“Born in the U.S.A.” es una canción tan patriótica como contestataria. Su importancia en Estados Unidos solo se compara con lo que “Inconsciente Colectivo” significa para Argentina, “El Baile de los que sobran” para Chile, o “Gimme Tha Power” para México. Considerado un “segundo himno nacional”, el éxito musical invita a “moverse, pensar, experimentar, enojarse y enamorarse”, tal como explicó su autor e intérprete, Bruce Springsteen.
El tema forma parte del álbum homónimo lanzado en junio de 1984, y alcanzó más de 30 millones de copias vendidas al rededor del mundo. Springsteen en aquel entonces era un artista que se había lucido en las portadas de la revista Time y Rolling Stone, y la fama no le era indiferente. Pero cuando el disco fue coronado como el más vendido de 1985, su nombre se posicionó al lado de megaestrellas como Michael Jackson, Prince y Madonna.
Sin duda, Born in the U.S.A. se convirtió en el álbum más importante de “El Jefe”, pero también le generó recelo, “ambivalencia”. Él evitó tocar la canción principal durante varios años y cuando lo hizo, en 1989, se aseguró de reinterpretarla, de quitarle el aire festivo de rock and roll, y en su lugar, emitir un canto fúnebre que confundió a las personas que antaño coreaban el coro con orgullo patrio.
La caída del “sueño americano”
Cantante, compositor, guitarrista y poeta, Springsteen nació en una familia pobre de clase trabajadora. Su padre laboraba en una fábrica, mientras que su madre era recepcionista en una firma de abogados. Durante su adolescencia, realizó trabajos manuales, como alquitranar el tejado de su vecino para poder comprar su primera guitarra.
Como reveló en su libro de memorias, Born to run, crecer durante la década de 1950 no fue sencillo. Su padre, quien padecía alcoholismo y problemas mentales no diagnosticados, a menudo maltrataba a Bruce y a su familia. A los 17 años, su hermana quedó embarazada y el músico decidió hacerse cargo de ella y de su novio, y juntos vivieron en Nueva Jersey para construir su propio futuro.
Para el público, su historia puede ser interpretada como uno de los grandes ejemplos del “sueño americano”, pero el propio Springsteen nunca mantuvo una visión romántica acerca de sus luchas y sacrificios. Por lo contrario, él desaprobaba el sistema que restringió sus sueños y los de la sociedad que lo vio crecer.
La letra de “Born in U.S.A.” se centra en un ciudadano empobrecido que es reclutado para la guerra de Vietnam. A su regreso, es recibido con indiferencia, y al igual que muchos otros jóvenes sobrevivientes, se enfrenta al abandono de la nación a la que sirvieron, además del desempleo, la discriminación y la desilusión.
El videoclip es a la vez un lamento y un homenaje. Intercaladas con imágenes crudas en 16 milímetros de un Springsteen en mezclilla cantando, se presenta la esperanza juvenil contrastada con la realidad adulta. Se muestran fiestas de cumpleaños, atracciones de carnaval y bailes de graduación junto a largas filas en tiendas de cambio de cheques, maniobras militares, cementerios y la vida en fábricas.
El gran malentendido
La crítica mordaz al “sueño americano” era directa y clara, pero quizá fue su ritmo vibrante, la melodía pegadiza, o la voz potente de Springsteen, que para gran parte del público la canción fue mentalmente reducida al coro “Born in the U.S.A.” (”Nacido en Estados Unidos”), el cual era cantado una y otra vez con un gran fervor nacionalista.
El intento de Springsteen por transmitir “dolor, gloria y vergüenza ” fue utilizado por el Partido Republicano para “celebrar” la grandeza de los Estados Unidos. Desde Ronald Reagan hasta Donald Trump, el cantautor se obligó a pronunciarse en contra de que utilizaban su éxito para retorcer su significado original.
“The Boss” también responsabilizó a los oyentes por no “escuchar bien” el mensaje que intentaba trasmitir. “Para entender esa pieza musical necesitas hacer lo que los adultos son capaces de hacer, que es tener en tu mente dos ideas contradictorias. Se puede estar orgulloso [del país] y al mismo tiempo pedirle cuentas a la nación sobre la que estás sucediendo. Es una canción que no necesariamente es lo que parece ser”, dijo en un programa de la BBC.
Un álbum completo
Debido a la masiva popularidad que logró la canción principal, se puede caer en el error de creer que el resto de las 11 canciones pasaron desapercibidas, pero nada más lejos de la realidad. El álbum en su integridad permaneció en el Billboard 200 durante un asombroso periodo de 373 semanas, siete de las cuales se mantuvo en la cima. Un año después de su lanzamiento, ganó un Grammy a Mejor álbum de Rock. A menudo ocupa los primeros lugares en las listas de los mejores de la historia, como en los rankigs de Rolling Stone y NME.
“Dancing in the Dark”, “Cover Me”, “Downbound Train” y “No Surrender” se convirtieron en clásicos por derecho propio. El primero se destacó por presentar a un hombre que busca escapar de sus problemas en la pista de baile, pero que al final se da cuenta de que no puede huir de sí mismo. Se cree que este tema está relacionado a la severa depresión que vivió a sus 30 años, motivo por el cual acudió a terapia por primera vez. ”Hombre, estoy cansado y aburrido de mí“, menciona en un fragmento.
“Downbound Train” hierve de frustración reprimida. El protagonista del tema reflexiona sobre su vida y se pregunta qué ha hecho con ella. La canción tiene un aire de tristeza y resignación, pero también una cierta belleza poética. Como antítesis, “No Surrender” es una declaración desafiante de resistencia y determinación. El mensaje es inspirador y mantiene un ritmo poderoso que la convierte en una de las favoritas del disco.
Para sintetizar esta mirada compleja y matizada a la sociedad estadounidense, la portada del álbum muestra a Springsteen, fotografiado por Annie Leibovitz, de espaldas al público y mirando a la bandera americana. La imagen generó varias teorías, incluida una inusual que afirmaba que el músico estaba orinando sobre la bandera. Pero el músico aclaró este malentendido y le dijo a Rolling Stone que eligieron la foto de su trasero porque “se veía mejor que la de su rostro”.
“Este álbum es sobre la gente de mi país. Es sobre sus sueños, sus frustraciones y su búsqueda de un lugar en el mundo”, le dijo Springsteen a Times durante su lanzamiento. Aseguró que sus intenciones fueron genuinas, y jamás tuvo la intención de hacer un disco tan trascendente como resultó. “Solo quería hacer un buen disco de rock and roll”.