Para millones de fanáticos del fútbol, la vida tiene un objetivo afectivo cuando el fútbol es parte de su día a día.
El sueño es aportar para que tu nación sea parte de la fase final de la Copa del Mundo de Fútbol FIFA. Solamente verla competir, ver, cantar y oír los himnos o abrazarnos con un gol, hace que valga la pena esperar. Esta sensación quizás solamente la puedan comprender y entender quienes compartan como yo la pasión por el fútbol. La máxima cita del balompié mundial ya se empieza a disfrutar y sentir.
El primer paso comercial de este año ya está dado. Empezamos a plasmar el sueño para que Perú y la Nazionale clasifiquen por lo menos. Asimismo, que Argentina logre reeditar el título con Messi en la cancha. Luego de terminar de ver la gala de presentación de la marca #somos26 #weare26 me dan más ganas de estar presente en la próxima copa del mundo. Allí, 16 ciudades de América del Norte brindarán sus instalaciones.
Post pandemia, la reactivación económica que trae el fútbol es gigantesca al continente. Además, luego del empate de Estados Unidos ante México en el último encuentro igualado, uno puede visualizar la pasión futbolística creciente. Forma parte de un estilo de vida que sin duda nos une, hermana, nos trae paz al término del juego y apreciamos por su carácter democrático e integrador. Si lo consideramos también, tiene un sentido meritocrático en base al esfuerzo y talento que parecen que bastaran para intentar ganar un juego a pesar de que en más de 90 minutos cualquier cosa puede pasar. Es como la vida misma.
El fútbol es impredecible. Es necesario para la humanidad por sus valores.
¡Qué viva el Fútbol! #BarretoRecomienda