Al parecer todo seguirá igual, sin cambios de canal ni novedades publicitarias. Hace unas horas el ‘culebrón’ legal sobre los derechos de televisión del balompié peruano ha lanzado un nuevo episodio, con la intervención del Poder Judicial de la República del Perú, en horas posteriores al inicio del Torneo Clausura 2023. Dejó sin efecto la medida cautelar interpuesta por la Federación Peruana de Fútbol para que ninguna otra empresa celebre contratos para la transmisión de los partidos de la Liga profesional del fútbol peruano.
Por tanto, como ya sabemos, la F.P.F. es la única propietaria de los derechos de televisión del campeonato local. El resultado de estos seis meses de peleas y disputas solo nos lleva al desgaste de las relaciones entre directivos e inversores del producto fútbol. Uno de los alarmantes síntomas no es solo la pérdida cuantiosa de Movistar, de la ruptura de sus servicios en hogares, sino la real y mayoritaria migración del casi total de internautas menores de 30 años en Lima a plataformas libres y compartidas para las ‘transmisiones piratas’ gratuitas. Esto, a su vez, suman pérdida enorme de la casi total audiencia familiar consolidada que consumía el producto fútbol en plataformas de Movistar TV (Movistar Play y Deco Hogar como parte del dúo o trío Movistar) y que ahora han alejado a los anunciantes de los partidos, dando como balance la salida de marcas que tampoco buscan equipos o posicionarse en estadios.
Ante ello, 1190 Sports, empresa que tiene el contrato con la F.P.F. para la comercialización exclusiva de los derechos del torneo de fútbol profesional peruano, invita incluso a Movistar a negociar con ellos. SBA, Municipal, Manucci y el más grande del Perú: Universitario de Deportes se deben acercar a conversar, dialogar, pactar, lo que de verdad es un ruego solapado para que puedan compartir anunciantes. Prácticamente las transmisiones televisivas no dan para un año más porque la publicidad, como el hincha, estamos dolidos por cómo se ha manejado este tema que involucra a la salud mental de toda la afición futbolera. En especial, porque existe un nulo liderazgo por parte de la F.P.F. para darle un apoyo a sus clubes. La entidad solo prevé y asegura sus entradas de financiamiento para la Selección, dándole una estocada en el orgullo a Movistar, enrolando a Claro como nuevo patrocinador de los equipos nacionales de fútbol. ¿De verdad les convino a todos los clubes este cambio? ¿El sistema de comercialización del fútbol peruano se ha beneficiado verdaderamente? ¿La Liga 1 ha crecido en audiencia y expectativa? ¿Cuánta gente ve por TV la Liga 1?
Son preguntas e incógnitas que seguirán en el aire hasta que terminen de maquillar la ruptura de una audiencia que, si la U ni Alianza o si la Selección andan mal, apagarán los celulares y prenderán la TV solo para ver Netflix.