La injusticia social de la Informalidad.
En la acción de las juventudes laborales desempleadas e informales, va nuestro Homenaje de reconocimiento a VÍCTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE líder de las conquista social de la JORNADA MÁXIMA DE LAS 8 HORAS, de la libertad sindical y forjador de los derechos laborales y el Frente Único que vie en este año de 2023 el heroico enero de 1919 como demanda de la lucha, de los anarcosindicalistas liderados por Nicolás Gutarra, Adalberto Fonkén Carlos Barba los sindicalistas apristas que siguieron como Sabroso, Arévalo, Negreiros y de legiones de estudiantes y trabajadores manuales e intelectuales.
El movimiento sindical cuenta con idealismo, mística, ideología de justicia social, historia, con capacidades de organización que hace de los sindicatos una fuerza social capaz de cooperar en la afirmación democrática, y de una probable solución de otro gran problema nacional: reducir y eliminar la informalidad, que no ha podido vencer ni detener la burocracia en las últimas cinco décadas con leyes, decretos, resoluciones y mecanismos ad hoc, así como de incentivos, subsidios, facilidades y simplificación administrativa, etc. y de gestiones privadas y públicas, plasmadas en leyes, reglamentos, todo ello, sin lograr resultados efectivos, a pesar de implicar costos laborales reducidos a la mitad, respecto a los existentes, los mencionados beneficios a fin de elevar la baja productividad laboral y de los otros factores como tecnológicos, de gestión, etc. con que consideran múltiples diagnósticos como causas de la informalidad.
La Informalidad ha continuado creciendo y multiplicándose todo ese tiempo hasta la fecha,
con empobrecedores efectos: 8 de cada 10 trabajadores son informales, ganan hasta menos de la mitad del trabajador formal por el mismo trabajo. 3 millones de jóvenes de 18 a 29 años sufren aquella inequidad. El 74.8 % es de informalidad urbana: 4 millones de trabajadores independientes; similar cifra de subempleados o el autoempleo con parecida cifra, son algunos datos entresacados del INE y del MTPE.
El trabajador informal no cuenta con protección social, ni 8 horas, ni pensiones, ni CTS, etc. con lo cual además pierde tributos el Estado y la empresa: productividad, rentabilidad y sostenibilidad
¿Por qué no creció entonces el movimiento sindical si lo obligaba su ideario y normas a reivindicar derechos? En parte debido a su exclusión del diálogo político y social, a prejuicio antidemocrático que revelan calificativos como de “Sindicalista básico” con ánimo peyorativo, que le aplica sectores desinformados y de derecha conservadora, que desconoce su participación de factor activo de la productividad y rentabilidad, de la equidad laboral.
Y del propio sindicalismo que no lo priorizó en su crecimiento y fortalecimiento, en consolidar la confianza y la lealtad del colectivo laboral.
De otro lado, fortalece nuestro propósito, señalar a los antisindicalistas, y al país, el destacado papel cumplido del movimiento sindical, en los siglos XIX, XX y lo que va de este
S. XXI en el progreso que impulsa la justicia social.
Y del SINDICALISMO DE FRENTE UNICO, que coincide con el sindicalismo sociopolítico y la OIT en impulsar el Diálogo Social y la Negociación Colectiva. Y deja atrás, el sindicalismo llamado autollamado clasista que actúa con base a la agudización de las contradicciones sociales y de clase que tuvo su inflexión con el derrumbe comunista soviético.
La Jornada Máxima de las 8 horas, es ganada por el Frente Único, mediante la negociación colectiva, la sindicalización y la movilización. Con ella se empieza a vencer la completa desprotección social -sin derechos ni beneficios- de los trabajadores, al igual que los informales de ahora. Así como de referente obligado, por su visión de futuro, al precisar de máxima dicha jornada, y que cabe y confirma el Convenio 047 de 1935 -en vigor junio 1956- con una menor de 40 horas semanales.
Por eso la Informalidad que escala con el neoliberalismo, no es extraña a la historia del movimiento sindical ni a sus proyecciones. Se ubica en el extenso ámbito de su propósito reivindicador. Y reclama al movimiento sindical INVOLUCRASE.
Abre la vía de solución de la negociación colectiva entre trabajador – el organismo sindical asesor- el empleador y el Estado, que deben compartir objetivos y esfuerzos comunes por y para la formalización. Lo anima y sostiene la solidaridad y fraternidad, el histórico Convenio 087, de libertad sindical o el Convenio 098 de Negociación Colectiva de la OIT que lucen credenciales de las luchas sindicales del Frente Único del Perú y aseguran buen resultado.
Los informales tendrían representación en un reformado Consejo Nacional de Trabajo, donde se encontrarían además fórmulas idóneas a cuestiones como: el incremento del salario mínimo, la intermediación, la tercerización y otras modalidades con que se muestra la inequidad social, que al momento son sostenidas en el campo político y técnico.
A los 104 años del triunfo de la batalla madre, por la Jornada Máxima de las 8 horas, y de la unificadora sindicalización de los trabajadores en tejidos del Perú, continuemos pugnando por ganar otras batallas al sub empleo y la informalidad, fenómeno de la injusticia social, de múltiples rostros.