El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, enfrentó este jueves las primeras manifestaciones contra el alza en el precio de las gasolinas de mayor consumo, después de que su Administración redujera los subsidios a esos combustibles.
En varios puntos del país se registraron protestas como bloqueos de vías, si bien el acto más multitudinario se llevó a cabo en la capital Quito con una marcha convocada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), la mayor central sindical del país, que también congregó a otros gremios y colectivos sociales que buscaron expresar su insatisfacción.
La movilización en Quito se desarrolló de manera pacífica, salvo en el tramo final, donde algunos participantes trataron de derribar algunas vallas puestas por la Policía para impedir el acceso a la Plaza de la Independencia, donde se encuentra el Palacio de Carondelet, sede de la Presidencia y del Gobierno.
La lluvia y la Policía terminaron por dispersar la concentración, si bien algunos manifestantes permanecieron en la Plaza de Santo Domingo hasta entrada la noche en desafío a los agentes con el objetivo de llegar hasta la sede del poder ejecutivo.
Los sindicatos calificaron de exitosa esta primer jornada de movilizaciones y anticiparon que en las próximas semanas pueden desarrollarse más protestas, al considerar que a mitad de julio volverán a subir las gasolinas.
«El nuevo Ecuador resuelve aplastando al pueblo», decía una pancarta sostenida por un participante que acudió disfrazado de Nobita, el personaje de dibujo animado japonés con el que suele apodar en Ecuador a Noboa, con un atuendo en el que también parodió los zapatos de plataforma del mandatario, que también han sido objeto de numerosos memes.
Otros asistentes quemaron un ‘Noboa de cartón’, figura a tamaño real del jefe de Estado que se hizo popular en las calles y redes sociales durante la campaña electoral.
Durante el desarrollo de esta manifestación Noboa estuvo ausente del país, pues se encontraba en Lima para la celebración del encuentro presidencial y gabinete nacional con Perú.
En esta movilización no participó de manera oficial el movimiento indígena que ha sido la punta de lanza de las dos grandes olas de protestas acontecidas en Ecuador en 2019 y 2022, respectivamente, contra los dos intentos previos que ha habido en el país de quitar subsidios a los combustibles, realizados en los mandatos presidenciales de Lenín Moreno (2017-2021) y Guillermo Lasso (2021-2023), quienes en ambos casos se vieron obligados a dar marcha atrás.
Tanto en esas dos ocasiones anteriores como ahora la medida contra las subvenciones a los combustibles se da bajo sendos programas crediticios del Fondo Monetario Internacional (FMI), el último de ellos aprobado recientemente por 4.000 millones de dólares.
Sin embargo, a diferencia de sus predecesores, Noboa solo ha reducido los subsidios a las gasolinas, cuyo gasto anual para el Estado asciende a unos 644 millones de dólares, mientras que ha mantenido las subvenciones al diésel y el gas, que engrosan alrededor de la mitad de los más de 3.000 millones de dólares que Ecuador gasta anualmente en subsidiar combustibles.
La medida aplica para las gasolinas Extra y Eco País, ambas de 85 octanos, que desde el pasado viernes 28 de junio dejaron de tener un precio congelado en 2,47 dólares por galón (3,78 litros) y sufrieron un incremento de 25 centavos hasta costar 2,72 dólares por galón.
No obstante, el Gobierno no ha liberalizado por completo sus precios, pues ha aplicado un mecanismo de estabilización, de manera que el valor al consumidor de estos dos carburantes no podrá subir más de 5 % al mes ni tampoco bajas más de un 10 % al mes, para proteger a los usuarios frente a fluctuaciones a brutas de los precios internacionales del petróleo.
Asimismo, también ha puesto en marcha un mecanismo de compensación para entregar partidas económicas a un grupo de 84.000 transportistas que cubran el incremento de estos combustibles, de modo que no afecte al precio de los viajeros de estas unidades.
Las reducción de las subvenciones a las gasolinas se enmarca además dentro de las reformas económicas que el joven mandatario de 36 años, en el poder desde noviembre de 2023, ha emprendido para equilibrar las cuentas públicas, que en 2023 registraron un déficit de cerca de 4.800 millones de dólares, equivalente al 5 % del producto interior bruto (PIB).