más tiempo que Clooney. Otros en aquel momento atribuyeron el estado de forma del presidente al desfase horario. El infame video en el que Obama conduce a Biden fuera del escenario, según personas familiarizadas, se debió más bien a que el expresidente quería marcharse.
Un asesor de Obama declinó hacer comentarios y tampoco quiso decir si su propia evaluación del estado de Biden seguía siendo que se trataba de jet lag.
Pelosi vuelve a romper el dique
Cuando los demócratas de la Cámara de Representantes abandonaron su reunión privada de este martes por la mañana, muchos pensaron que lo peor para el presidente ya había pasado. La mayoría de los comentarios contra Biden procedían de miembros que ya habían pedido su dimisión.
Este miércoles por la mañana, Pelosi acudió al programa «Morning Joe» de MSNBC para una aparición programada desde hacía tiempo y aprovechó su presencia en un programa que el presidente suele ver para poner en duda su candidatura. En privado, dijo a sus colegas que no pusieran en aprietos a Biden mientras los líderes de la OTAN estuvieran en la ciudad. Pero incluso más demócratas tomaron sus comentarios como un pase abierto para emitir sus declaraciones pidiendo a Biden que se hiciera a un lado.
Pelosi conoce a Biden desde hace décadas. Es tres años mayor que él. Ha sido una de sus más firmes defensoras, incluso durante las primarias de 2020. Ha terminado como portavoz y no tiene nada que perder.
«Creo que en este momento, si Biden acaba renunciando como candidato, ella demostrará ser la líder demócrata más importante», dijo un demócrata de la Cámara de Representantes. «Ella es la única en una situación como ésta, en especial generacionalmente, que tiene la credibilidad para opinar sobre algo que es tan delicado e importante».