El Comité de Resistencia -organización ciudadana encargada de realizar recuentos de víctimas y de desplazados- denunció que el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) mató el miércoles 5 de junio a más de 100 personas durante un asalto a la aldea de Wad al Nura, en el estado central de Gezira en Sudán, provocando el caos y el desplazamiento de cientos de personas.
Este es uno de los hechos más mortíferos desde que comenzó el conflicto entre el Ejército sudanés y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
En el marco de la guerra, el Ejército y las FAR han sido acusados por numerosas organizaciones internacionales de cometer crímenes de guerra y de lesa humanidad -entre ellos el uso de la violencia sexual y la limpieza étnica-.
Las FAR negaron haber perpetrado una matanza indiscriminada contra civiles en Wad al Nura, alegando que se trató de combates contra una fuerza conjunta del Ejército, la Inteligencia y una brigada del partido islamista Congreso Nacional.
En un comunicado, las FAR afirmaron que sus combates se limitaron a objetivos militares y que respetan las leyes internacionales que protegen a los civiles. Según ellos, ocho de sus combatientes murieron en estos choques, pero insistieron en que no atacaron a la población civil.
Por otro lado, activistas locales y comités de resistencia han acusado a las FAR de bombardear la aldea con armas pesadas y de disparar indiscriminadamente contra los ciudadanos.
El Comité de Resistencia de Wad Madani informó que el ataque dejó al menos 104 muertos y cientos de heridos. Estos informes han sido respaldados por imágenes y testimonios que muestran decenas de cadáveres cubiertos con sábanas blancas, que han conmocionado a la comunidad internacional y han generado una oleada de condenas.
Respuesta internacional
La representante de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas en Sudán, Clementine Nkweta-Salami, se mostró conmocionada ante las imágenes difundidas y pidió una investigación exhaustiva sobre los hechos.
Naciones Unidas ha insistido en la necesidad de que se respeten las reglas de la guerra y que los responsables rindan cuentas por las atrocidades cometidas.
Nkweta-Salami destacó la importancia de obtener todos los detalles de lo ocurrido para garantizar que se haga justicia. Aunque aún no se dispone de toda la información, las pruebas preliminares apuntan a un ataque desproporcionado contra la población civil.
La ONU y otras organizaciones internacionales están presionando para que se establezca una misión de investigación independiente que pueda esclarecer los hechos y responsabilizar a los culpables.
El Ejército prometió represalias
El Ejército sudanés, liderado por Abdel Fattah al-Burhan, ha prometido una «dura respuesta» al ataque. Sin embargo, ha enfrentado críticas por no haber respondido a las solicitudes de ayuda de los residentes de Wad al Nura durante el asalto.
Al-Burhan afirmó que el Ejército tomará medidas severas contra las FAR, pero muchos ciudadanos y activistas están escépticos ante estas promesas, ya que consideran que la respuesta inicial del Ejército fue negligente.
En tanto, el Consejo Soberano de Transición, alineado con el Ejército, ha condenado el ataque y ha descrito las acciones de las FAR como «actos criminales». Además, hizo un llamado a la comunidad internacional para que apoye sus esfuerzos en la lucha contra las FAR y para que se implementen sanciones más severas contra los líderes paramilitares.
Diez millones de desplazados y una crítica situación humanitaria
Con más de 46 millones de habitantes, la guerra ha desencadenado una crisis humanitaria sin precedentes en Sudán, donde ya hay casi diez millones de personas desplazadas y alrededor de 18 millones enfrentando una crisis alimentaria
En respuesta a esta situación, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha anunciado la ampliación de su plan de emergencia alimentaria para asistir a otros cinco millones de personas para finales de 2024. Esta medida busca aliviar la situación de hambruna y desnutrición que afecta a gran parte de la población sudanesa.
Esta ampliación de la ayuda incluye la distribución de alimentos y asistencia nutricional en doce estados sudaneses, lo que también ayudará a impulsar la economía local y apoyar a los productores de alimentos.