El primer piso tenía casi un metro de agua para cuando el bote de rescate se estacionó en uno de los ventanales de mi casa. Tomamos a nuestro hijos en brazos y los subimos de inmediato. Nunca olvidaré sus rostros de confusión y asombro, luego de varios días lidiando con las consecuencia del huracán Harvey. Cada vez que hablo de la crisis climática, de la importancia de reducir la contaminación, de la necesidad de progresar en la política climática, recuerdo ese momento.
Nuestro planeta se encuentra en un punto crucial en el que nuestras decisiones sobre el clima tendrán un gran impacto en las próximas décadas. Según el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, es probable que el mundo no alcance su objetivo climático de limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit) por encima de las temperaturas preindustriales dentro de una década, empujando al planeta a un punto de calentamiento catastrófico, a menos que implementemos cambios drásticos y nos alejemos de los combustibles fósiles.
Sin embargo, en la actualidad, estamos viendo cómo nuestro planeta está sufriendo debido al cambio climático. En lugares como Texas -donde vivo con mi familia-, tenemos tormentas de nieve históricas y olas de calor sin precedentes. Las comunidades afectadas por el clima cada vez más extremo entienden la crisis ya que la viven día a día, pero hay quienes todavía quieren tapar el sol con un dedo, como los republicanos extremistas en el Congreso (MAGA). Ellos niegan el cambio climático y luchan por mantener viva y próspera la industria del gas y el petróleo, que es la que más ha contribuido a la grave situación en la que nos encontramos.
Estos republicanos MAGA, están muy alejados de la realidad de miles de familias latinas que sufren los efectos de la mala calidad del aire y una carga desproporcionada de fenómenos meteorológicos extremos.
Son nuestros niños los que tienen las tasas más altas de asma y los que corren un riesgo desproporcionado de morir debido a la mala calidad del aire. Son nuestros hogares los últimos en recibir ayuda cuando se producen fenómenos meteorológicos extremos. Son nuestras luces las que permanecen apagadas y las últimas en ser reconectadas cuando el mal tiempo deja sentir sus efectos. Y lamentablemente, son nuestras familias las que tienen más dificultades para reconstruir después de una catástrofe y están en la primera línea de la crisis climática.
Actualmente hay diez grandes incendios forestales activos y la temporada alta de incendios ni siquiera ha empezado. El mes pasado, las temperaturas subieron hasta 20 grados por encima del promedio en una amplia franja de Estados Unidos, llegando a los 90 grados en lugares como Arizona y Nevada. En California, las altas temperaturas provocaron alertas por inundaciones, ya que la nieve de las montañas está derritiéndose rápidamente.
Hoy más que nunca, necesitamos proteger el progreso que hemos ganado. El año pasado logramos aprobar legislación histórica, con el Plan de Energía Limpia impulsado por el Presidente Biden, la que se traduce en una expansión significativa de energía limpia, además de fondos indispensables para justicia ambiental y para brindar resiliencia a las comunidades más impactadas por el cambio climático.
No podemos retroceder, necesitamos seguir avanzando. Mamás, es hora de abogar por el bienestar de nuestros hijos, su futuro depende de nosotras.
Antonieta Cádiz es la directora general de asuntos latinos para Climate Power. Anteriormente, trabajó como corresponsal nacional para La Opinión y fue escritora política nacional para Univisión.