Ha sido una cuestión de Estado en el Perú el pedido de que el fútbol haya vuelto a las pantallas digitales el fin de semana por la misma presión de la gente que prefiere entretenerse para intentar escapar de la realidad con los goles. Esto configura una burbuja personal compartida de esa nueva esfera mental de protección a su salud mental que solo el fútbol puede crear.
Existen tres equipos de fútbol profesional en la Liga 1 quienes juegan de local en la ciudad del Cusco. Mientras, el fin de semana se anunciaba que la maravilla del mundo, Machu Picchu, se cerraría al público por los problemas sociales. Es decir: El turismo internacional ha muerto, pero el fútbol no.
Sin duda duele, duele y consterna que la gran mayoría de gente de mi edad estaban más pendientes del Super Bowl y el espectáculo de Rihanna que el de pedir justicia y reacción por los actos terroristas ante la presidenta del Perú que, con su lamentable accionar, continúa silente y sin respuesta. Por el regreso a las pantallas del fútbol local más la moda que significa el postear u opinar algo referente sobre espectáculo del medio tiempo hizo pasar inadvertido el regreso armado del terrorismo en las zonas donde el Estado no llega ni representa a nadie.
En el Perú se gobierna de la mano del fútbol y nos conformamos cada vez con menos, así no vayamos al mundial. La gente solo quiere que haya fútbol en la TV porque con eso se olvidan los problemas, las deudas o se postergan los pendientes. Todo puede esperar porque el equipo de tus amores juega y, los demás lo sepan o no, tú estás allí o tratas de estar allí para ser parte de algo, para sentirte que vale la pena tu aliento y que por lo menos algo puedes ganar mentalmente y si apuestas, mejor, sales con el “bolsillo caliente”.
¿Hacia dónde vamos como nación si no tuviésemos fútbol local o un evento como el Super Bowl en las pantallas del domingo, cuando adormecen nuestra capacidad de enfrentar los reales problemas del país?
No dejemos que se vuelva a repetir la nefasta y desgraciada historia que costó casi 20 años para pacificar al Perú. Pero, estoy seguro que no hemos logrado reconciliarnos del todo, solo con excepción de darnos el abrazo de gol en la tribuna o cuando la blanquirroja sueña con el mundial. #BarretoRecomienda