Ramiro Gonzales, un texano que admitió haber raptado, violado y asesinado a tiros a la novia de 18 años del hombre que le vendía drogas, será ejecutado previsiblemente este miércoles por inyección letal en la cárcel estatal de Huntsville, a 70 millas de Houston en Texas.
Los restos de Bridget Townsend no se encontraron hasta octubre de 2002, dos años después de su desaparición, cuando Ramiro Gonzales, condenado a dos cadenas perpetuas por secuestrar y violar a otra mujer, llevó a las autoridades estatales hasta el lugar en el suroeste de Texas donde había abandonado el cadáver.
Gonzales, de 41 años, fue condenado por disparar mortalmente a Townsend tras robar drogas y dinero, además de secuestrarla en enero de 2001 en una casa del condado de Bandera, situado al noroeste de San Antonio. El hombre llevó a la víctima al rancho de su familia en el vecino condado de Medina, donde la agredió sexualmente y la mató.
Los abogados de Gonzales han pedido a la Corte Suprema de Estados Unidos que suspenda su ejecución, argumentando que ha asumido la responsabilidad de lo que hizo y que un testigo experto de la acusación precisó ahora que se equivocó al testificar que Gonzales sería un peligro en el futuro para la sociedad, una conclusión legal necesaria para imponer una sentencia de muerte.
“Se ha dedicado seriamente a la superación personal, la contemplación y la oración, y se ha convertido en un adulto maduro, pacífico, amable, cariñoso y profundamente religioso. Reconoce su responsabilidad por sus delitos y ha intentado expiarlos y buscar la redención a través de sus acciones”, escribieron el lunes los abogados de González en su petición. Un grupo de líderes religiosos también ha pedido a las autoridades que detengan la ejecución de Gonzales.
Los abogados del hombre sostienen que el Tribunal de Apelaciones Penales de Texas ha violado sus derechos constitucionales al negarse a revisar sus alegaciones de que un experto de la fiscalía, el psiquiatra Edward Gripon, afirmó erróneamente que Gonzales sería un peligro en el futuro. Tras volver a evaluar a Gonzales en 2022, Gripon precisó que su predicción era errónea.
“Sólo quiero que (la madre de Townsend) sepa cuánto lo siento. Me llevé todo lo que era valioso para una madre”, dijo Gonzales, que tenía 18 años en el momento del asesinato, en un video presentado como parte de su solicitud de clemencia a la Junta de Perdón y Libertad Condicional de Texas. “Así que cada día es una tarea continua para hacer todo lo que pueda para sentir esa responsabilidad por la vida que quité”.
El hermano de Bridget Townsend no está convencido. En varias peticiones y publicaciones en Change.org, David Townsend ha criticado los esfuerzos por presentar a Gonzales como algo distinto a un asesino convicto que cometió “actos imperdonables” y comentó que la sentencia de muerte debe cumplirse.
“Nuestra familia no busca venganza, sino un cierre y paz después de años de dolor. Ha sido una búsqueda que se ve obstaculizada por decisiones que permiten que el autor de nuestro dolor permanezca en el ojo público”, escribió David Townsend.
A principios de este mes, un grupo de 11 líderes evangélicos de Texas y de todo el país pidieron a la junta de libertad condicional y al gobernador Greg Abbott que detuvieran la ejecución y concedieran clemencia a Gonzáles, al afirmar que ahora ayuda a otros condenados a muerte a través de un programa basado en la fe.
“Les escribimos como cristianos para pedirles que perdonen la vida de otro cristiano: Ramiro Gonzáles. Ramiro ha cambiado. Como él ha cambiado, creemos que las circunstancias que le rodean también deberían hacerlo”, escribieron.
El lunes, la junta de libertad condicional votó 7-0 en contra de conmutar la pena de muerte de Gonzáles por una pena menor. Los miembros también rechazaron la concesión de un indulto de seis meses.
Los fiscales describieron a Gonzales como un depredador sexual que le dijo a la policía que había ignorado las súplicas de Townsend para que le perdonara la vida. Argumentaron que los jurados tomaron la decisión correcta sobre la pena de muerte porque tenía un largo historial delictivo y no mostraba remordimientos.
“El caso fue abrumador”, aseveró la Fiscalía General de Texas. “Aunque el testimonio del Dr. Gripon se borrara de la pizarra del castigo, no habría importado”.
Si se procede a la ejecución de Gonzales, sería la segunda de este año en Texas.