La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, exigió este viernes justicia para los considerados mártires del golpe de Estado que derrocó a su esposo, Manuel Zelaya, el 28 de junio de 2009, al cumplirse quince años del «fatídico» hecho.
«Han pasado quince años y lo que nos ha tocado vivir a todos, siempre se hace un nudo en la garganta porque seguimos aspirando a la justicia de nuestros mártires», enfatizó Castro durante los actos conmemorativos al derrocamiento de su esposo y asesor.
Zelaya fue derrocado el 28 de junio de 2009 cuando promovía una consulta popular denominada la «Cuarta urna», orientada a reformas constitucionales, desoyendo impedimentos legales que entonces aducía la justicia de su país.
En Honduras «no hay absolutamente nadie castigado por el asesinato, el saqueo y el genocidio que hubo aquí en este país durante 12 años y 7 meses de narco dictadura (…), se necesita justicia para los mártires», subrayó Zelaya.
Además, anunció la publicación de un libro de 400 páginas que contiene un resumen de su Gobierno (2006-junio de 2009), lo ocurrido desde el golpe de Estado hasta su regreso al país, en mayo de 2011, y «los delitos y crímenes pendientes y en impunidad en Honduras».
La presidenta Castro recordó en su discurso los nombres de varios hondureños que murieron durante las protestas surgidas tras el golpe de Estado y señaló que seguirá luchando por el pueblo hondureño y la justicia social.
El evento tuvo la asistencia, entre otras personalidades, del expresidente argentino Alberto Fernández, la canciller de México, Alicia Bárcena, la secretaria ejecutiva del Foro de São Paulo, Mónica Valente, y el secretario ejecutivo de la Alianza Bolivariana para Los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Jorge Arreaza, entre otros.
Fernández, quien es miembro del Grupo de Puebla, dijo que es necesario «hacer memoria en tiempos en que la derecha destruye la democracia, maltrata la libertades individuales, maltrata la política».
El expresidente argentino instó a los líderes de izquierda a «trabajar» todos los días en un contexto en el que la derecha «se ha diseminado en el mundo, sembrando la idea de que la política no sirve, sembrando la idea de que la democracia no es el camino, sembrando la idea de que la justicia solo sirve para algunos y no es un derecho de todos, por eso tenemos que estar más unidos que nunca en el continente».
La presidenta hondureña dijo que las fuerzas conservadoras «le temen al pueblo organizado» y recordó que hace 15 años se opusieron a la consulta popular que promovía Zelaya.
«Es imposible olvidar que mientras los militares asaltaban nuestra vivienda y secuestraban al presidente Manuel Zelaya, usando la fuerza bruta de las armas, un grupo de magistrados y diputados traidores imponían su dictador que reprimió y asesinó a nuestro pueblo y saqueó las arcas del Estado», resaltó.
Destacó también que el Partido Libertad y Refundación (Libre, en el poder), que surgió tres años después del golpe y cuyo coordinador general es el propio Zelaya, es «la esperanza» para el proceso de refundación de Honduras.
Celebró además la liberación de Julian Assange y condenó «el genocidio» contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza, así como el bloque económico contra Cuba y las sanciones contra Nicaragua y Venezuela.
A los actos asistieron también líderes del Grupo de Puebla, el Foro de São Paulo, Internacional Progresista, funcionarios de los tres poderes del Estado, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y cientos de simpatizantes de Libre.