Según una publicación de la WWF, un nuevo estudio de la Universidad de Newcastle, Australia, sugiere que una persona promedio podría estar ingiriendo aproximadamente 5 gramos de plástico cada semana, equivalente al tamaño de una tarjeta de crédito en microplásticos.
Si te parece una locura de película apocalíptica, pues te cuento que la presencia creciente de micro y nanopartículas de plástico en el medio ambiente y la cadena alimentaria es motivo de preocupación. Y a pesar de los esfuerzos para reducir el uso de plásticos, los micro y nanoplásticos están contaminando el aire que respiramos, la comida que comemos y el agua que bebemos.
Esta contaminación afecta el entorno natural de la mayoría de las especies del planeta. Se ha encontrado plástico en el fondo del mar, y en el hielo del ártico, en las nubes, además de cubrir ecosistemas costeros y acumularse en giros oceánicos en todo el mundo. El plástico nos invade de formas que ni te imaginas.
Por ejemplo, la mayoría de las bolsitas de té contienen plásticos no biodegradables, incluido PET, un tipo de poliéster y nailon, y éstos se liberan cuando se exponen a altas temperaturas durante la preparación del té. Estos plásticos pueden descomponerse en partículas diminutas y una sola bolsita de té puede liberar miles de millones de micro y nanoplásticos en solo una taza de té.
Podemos pensar que las bolsitas hechas de papel son una mejor opción, ¡pero no! el pegamento que usan para sellarlas también contiene microplásticos que pueden afectar tu salud intestinal y tu sistema inmunológico. Incluso se les ha relacionado con albergar bacterias resistentes a los antibióticos, y por más que aun los científicos no tengan del todo claro cuáles son los efectos a largo plazo, definitivamente advierten que no son nada buenos. Es más, estos microplásticos pueden ser transferidos por la madre a través de la leche materna.
Así que cuando quieras tomar un té, prepáralo con hojas de té sueltas, elije tus hierbas favoritas, agrega frutas deshidratadas o liofilizadas y especies, y trata siempre de elegir ingredientes orgánicos. Es más al comprar hojas de té sueltas e ingredientes en empaques más grandes estás ahorrando dinero porque son mucho más económicas que las clásicas cajitas con bolsas individuales.
Recuerda que hacer mezclas de té e infusiones es una actividad relajante y divertida, no necesitas medidas exactas o recetas gourmet, es algo que puedes hacer por instinto, deja que los aromas, sabores y texturas te vayan guiando en el proceso. Es un ritual, un momento para ti.
1. Elije el tipo de hierba que vas a usar, puedes elegir té negro, flor de Jamaica, té tulsi, incluso yerba mate, toronjil, menta, cualquier tipo de hierba que te guste.
2. Si quieres agregar especies te recomiendo romperarlas un poco con un mortero para que liberen su sabor y aroma. Puedes poner en tu mortero cardamomo entero, clavo de olor, canela, anís, anís estrella, pimienta de Jamaica, pimienta negra, semillas de coriandro, semillas de hinojo, etc.
3. También puedes agregar frutas secas o deshidratadas, como berries liofilizados, manzanas deshidratadas, pasas, o incluso cascaras de cítricos, como naranja o limón, también puedes agregar jengibre fresco.
4. Puedes hacer tu infusión directamente en un colador para té, una jarra con colador incorporado, o incluso hervir unos 5 minutos tu preparación y luego colarla a una jarra o taza.
5. Por ejemplo, rompe en el mortero unas semillas de cardamomo, canela, clavo, anís estrella y coloca esta mezcla en una olla junto con un trocito de jengibre fresco y unas cáscaras de naranja. Hierve 5 minutos y agrega hojas de té negro, hierve 5 minutos más y cuela. ¡Nada como un té hecho desde cero con ingredientes reales, deliciosos y que te hacen bien!6. ¿Quieres tomar un té frío? Hierve en una olla unas manzanas frescas, las especies que más te gusten, un trocito de jengibre fresco y mucha agua, deja que reduzca unos tres dedos y agrega té negro. Cuela y guarda en una jarra en la refrigeradora para tener una bebida refrescante siempre a mano.