El ministro de Gobierno de Bolivia, Eduardo del Castillo, ha revelado que la Policía estaba lista para enfrentarse a los militares en caso de que el presidente Luis Arce fuera detenido cuando se encaró al general Juan José Zúñiga a las puerta de Palacio Quemado, durante la fallida intentona golpista de la semana pasada.
«Si en ese momento Zúñiga se animaba a detener a Arce, este grupo iba a reaccionar (…) La Policía me dijo que todo estaban listos para defender la democracia», ha revelado Del Castillo en una conferencia de prensa.
Sin embargo, ha contado que Arce dio orden de que la Policía no fuera desplegada en la plaza Murillo para evitar que se produjeran los fatales acontecimientos del estallido social de 2003, que dejó más de 60 muertos entre policías y civiles. «Se debía evitar a toda cosa víctimas humanas», recuerda.
Del Castillo ha recalcado que «no habrá impunidad para ninguno» de los implicados, que ya rondarían los 70, según un último balance del Gobierno, de los cuales 23 están bajo arresto, si bien algunos de ellos domiciliario.
«Aunque el golpe de Estado militar fue fallido, encabezado principalmente por militares, podemos evidenciar que existieron algunos intereses políticos de por medio (…) Hay gente que quiere crear las condiciones para que un golpe de esta naturaleza se concrete», ha contado, según recoge la prensa boliviana.
El asedio liderado por Zúñiga a la sede del Gobierno en la plaza Murillo de La Paz fue sofocado apenas tres horas después. La Fiscalía ha imputado por terrorismo y alzamiento armado contra la seguridad del Estado a los principales implicados, mientras que el Gobierno insiste en imponer otros cargos más como el de traición.
Entre los principales señalados están los antiguos jefes del Ejército Juan José Zúñiga; de la Fuerza Aérea, Marcelo Zegarra; y de la Armada, Juan Arnez, así como el comandante del grupo de élite F10 de las Fuerzas Armadas, Vladimir Lupa Salamanca, todos ellos encarcelados mientras avanzan las investigaciones.