En Egipto se disputó la final de la Supercopa nacional en la que se enfrentaron el Pyramids y el Al-Ahly. En el encuentro en el que ele elenco de El Cairo se consagró campeón, ocurrió un cómico acontecimiento, donde un futbolista cumplió un rol un poco particular.
Mientras uno de los jugadores se encontraba siendo asistido en el carrito que utilizan los médicos del estadio para agilizar su traslado, un compañero se subió y tomó el volante del vehículo.
Mientras la hinchada aplaudía y se divertía, el conductor comenzó a dar vueltas por el campo de juego sacando a pasear a su compañero, con el responsable del carrito persiguiéndolo desde atrás.